/ domingo 16 de abril de 2017

Disparos fallidos a una crónica que se mueve mucho

Malecón |J.I. Barraza Verduzco

Cuando un día pasa, deja de existir. ¿Qué queda de él? Nada más que una historia. Si las historias no fueran contadas o los libros no fueran escritos, el hombre viviría como los animales: sin pasado ni futuro, en un presente ciego.

Isaac Bashevis Singer

Nunca se me podrá olvidar el momento en que comprendí que el periodista es un cazador. Su labor implica largas horas al acecho; sus jornadas no tienen horario; pueden prolongarse hasta el amanecer o iniciar en él.

Hoy en la mañana leí en mi ordenador el diario “La Crónica”, y volví a constatar que todo el periódico esta constituido por un conjunto de crónicas, y que todos los periodistas son cronistas que se dividen el trabajo de las crónicas diarias: la cultural, la deportiva, la política, la judicial, la parlamentaria, etc.

Estos textos, que publican frescos y que entregan todos los días a la redacción, contienen la materia prima del periodismo. La información, la noticia, la nota informativa.

Pero la intención del cronista consiste en ir mas allá de los hechos, describir el ambiente en que se producen, desentrañar el contexto y elaborar a lo largo del relato una interpretación.

Para el libro de estilo de los redactores de El País... “el estilo de la crónica está a medio camino entre la noticia, la opinión y el reportaje.”

Un buen periodista tiene que saber como ver una cosa con claridad, y describirla con sencillez.

Relatar lo sucedido y dar al lector la impresión de que él mismo lo ha visto, constituye una buena crónica.

A la hora de escribir una crónica suele haber una emoción. En la crónica el periodista está generando información que jamás se le hubiera ocurrido al lector. La emoción nos impulsa a tomar partido, el método se mezcla con la ética y la pasión.

El cronista cuando escribe, mimetizado en su papel de testigo, le da al texto producido mayor verosimilitud y cierta intimidad y calidez, sobre todo cuando lo hace en primera persona.

En la crónica el juego literario haya ventajoso usar la primera persona, o narrar acontecimientos como vistos y vividos desde la interioridad ajena.

Idealmente, en la crónica priva la recreación de atmósferas y personajes, sobre la transmisión de noticias y denuncias.

Podríamos afirmar aquí: que el género periodístico más cercano a la literatura es para nosotros la crónica, o tal vez la crónica sea el más literario de los géneros periodísticos, porque el cronista se explaya en su propio estilo.

La crónica podría ser el equivalente al llamado nuevo periodismo norteamericano, iniciado por T. Capote, N. Mailer, T. Wolf, T. Southern y otros. Aquí el periodista es una especie de cronista en la que el narrador asume un papel protagónico.

El cronista crónico tendrá que aprehender a ser un buen...sociólogo...antropólogo...comunicólogo...observador participante...voyeurista...zorro...metiche, mitotero y preguntón...ratero, porque trabaja a ratos...testigo presencial...salvavidas social...defensor de oficio...etc.

Existe una formula conocida y desgastada pero también temida y no siempre cumplida o rebasada: RELATIO vs. NARRATIO

Desde esta clara formula el cronista es un relator y un narrador. Relación de hechos   ---   Narración de los hechos.

El que escribe, tiene que resolver la difícil ecuación Borgiana: primero inventar una historia maravillosa; y habiendo cumplido ese cometido iniciar el otro igual de difícil, contarla maravillosamente.

Y es que al cronista que relata se le exige tanto la función como la pasión. Se espera de él que acuda a la escritura como una de las formas más eficaces de organizar el pensamiento y la crítica.

Algunos hablan de sus escritores favoritos, de aquellos a los que más admiran, algunos otros hablamos de nuestras fuentes y para mí las siguientes nunca se secan y siempre tienen jugo: Carlos Monsivais, Alma Guillermo Prieto, Gabriel García Márquez, Elena Poniatowska, Julio Scherer, Manuel Vázquez Montalbán, Ryszard Kapuscinski, Truman Capote, Norman Mailer, Terry Southern, Tom Wolfe y Federico Campbell.

Las otras fuentes son los otros y sus vidas, sus diferencias y similitudes con la mía, mi ciudad, los barrios que frecuento, el océano Pacífico, el trópico violento, la bebida, la comida, la música, las otras artes y todos los libros y todas las lecturas incluyendo el cine y la televisión.

El mercado, las islas a media noche, la isla de Orabá-al medio día, el malecón- el del mar y el del río-, El Guayabo, Los Portales, La Machado, la Plaza Revolución, El Parque Constitución, El Zoológico, Las Macedonias, Los raspados, los esquites, las empanadas, los churros, los coricos, el atole de maíz, etc.

Algunas recurrencias inevitables serían los diversos géneros periodísticos: la nota informativa o noticia, la entrevista, la crónica, el reportaje, el ensayo, el artículo (reseña, editorial, columna, artículo de fondo). Y tantas otras cosas que permiten al cronista escribir cosas inverosímiles o más que creíbles, que algunas veces quedan como crónicas de la realidad vivida por uno y por los otros, y muchas otras terminan en el cesto de los papeles reciclables porque alguien consideró que todavía no habían nacido, o nacieron defectuosas.

malecon@live.com.mx

Malecón |J.I. Barraza Verduzco

Cuando un día pasa, deja de existir. ¿Qué queda de él? Nada más que una historia. Si las historias no fueran contadas o los libros no fueran escritos, el hombre viviría como los animales: sin pasado ni futuro, en un presente ciego.

Isaac Bashevis Singer

Nunca se me podrá olvidar el momento en que comprendí que el periodista es un cazador. Su labor implica largas horas al acecho; sus jornadas no tienen horario; pueden prolongarse hasta el amanecer o iniciar en él.

Hoy en la mañana leí en mi ordenador el diario “La Crónica”, y volví a constatar que todo el periódico esta constituido por un conjunto de crónicas, y que todos los periodistas son cronistas que se dividen el trabajo de las crónicas diarias: la cultural, la deportiva, la política, la judicial, la parlamentaria, etc.

Estos textos, que publican frescos y que entregan todos los días a la redacción, contienen la materia prima del periodismo. La información, la noticia, la nota informativa.

Pero la intención del cronista consiste en ir mas allá de los hechos, describir el ambiente en que se producen, desentrañar el contexto y elaborar a lo largo del relato una interpretación.

Para el libro de estilo de los redactores de El País... “el estilo de la crónica está a medio camino entre la noticia, la opinión y el reportaje.”

Un buen periodista tiene que saber como ver una cosa con claridad, y describirla con sencillez.

Relatar lo sucedido y dar al lector la impresión de que él mismo lo ha visto, constituye una buena crónica.

A la hora de escribir una crónica suele haber una emoción. En la crónica el periodista está generando información que jamás se le hubiera ocurrido al lector. La emoción nos impulsa a tomar partido, el método se mezcla con la ética y la pasión.

El cronista cuando escribe, mimetizado en su papel de testigo, le da al texto producido mayor verosimilitud y cierta intimidad y calidez, sobre todo cuando lo hace en primera persona.

En la crónica el juego literario haya ventajoso usar la primera persona, o narrar acontecimientos como vistos y vividos desde la interioridad ajena.

Idealmente, en la crónica priva la recreación de atmósferas y personajes, sobre la transmisión de noticias y denuncias.

Podríamos afirmar aquí: que el género periodístico más cercano a la literatura es para nosotros la crónica, o tal vez la crónica sea el más literario de los géneros periodísticos, porque el cronista se explaya en su propio estilo.

La crónica podría ser el equivalente al llamado nuevo periodismo norteamericano, iniciado por T. Capote, N. Mailer, T. Wolf, T. Southern y otros. Aquí el periodista es una especie de cronista en la que el narrador asume un papel protagónico.

El cronista crónico tendrá que aprehender a ser un buen...sociólogo...antropólogo...comunicólogo...observador participante...voyeurista...zorro...metiche, mitotero y preguntón...ratero, porque trabaja a ratos...testigo presencial...salvavidas social...defensor de oficio...etc.

Existe una formula conocida y desgastada pero también temida y no siempre cumplida o rebasada: RELATIO vs. NARRATIO

Desde esta clara formula el cronista es un relator y un narrador. Relación de hechos   ---   Narración de los hechos.

El que escribe, tiene que resolver la difícil ecuación Borgiana: primero inventar una historia maravillosa; y habiendo cumplido ese cometido iniciar el otro igual de difícil, contarla maravillosamente.

Y es que al cronista que relata se le exige tanto la función como la pasión. Se espera de él que acuda a la escritura como una de las formas más eficaces de organizar el pensamiento y la crítica.

Algunos hablan de sus escritores favoritos, de aquellos a los que más admiran, algunos otros hablamos de nuestras fuentes y para mí las siguientes nunca se secan y siempre tienen jugo: Carlos Monsivais, Alma Guillermo Prieto, Gabriel García Márquez, Elena Poniatowska, Julio Scherer, Manuel Vázquez Montalbán, Ryszard Kapuscinski, Truman Capote, Norman Mailer, Terry Southern, Tom Wolfe y Federico Campbell.

Las otras fuentes son los otros y sus vidas, sus diferencias y similitudes con la mía, mi ciudad, los barrios que frecuento, el océano Pacífico, el trópico violento, la bebida, la comida, la música, las otras artes y todos los libros y todas las lecturas incluyendo el cine y la televisión.

El mercado, las islas a media noche, la isla de Orabá-al medio día, el malecón- el del mar y el del río-, El Guayabo, Los Portales, La Machado, la Plaza Revolución, El Parque Constitución, El Zoológico, Las Macedonias, Los raspados, los esquites, las empanadas, los churros, los coricos, el atole de maíz, etc.

Algunas recurrencias inevitables serían los diversos géneros periodísticos: la nota informativa o noticia, la entrevista, la crónica, el reportaje, el ensayo, el artículo (reseña, editorial, columna, artículo de fondo). Y tantas otras cosas que permiten al cronista escribir cosas inverosímiles o más que creíbles, que algunas veces quedan como crónicas de la realidad vivida por uno y por los otros, y muchas otras terminan en el cesto de los papeles reciclables porque alguien consideró que todavía no habían nacido, o nacieron defectuosas.

malecon@live.com.mx

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