/ miércoles 7 de noviembre de 2018

La mayéutica y el periodismo, el ensayo y la narrativa.

“La enseñanza perdió su carácter analítico, pero como la ciencia no pudo perderlo, se apartaron más o menos amigablemente.”


DESDE sus principios la filosofía ha sido un gran camino conductor entre el pensamiento humano y su correlación, ya que ha permitido a los individuos, encausarlos hacia una correcta deducción y posterior entendimiento de ideas diferentes.

Primariamente los filósofos griegos, amantes de la sabiduría, y en especial Sócrates, han contribuido a utilizar y llevar a la práctica diversos métodos o técnicas con el fin de conducir a sus discípulos a identificar sus pensamientos y su posterior deducción, para luego llegar a una real comprensión de las cosas.

En la utilización de este método inductivo y dialéctico de enseñanza filosófica, era de vital importancia la intervención del maestro, quien realizaba estratégicamente al individuo un conjunto de preguntas acerca de un determinado tema, en forma correlativa y muy ordenada, con el objetivo de conducirlo hacia la respuesta, para que así pudiera reflexionar con las ideas propias que yacían en su interior. Alcanzar el objetivo era considerado llegar a la esencia de las cosas, entendiendo por esencia aquello “que hace que una cosa sea lo que es, y no otra cosa diferente”. De esta manera, el discípulo o individuo lograba abordar la respuesta o verdad de un determinado tema, que quizás le era desconocido hasta ese momento. Este método innovador, fue denominado “mayéutica” por Sócrates, comprendiendo que todo método es el conjunto de pasos a seguir para alcanzar un fin determinado.

Esta técnica fue muy utilizada para explicar temas importantes en el mundo griego antiguo, en donde existía un amplio desconocimiento acerca de la realidad de las cosas y su relación con el pensamiento humano. Es decir, comenzaba a iniciarse un largo recorrido transitando por el vasto camino de lo desconocido, y del enorme potencial abierto hacia el campo de la investigación y del conocimiento.

De esta manera, la mayéutica contribuyó a que los humanos pudieran reflexionar y deducir con mayor claridad sus pensamientos, con el fin de alcanzar “la verdad”, especialmente aquellos individuos que conformaban la clase más baja de la población griega de entonces.

A través del diálogo se infería el conocimiento, aunque para llegar al mismo, el discípulo transitaba por segmentos de aporía, con razonamientos contradictorios de carácter lógico, transformándose en una condición necesaria para alcanzar el aprendizaje. Desde un determinado punto de vista la tarea del filósofo educador respecto al educando es muy similar; dado que el maestro funciona como el conductor entre el individuo y la verdad.

Por eso mismo es que la enseñanza es considerada como “una obra que construyen dos protagonistas y que se completa cuando ambos logran ingresar en el mundo del otro”, implicando, por cierto, un permanente y seductor desafío.

El método de enseñanza Socrático, consiste en no inculcar al alumno el conocimiento, sino que es el maestro el que contribuye a extraer del raciocinio de aquel, las deducciones lógicas, que permiten alcanzar el verdadero conocimiento de lo que hasta ese momento era desconocido.

Es por ello, que el significado etimológico del vocablo “mayéutica” tomado del griego, se relaciona con las parteras u obstetras que ayudan a dar a luz a las parturientas.

De la misma manera, Sócrates apoyaba a sus discípulos para que dieran a luz aquellas verdades desconocidas e inconscientes que se encontraban en lo más profundo de su ser. Es decir, los conducía hacia la ansiada respuesta, que muchos siglos más tarde y por medio del Psicoanálisis propuesto por Sigmund Freud, se llevaría a cabo a través del revolucionario método de la asociación libre de ideas. Este método Freudiano del siglo XIX tenía algunos puntos en común con el que Sócrates había iniciado en sus principios.

La mayéutica consistía en el empleo del diálogo para alcanzar el verdadero conocimiento. Mediante el diálogo y a través de un trato muy personalizado con su discípulo, Sócrates le ayudaba a que alcanzara por sí mismo el saber. Por otra parte, Sócrates también utilizaba como complemento de la mayéutica, lo que se dio en llamar “la ironía socrática”, empleando determinados “chistes” que contribuían a demostrar el absurdo de ciertas ideas preconcebidas y tomadas como certezas del “sentido común”.

Todo esto llevó a Sócrates a enunciar su célebre y tan conocida frase relacionada con el conocimiento: “Solo sé que no se nada”, que le permitió darse cuenta, que conociendo y aceptando su amplio desconocimiento acerca de las cosas, se convertía en un ser pensante.

Si bien la mayéutica parece ser muy obvia y simple, requiere de un buen interlocutor que tenga la habilidad para formular preguntas correlacionadas, siguiendo un hilo conductor que le permita extraer de la mente del individuo en cuestión la reflexión deseada.

Es así como se debe formular una pregunta a la hora de hacer reflexionar a un alumno para dilucidar un pensamiento o una idea. Acompañar al estudiante marcándole el camino, pero dejando que el recorrido lo realice por su cuenta, para que pueda sostenerse por sí mismo, contribuye a su crecimiento como ser humano pensante y, por lo tanto, como futuro profesional. Algunas equivocaciones o desatinos que se observan actualmente están relacionadas con la dificultad que presentan ciertos estudiantes a la hora de expresarse y manifestar sus ideas sobre algún tema teórico. La falta de reflexión y de comprensión de los temas, hace que no ejerciten la función del pensamiento deductivo.

Entonces, ¿qué hacer ante esta inexactitud real? Nada más ni nada menos que poner en práctica sistemas inductivos de preguntas, que conduzcan a deducir la respuesta deseada y la evaluación, en donde el futuro profesional deba redactar y relatar definiciones teóricas con su propio vocabulario, llegando así a la definición propiamente dicha, sin necesidad de incorporar conocimientos previamente memorizados.

A pesar del transcurso del tiempo y del cambio de ideas y de pensamientos que se han generado en la sociedad humana, en la actualidad se sigue llevando a la práctica la mayéutica de Sócrates. Aun siendo este método muy utilizado a diario en diversos ámbitos profesionales, no todos los que pretenden aplicarlo tienen la habilidad para poder hacerlo y lograr sus objetivos con éxito.

Si bien al seguir siendo usado como método educativo, el mismo se convierte en “el método educativo” por excelencia, teniendo en cuenta que el vocablo “educación” adquiere relevancia cuando se formulan preguntas al individuo, para que éste llegue por sí mismo a sus propias conclusiones.

Por otra parte y para concluir con esta columna: los profesionales de la educación tienen muy presente que todo aquello que previamente ha sido razonado por los individuos, se aprende mucho mejor que aquello que ha sido memorizado; con lo cual se confirma que este método de aprendizaje, a pesar del paso de los siglos, no ha perdido aún su vigencia.

La mayéutica no era sólo un ideal educativo democratizador: su eficacia se comprueba a diario en las aulas, en las calles, y hasta en los bajos mundos.

Todos poseemos en el alma la capacidad de aprender, incluso los monstruos, los viciosos y los imperfectos de esta sociedad.

El arte de exponer ideas, la búsqueda de la palabra justa, el esfuerzo por simplificar lo arduo y sintetizar lo prolijo ha desaparecido casi por completo del lenguaje, incluyendo al académico y al de la poesía…pero siguen teniendo vigencia en el periodismo, en el ensayo y la narrativa.

“Quien lee la realidad con gran tino, quizá no necesite demasiado el auxilio de los libros, ya sea un escritor o un hombre de estado.”

malecon@live.com.mx

“La enseñanza perdió su carácter analítico, pero como la ciencia no pudo perderlo, se apartaron más o menos amigablemente.”


DESDE sus principios la filosofía ha sido un gran camino conductor entre el pensamiento humano y su correlación, ya que ha permitido a los individuos, encausarlos hacia una correcta deducción y posterior entendimiento de ideas diferentes.

Primariamente los filósofos griegos, amantes de la sabiduría, y en especial Sócrates, han contribuido a utilizar y llevar a la práctica diversos métodos o técnicas con el fin de conducir a sus discípulos a identificar sus pensamientos y su posterior deducción, para luego llegar a una real comprensión de las cosas.

En la utilización de este método inductivo y dialéctico de enseñanza filosófica, era de vital importancia la intervención del maestro, quien realizaba estratégicamente al individuo un conjunto de preguntas acerca de un determinado tema, en forma correlativa y muy ordenada, con el objetivo de conducirlo hacia la respuesta, para que así pudiera reflexionar con las ideas propias que yacían en su interior. Alcanzar el objetivo era considerado llegar a la esencia de las cosas, entendiendo por esencia aquello “que hace que una cosa sea lo que es, y no otra cosa diferente”. De esta manera, el discípulo o individuo lograba abordar la respuesta o verdad de un determinado tema, que quizás le era desconocido hasta ese momento. Este método innovador, fue denominado “mayéutica” por Sócrates, comprendiendo que todo método es el conjunto de pasos a seguir para alcanzar un fin determinado.

Esta técnica fue muy utilizada para explicar temas importantes en el mundo griego antiguo, en donde existía un amplio desconocimiento acerca de la realidad de las cosas y su relación con el pensamiento humano. Es decir, comenzaba a iniciarse un largo recorrido transitando por el vasto camino de lo desconocido, y del enorme potencial abierto hacia el campo de la investigación y del conocimiento.

De esta manera, la mayéutica contribuyó a que los humanos pudieran reflexionar y deducir con mayor claridad sus pensamientos, con el fin de alcanzar “la verdad”, especialmente aquellos individuos que conformaban la clase más baja de la población griega de entonces.

A través del diálogo se infería el conocimiento, aunque para llegar al mismo, el discípulo transitaba por segmentos de aporía, con razonamientos contradictorios de carácter lógico, transformándose en una condición necesaria para alcanzar el aprendizaje. Desde un determinado punto de vista la tarea del filósofo educador respecto al educando es muy similar; dado que el maestro funciona como el conductor entre el individuo y la verdad.

Por eso mismo es que la enseñanza es considerada como “una obra que construyen dos protagonistas y que se completa cuando ambos logran ingresar en el mundo del otro”, implicando, por cierto, un permanente y seductor desafío.

El método de enseñanza Socrático, consiste en no inculcar al alumno el conocimiento, sino que es el maestro el que contribuye a extraer del raciocinio de aquel, las deducciones lógicas, que permiten alcanzar el verdadero conocimiento de lo que hasta ese momento era desconocido.

Es por ello, que el significado etimológico del vocablo “mayéutica” tomado del griego, se relaciona con las parteras u obstetras que ayudan a dar a luz a las parturientas.

De la misma manera, Sócrates apoyaba a sus discípulos para que dieran a luz aquellas verdades desconocidas e inconscientes que se encontraban en lo más profundo de su ser. Es decir, los conducía hacia la ansiada respuesta, que muchos siglos más tarde y por medio del Psicoanálisis propuesto por Sigmund Freud, se llevaría a cabo a través del revolucionario método de la asociación libre de ideas. Este método Freudiano del siglo XIX tenía algunos puntos en común con el que Sócrates había iniciado en sus principios.

La mayéutica consistía en el empleo del diálogo para alcanzar el verdadero conocimiento. Mediante el diálogo y a través de un trato muy personalizado con su discípulo, Sócrates le ayudaba a que alcanzara por sí mismo el saber. Por otra parte, Sócrates también utilizaba como complemento de la mayéutica, lo que se dio en llamar “la ironía socrática”, empleando determinados “chistes” que contribuían a demostrar el absurdo de ciertas ideas preconcebidas y tomadas como certezas del “sentido común”.

Todo esto llevó a Sócrates a enunciar su célebre y tan conocida frase relacionada con el conocimiento: “Solo sé que no se nada”, que le permitió darse cuenta, que conociendo y aceptando su amplio desconocimiento acerca de las cosas, se convertía en un ser pensante.

Si bien la mayéutica parece ser muy obvia y simple, requiere de un buen interlocutor que tenga la habilidad para formular preguntas correlacionadas, siguiendo un hilo conductor que le permita extraer de la mente del individuo en cuestión la reflexión deseada.

Es así como se debe formular una pregunta a la hora de hacer reflexionar a un alumno para dilucidar un pensamiento o una idea. Acompañar al estudiante marcándole el camino, pero dejando que el recorrido lo realice por su cuenta, para que pueda sostenerse por sí mismo, contribuye a su crecimiento como ser humano pensante y, por lo tanto, como futuro profesional. Algunas equivocaciones o desatinos que se observan actualmente están relacionadas con la dificultad que presentan ciertos estudiantes a la hora de expresarse y manifestar sus ideas sobre algún tema teórico. La falta de reflexión y de comprensión de los temas, hace que no ejerciten la función del pensamiento deductivo.

Entonces, ¿qué hacer ante esta inexactitud real? Nada más ni nada menos que poner en práctica sistemas inductivos de preguntas, que conduzcan a deducir la respuesta deseada y la evaluación, en donde el futuro profesional deba redactar y relatar definiciones teóricas con su propio vocabulario, llegando así a la definición propiamente dicha, sin necesidad de incorporar conocimientos previamente memorizados.

A pesar del transcurso del tiempo y del cambio de ideas y de pensamientos que se han generado en la sociedad humana, en la actualidad se sigue llevando a la práctica la mayéutica de Sócrates. Aun siendo este método muy utilizado a diario en diversos ámbitos profesionales, no todos los que pretenden aplicarlo tienen la habilidad para poder hacerlo y lograr sus objetivos con éxito.

Si bien al seguir siendo usado como método educativo, el mismo se convierte en “el método educativo” por excelencia, teniendo en cuenta que el vocablo “educación” adquiere relevancia cuando se formulan preguntas al individuo, para que éste llegue por sí mismo a sus propias conclusiones.

Por otra parte y para concluir con esta columna: los profesionales de la educación tienen muy presente que todo aquello que previamente ha sido razonado por los individuos, se aprende mucho mejor que aquello que ha sido memorizado; con lo cual se confirma que este método de aprendizaje, a pesar del paso de los siglos, no ha perdido aún su vigencia.

La mayéutica no era sólo un ideal educativo democratizador: su eficacia se comprueba a diario en las aulas, en las calles, y hasta en los bajos mundos.

Todos poseemos en el alma la capacidad de aprender, incluso los monstruos, los viciosos y los imperfectos de esta sociedad.

El arte de exponer ideas, la búsqueda de la palabra justa, el esfuerzo por simplificar lo arduo y sintetizar lo prolijo ha desaparecido casi por completo del lenguaje, incluyendo al académico y al de la poesía…pero siguen teniendo vigencia en el periodismo, en el ensayo y la narrativa.

“Quien lee la realidad con gran tino, quizá no necesite demasiado el auxilio de los libros, ya sea un escritor o un hombre de estado.”

malecon@live.com.mx

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