Agustina Martínez acudió a una pescadería que se encuentra cerca de su casa en la colonia Juárez de Mazatlán a comprar pescado fresco para esta época de Cuaresma; al prepararlo y comerlo notó un sabor un poco diferente, no desagradable, pero definitivamente no igual al de otras veces cuando ya había cocinado los mismos productos del mar.
Así como ella, miles de sinaloenses han percibido esta diferencia en el marlín, la sierra o la lobina, especies comunes que se ofrecen en pescaderías y restaurantes y que son sustituidas por otras.
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Y es que de acuerdo al estudio “Gato X Liebre: Engaño en el Noroeste”, realizado en diciembre del año 2022 por la organización Oceana, aunque Sinaloa es una de las entidades pesqueras más relevantes a nivel nacional, por el volumen de productos que se capturan en el mar y el valor económico que representan, es también el principal estado del engaño en el país, al darle a los ciudadanos “gato por liebre” en productos marinos.
El estudio señala que con el 49 por ciento, Sinaloa es donde se registra la mayor incidencia de fraude en la venta de especies a nivel nacional. La falta de voluntad política y la nula aplicación de sanciones se suman a la inexistencia de una Norma Oficial Mexicana de Trazabilidad que regule esta situación.
La problemática que se vive atenta directamente al bolsillo de los consumidores debido a que se comercializan especies de pescados económicos que son vendidos como especies de alto costo, pero también le da una mala imagen a la gastronomía sinalonense, que es reconocida a nivel internacional.
“A primera vista se ve igual, pero una que no es experta confía en el vendedor, ya cuando lo cocinas, desde el olor que despide al guisarlo, es cuando una se da cuenta que es otra especie, al final de cuentas pagamos por una cosa y terminamos comiéndonos otra muy diferente en cuanto al sabor y a los nutrientes que tienen estos productos del mar”, señala Agustina.
Mayor incidencia
En los mares mexicanos se pescan alrededor de 735 especies marinas, sin embargo la existencia de esta gran variedad de pescados y mariscos no impide que el país enfrente el grave problema de la sustitución de especies, ya que una de cada dos veces que alguien compra algún tipo de producto del mar, le dan otro completamente distinto al que solicitó.
La directora de Campañas en Transparencia de Oceana, Mariana Aziz, reveló que las ciudades con más engaño son Culiacán, con un 60 por ciento, y Mazatlán, que aumentó la sustitución 6.5 por ciento en los últimos 4 años, al pasar del 39 por ciento en 2019 al 46 por ciento en el 2023.
“En Culiacán encontramos una sustitución del 60 por ciento, porcentaje más alto que hemos encontrado en Oceana en la elaboración de estos estudios, los cuales ya llevamos cuatro años haciéndolos en 10 ciudades del país”, dijo.
A Sinaloa le sigue el estado de Sonora, con el 45 por ciento, donde Hermosillo y Ciudad Obregón son las ciudades con más incidencia en el tema.
El 25 por ciento de la sustitución de especies marinas se da por productos de acuicultura e importación, como la basa y la tilapia, que provienen en su mayoría de Vietnam y China, y otras especies en peligro de extinción como la raya diablo de aleta curva y el tiburón martillo, lo que incluso abre la puerta para que siga registrándose la pesca ilegal.
“Sabemos la importancia que tiene Sinaloa para el sector pesquero, sabemos lo importante que es la pesca, todas las personas que viven de esta actividad, lo que genera alrededor del turismo, del cuidado del medio ambiente, entonces nos pareció importante entender qué tan seguido nos daban ‘gato por liebre’ cuando veníamos a comprar pescados a Sinaloa”.
De todas las especies marinas se pescan en los mares mexicanos, el engaño se da principalmente en el mero, lobina, marlín, robalo sierra, corvina y lenguado.
“Nos dimos cuenta que una de cada cuatro veces, esta sustitución se hacía por productos de acuacultura como la basa y tilapia, que mucho de este producto es importado; es decir, se están vendiendo especies como si fueran nacionales bajo nombres de pesca silvestre, como el mero, pargo o robalo, y se llega a pagar hasta seis veces más del valor de la especie”.
Esta práctica afecta a los pescadores, porque se desplaza el producto nacional del mercado y se les dificulta colocar sus productos a precios justos, además del peligro que esta práctica representa para la economía de los consumidores.
Estudios de Oceana, que es una organización no gubernamental cuyo objetivo es la conservación marina, mediante el activismo y la investigación científica, han revelado que la sustitución de pescados y mariscos se da también en otras ciudades del país, como Guadalajara, con un 48 por ciento; Ensenada y Tijuana, con el 47 por ciento; la Ciudad de México con el 37 por ciento; Mérida con el 36 por ciento y Cancún con el 29 por ciento.
Desconocimiento total
Actualmente en México no existen mecanismos para recopilar y dar a conocer información acerca del pescado que se come. Este desconocimiento del origen y trayecto de los productos pesqueros, desde el barco hasta el plato, permite que la sustitución de especies ocurra.
La vicepresidenta de Oceana México, Renata Terrazas, explicó que en diciembre de 2019 la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca estableció una mesa de diálogo y un comité técnico para empezar a trabajar en la Norma Oficial Mexicana de Trazabilidad. Fue en diciembre de 2020 cuando se tuvo el primer ensayo, se perfeccionó durante el siguiente año y en marzo de 2021 fue la última sesión en línea que tuvieron sobre el tema. Desde entonces no se ha sabido más, a pesar de exhortos del Senado de la República para que se construya y apruebe la norma.
Explicó que con la Norma Oficial Mexicana de Trazabilidad se podrá conocer toda la información de las especies que son capturadas en el mar, su descarga, transportación y destino final.
Es evidente la falta de acción de la Conapesca para poder aminorar los impactos negativos, pero lamentablemente la propia dependencia federal se ha negado a aprobar la norma.
“Esto es un tema de responsables, pero también de irresponsables y hay una dependencia que es la que concentra la mayor responsabilidad para atender este tema que es la Conapesca; esto es algo que ya se implementa en otros países, para garantizar la calidad de los productos que se comercializan y que sea en realidad lo que se está pagando”.
Añadió que es falta de voluntad política, ya que la única herramienta que permite aplicar sanciones está "congelada" en un escritorio.
“La única herramienta que ahorita podría ayudar a detener el producto que se comercializa de manera ilegal, está detenida en un escritorio, la única herramienta que podría evitar que le estemos viendo la cara a los consumidores y que también lo que podría ayudar a que los pescadores dejen de ver mermas en su pesca, está en un escritorio, estancada”.
Sin supervisión
El subsecretario de Pesca del estado, Rubén Álvarez López, aseguró que se debe concretar la Norma de Trazabilidad para que, en un trabajo interinstitucional en el que intervenga la Secretaría de Salud, de Economía, Cofepriss y Profeco, entre otras instancias, deje de afectarse al sector primario y que el consumidor local adquiera el producto que realmente le ofrecen.
“Se debe de concretar una norma, pero a su vez hay responsabilidades de otras secretarías también, porque tendríamos que darle un seguimiento a la trazabilidad para poder definir a través de quienes tienen las concesiones y permisos el momento en el que empieza la problemática, que es cuando llega a los mercados el producto marino”.
Y es que el valor del producto es determinante en el engaño, ya que cuando el consumidor acude a los expendios de mariscos, muchas veces se basa en los precios y no en la calidad
Datos
39,831 pescadores hay en Sinaloa.
514 embarcaciones mayores activas en el estado.
11,900 embarcaciones ribereñas activas en el estado.
71 plantas pesqueras hay en Sinaloa.
735 especies marinas se pescan en los mares mexicanos.
