/ sábado 18 de julio de 2020

En zonas de alto riesgo sobreviven al calor y con temor a las lluvias

Vecinos de la Ampliación Bugambilias La Esperanza prefieren quedarse en sus casas antes que ir a los refugios y perder sus pertenencias

Mazatlán, Sin. Guadalupe Valenzuela ya no aguanta el calor en su casa hecha de láminas y madera, llegó a la invasión Ampliación Bugambilias hace un año, donde junto a 400 familias viven con temor a las inundaciones que se generan cada temporada de lluvias.

Por necesidad, tuvo que vender su casa de un cuarto de material que tenía en Valles del Ejido y venirse con su esposo a sufrir los calores más fuertes de su vida, y más porque a cada rato se les baja la luz que les llega por una línea colectiva que abastece a todos los vecinos. Cuando eso sucede, ni los abanicos funcionan, mucho menos el refrigerador del estanquillo de al lado, que opera como abarrote.

Ella sólo tiene lo más necesario en su casa de apenas cuatro por cuatro metros, donde le cabe una cama, una mesa, un ropero, una pequeña vitrina y el abanico; el terreno no tiene patio trasero y de frente apenas unos dos metros, ni siquiera hay espacio para poner un jardín o un árbol que les dé sombra.

Su esposo ya no aguantó y mejor se salió, la dejó sola con sus temores, ya que además del calor, a lo que más le teme son a los alacranes que se aparecen por todos lados y a los ciclones. Y además, se enteró que en este año podrían formarse hasta ocho tormentas y 10 huracanes en el Pacífico mexicano.

Tiene seis hijas que viven aparte, uno de los hijos mayores en Estados Unidos, quienes le ruegan que se salgan de ese lugar por los riesgos de que se desborde el arroyo Jabalines, pues su terreno está pegado al cauce de ese cuerpo de agua.

Guadalupe Valenzuela tiene un año viviendo en la invasión de Bugambilias.Foto: Juan Carlos Ramírez | El Sol de Mazatlán 

“Aquí tengo todo cerca, la bodega comercial, el mercado, consultorios médicos las 24 horas del día, farmacias, pero también sufro mucho por los alacranes, gracias a Dios no me ha picado alguno, ni lo mande Dios, pero también le tengo mucho miedo a los ciclones, que se salga el arroyo o que el viento me tumbe la casa”, expresó angustiada.

Dice que ya está pensando muy en serio vender su casa o traspasarla, más por el riesgo a los ciclones, el calor como quiera pasa, ya que dice que en todos lados se siente igual en esta temporada de la canícula que apenas acaba de empezar.

POR NECESIDAD

María del Rosario vive junto con su esposo en la Ampliación Bugambilias desde hace 10 años, ella asegura que nunca en todo este tiempo se ha desbordado el arroyo Jabalines en esa zona, pero sí y muchas veces, aguas abajo, a la altura de las colonias Jacarandas, 20 de Noviembre, Lico Velarde y hasta la Burócratas.

Recuerda que el año pasado, en dos ocasiones acudieron elementos de Protección Civil para resguardarlos cuando la tormenta tropical Narda tocó tierra sinaloense el 1 de octubre y también durante la lluvia atípica del 28 de noviembre, que alcanzó volúmenes de agua históricos.

Asegura que ninguno de los vecinos quiso dejar las casas solas por temor a que los amantes de lo ajeno se introdujeran a sus hogares y se llevaran lo poco que tienen de valor.

Prefirieron quedarse y ver cómo el agua subía al nivel máximo del arroyo, rogando a Dios que no se desbordara.

En otra ocasión, ante la amenaza del huracán Willa, que alcanzó categoría 3 en el Océano Pacífico y tocó tierra el 24 de octubre de 2018, varias de las familias que están en la Invasión Bugambilias se fueron a los refugios habilitados.


También lee: Realiza Ayuntamiento compras por más de 1 mdp sin contrato


“Esa vez de lo de Willa, sí vino Protección Civil, nos dijeron que nos fuéramos o que ellos nos llevaban a los refugios, yo me quedé, varios se fueron, y gracias a Dios no pegaron fuerte los vientos acá, pegó más para el norte de Mazatlán”, comentó Rosario.

La mayoría no se va a los refugios por temor a perder sus pertenencias, ya que si no se las lleva el agua del arroyo, se las llevan los ladrones que no respetan el día ni la noche.

Ángeles.

NOS TIENEN OLVIDADOS

Aída Reyes, fundadora y representante de la invasión, señala que dicho asentamiento inició hace 13 años con 200 personas que tomaron primero la sección pegada a la calle El Walamo del fraccionamiento Bugambilias La Esperanza, y de ahí se fueron integrando más familias con necesidad de un terreno, al grado que suman ya alrededor de 400 casas.

Dijo que la última vez que acudieron funcionarios municipales fue hace como tres meses, acordaron buscar al dueño de los terrenos para llegar a una negociación, pero a los que están pegados al arroyo Jabalines les dijeron que están en una zona de alto riesgo y que no pueden estar ahí.

La líder insiste en que se trata de gente muy necesitada, que no puede rentar alguna vivienda ni adquirir terrenos de alto costo, y que pese a su situación precaria, la autoridad nunca ha volteado a verlos, ni siquiera para llevarles una despensa en esta emergencia sanitaria.

“Yo les dije que en Mazatlán todo es zona de riesgo, y que estamos ahí por necesidad y nosotros por eso estamos luchando y echándole ganas, a ver quién levanta la mirada hacia nosotros, para ellos ahí está bien todo, y por eso nadie se arrima a darnos ayuda, alimentos o algo, estamos abandonados a la buena de Dios”, apuntó.

PRONÓSTICO

Se espera que en este año se formen entre 7 y 8 tormentas tropicales, de 4 a 5 huracanes de categoría 1 o 2, y de 4 a 5 huracanes de categoría 3, 4 y 5, según el Servicio Meteorológico de Conagua.



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Mazatlán, Sin. Guadalupe Valenzuela ya no aguanta el calor en su casa hecha de láminas y madera, llegó a la invasión Ampliación Bugambilias hace un año, donde junto a 400 familias viven con temor a las inundaciones que se generan cada temporada de lluvias.

Por necesidad, tuvo que vender su casa de un cuarto de material que tenía en Valles del Ejido y venirse con su esposo a sufrir los calores más fuertes de su vida, y más porque a cada rato se les baja la luz que les llega por una línea colectiva que abastece a todos los vecinos. Cuando eso sucede, ni los abanicos funcionan, mucho menos el refrigerador del estanquillo de al lado, que opera como abarrote.

Ella sólo tiene lo más necesario en su casa de apenas cuatro por cuatro metros, donde le cabe una cama, una mesa, un ropero, una pequeña vitrina y el abanico; el terreno no tiene patio trasero y de frente apenas unos dos metros, ni siquiera hay espacio para poner un jardín o un árbol que les dé sombra.

Su esposo ya no aguantó y mejor se salió, la dejó sola con sus temores, ya que además del calor, a lo que más le teme son a los alacranes que se aparecen por todos lados y a los ciclones. Y además, se enteró que en este año podrían formarse hasta ocho tormentas y 10 huracanes en el Pacífico mexicano.

Tiene seis hijas que viven aparte, uno de los hijos mayores en Estados Unidos, quienes le ruegan que se salgan de ese lugar por los riesgos de que se desborde el arroyo Jabalines, pues su terreno está pegado al cauce de ese cuerpo de agua.

Guadalupe Valenzuela tiene un año viviendo en la invasión de Bugambilias.Foto: Juan Carlos Ramírez | El Sol de Mazatlán 

“Aquí tengo todo cerca, la bodega comercial, el mercado, consultorios médicos las 24 horas del día, farmacias, pero también sufro mucho por los alacranes, gracias a Dios no me ha picado alguno, ni lo mande Dios, pero también le tengo mucho miedo a los ciclones, que se salga el arroyo o que el viento me tumbe la casa”, expresó angustiada.

Dice que ya está pensando muy en serio vender su casa o traspasarla, más por el riesgo a los ciclones, el calor como quiera pasa, ya que dice que en todos lados se siente igual en esta temporada de la canícula que apenas acaba de empezar.

POR NECESIDAD

María del Rosario vive junto con su esposo en la Ampliación Bugambilias desde hace 10 años, ella asegura que nunca en todo este tiempo se ha desbordado el arroyo Jabalines en esa zona, pero sí y muchas veces, aguas abajo, a la altura de las colonias Jacarandas, 20 de Noviembre, Lico Velarde y hasta la Burócratas.

Recuerda que el año pasado, en dos ocasiones acudieron elementos de Protección Civil para resguardarlos cuando la tormenta tropical Narda tocó tierra sinaloense el 1 de octubre y también durante la lluvia atípica del 28 de noviembre, que alcanzó volúmenes de agua históricos.

Asegura que ninguno de los vecinos quiso dejar las casas solas por temor a que los amantes de lo ajeno se introdujeran a sus hogares y se llevaran lo poco que tienen de valor.

Prefirieron quedarse y ver cómo el agua subía al nivel máximo del arroyo, rogando a Dios que no se desbordara.

En otra ocasión, ante la amenaza del huracán Willa, que alcanzó categoría 3 en el Océano Pacífico y tocó tierra el 24 de octubre de 2018, varias de las familias que están en la Invasión Bugambilias se fueron a los refugios habilitados.


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“Esa vez de lo de Willa, sí vino Protección Civil, nos dijeron que nos fuéramos o que ellos nos llevaban a los refugios, yo me quedé, varios se fueron, y gracias a Dios no pegaron fuerte los vientos acá, pegó más para el norte de Mazatlán”, comentó Rosario.

La mayoría no se va a los refugios por temor a perder sus pertenencias, ya que si no se las lleva el agua del arroyo, se las llevan los ladrones que no respetan el día ni la noche.

Ángeles.

NOS TIENEN OLVIDADOS

Aída Reyes, fundadora y representante de la invasión, señala que dicho asentamiento inició hace 13 años con 200 personas que tomaron primero la sección pegada a la calle El Walamo del fraccionamiento Bugambilias La Esperanza, y de ahí se fueron integrando más familias con necesidad de un terreno, al grado que suman ya alrededor de 400 casas.

Dijo que la última vez que acudieron funcionarios municipales fue hace como tres meses, acordaron buscar al dueño de los terrenos para llegar a una negociación, pero a los que están pegados al arroyo Jabalines les dijeron que están en una zona de alto riesgo y que no pueden estar ahí.

La líder insiste en que se trata de gente muy necesitada, que no puede rentar alguna vivienda ni adquirir terrenos de alto costo, y que pese a su situación precaria, la autoridad nunca ha volteado a verlos, ni siquiera para llevarles una despensa en esta emergencia sanitaria.

“Yo les dije que en Mazatlán todo es zona de riesgo, y que estamos ahí por necesidad y nosotros por eso estamos luchando y echándole ganas, a ver quién levanta la mirada hacia nosotros, para ellos ahí está bien todo, y por eso nadie se arrima a darnos ayuda, alimentos o algo, estamos abandonados a la buena de Dios”, apuntó.

PRONÓSTICO

Se espera que en este año se formen entre 7 y 8 tormentas tropicales, de 4 a 5 huracanes de categoría 1 o 2, y de 4 a 5 huracanes de categoría 3, 4 y 5, según el Servicio Meteorológico de Conagua.



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