Mazatlán, Sin.- El aroma a azúcar y vainilla que emana de un cazo de cobre se puede oler a varios metros de distancia ¿Quién no ha cruzado por la esquina de la calle Benito Juárez y Ángel Flores en el Centro de la ciudad y ha deleitado a su sentido del olfato con ese exquisito olor? Basta con caminar unos cuantos metros en dirección a la calle Mariano Escobedo para darse cuenta que ahí está Dulcería La Lotería, donde de una manera artesanal se elaboran dulces típicos mexicanos.
México es famoso por su gastronomía; su gran diversidad y la variabilidad de sus platillos de una región a otra es su principal particularidad. Los dulces típicos forman parte de esa riqueza culinaria y son emblemáticos de la cultura mexicana.
Acaramelados o acidulados, el país ofrece un gran catálogo de dulces, por su elaboración artesanal y su sabor casero han perdurado en el gusto de los mexicanos, pero también en el de los extranjeros. No hay nada como la experiencia de visitar un lugar nuevo y encontrar un puesto con los dulces típicos de la región que rescatan una parte de las tradiciones.
De la heroica ciudad de Zitácuaro, Michoacán, hace poco más de 10 años, Jatzel Ruiz llegó al puerto para quedarse. Originaria de un estado donde sus festividades y gastronomía están muy arraigadas, se dio cuenta que en Mazatlán no había un lugar donde se ofrecieran los dulces típicos mexicanos.
Ella sabía que era un producto que le podía agradar mucho al turismo, es por eso que, con la ayuda de un amigo, aprendió a elaborar este tipo de dulces, nació entonces el proyecto de establecer una dulcería, la misma que ahora ofrece estos artículos en la ciudad.
Tiene toda la esencia mexicana, desde el nombre hasta la decoración del lugar; el ornato con rebozos, el uso de colores llamativos, imágenes de las cartas de la Lotería en las paredes, piñatas colgando de la techumbre, repisas de madera, papel picado… quien entra ahí se siente acogido en un autentica dulcería mexicana.
Un mechero, un cazo de cobre y una pala de madera, al ser trabajados por las manos de Jatzel, se convierten en la atracción principal del lugar y no sólo por el apetitoso olor que se libera, sino por el deleite de observar cómo se elaboran los dulces confitados.
Jatzel compartió cuáles son sus secretos a la hora de elaborar los garapiñados, y cómo de azúcar, vainilla, agua y semillas se puede obtener una de las golosinas caramelizadas preferidas de los mexicanos.
“El proceso es el básico, pero mucha gente lo hace diferente, y no va ser lo mismo que una maquinaria te haga el mismo dulce que, aunque son los mismos ingredientes y el mismo procedimiento, no sabe igual que cuando está hecho a mano, el secreto está en hacer de a poquito y hacerlo bien”, confesó.
Otro de ellos, es utilizar una pala de madera para incorporar los ingredientes, ya que eso le da un toque de sabor diferente al producto y si hay algo que no se debe dejar de pasar en este proceso es la técnica de cocción.
“A fuego lento, cuando hay mucho gas y mucho calor, a fuego medio cuando está haciendo frío, entre tanda y tanda se lleva aproximadamente 35 minutos. En el momento en el que se ve que todas las semillas están acarameladas, ahí nos damos cuenta que ya están listas”, dijo.
Un paso indispensable es siempre menear la pala de madera durante todo el tiempo de cocción y para que el garapiñado tenga una textura granulada no es necesario usar demasiado azúcar; el exceso de este ingrediente sólo provocará que el baño de azúcar obtenga una terminación de caramelo duro y no crujiente, como la que se espera.
En La Lotería se ofrecen aproximadamente 42 variedades de dulces y de ellos se despliega una amplia gama de sabores, colores y texturas. El 60% del producto es elaborado por ella misma, como la pulpa de mango, arrayán, tamarindo (dulce y enchilado); jamoncillo tradicional; garapiñados de cacahuate y nuez; cocadas de leche, piña, tequila, rompope, café y palanquetas, el resto de dulces y golosinas son traídos de su natal Michoacán, de Guadalajara y de la Ciudad de México.
Pero si de originalidad se trata, el coco con jamoncillo, con almendra, con cacahuate o rompope, la pepita y semilla de girasol garapiñadas, son combinaciones que no es encuentran en ningún otro establecimiento de la ciudad y con justa razón, son de los favoritos entre sus clientes, a los cuales transmite un poco de la gran diversidad gastronómica que tiene México a través del amor con el que elabora sus dulces.
Como muchos otros comercios, dulcería La Lotería se vio obligada a cerrar temporalmente debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19, y aunque hace tres semanas reabrió sus puertas, todavía sufre los estragos de la pandemia.
“Fue muy difícil para mí volver a abrir el negocio, del 60 al 70 por ciento de producto se echó a perder, cuando regresé las paredes estaban húmedas y tenía problemas con las hormigas, algo que nunca me había pasado en los 11 años que tengo aquí en el negocio”.
Hay días en los que de plano se ha ido en blanco o vendiendo lo mínimo; sin embargo, el entusiasmo y optimismo con el que trabaja Jatzel no le han permitido dejar abatirse por las adversidades, entonces puso en marcha un plan B para sacar a flote su negocio y tener ganancias en este confinamiento.
“Lo que estoy haciendo es que elaboro los dulces, los empaco y los llevo a vender a las tienditas, a dejar en consignación y a la semana regreso a surtir lo que se ha vendido”, comentó.
Confía que con la reactivación turística en el puerto cada día entrarán más visitantes a su dulcería, deseosos de probar los apetitosos e inigualables sabores de los dulces típicos mexicanos.
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En todo el mundo no pueden encontrar tantos colores, gastronomía y sabores como los que tiene México, me siento afortunada, estoy muy orgullosa de lo que somos y de lo que ofrezco con mis productos Jatzel Ruiz
DATOS
10 años lleva Jatzel ofreciendo dulces típicos mexicanos en Mazatlán.
42 variedades de dulces ofrecen.
60% de los productos que vende los elabora ella misma.
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