/ martes 19 de marzo de 2019

Malecón

Tiene una propiedad de que salta y repercute hacia arriba

y anda saltando de aquí para allá que primero cansa

que la tomen los que andan tras ella. (Diego Durán)

Según escribe el cronista español Andrés Pérez de Ribas, Los Acaxee eran tan dados a los juegos, que practicaban todos aquellos conocidos por las tribus de Sinaloa. Los principales juegos entre los hombres eran el juego del palo, y el juego de pelota, un característico juego de pelota de tipo mexicano. Ninguna descripción especial ha sido dada para el juego del palo entre los Acaxee, pero tanto Pérez de Ribas como Hernando de Santarén nos han dejado minuciosas descripciones del juego de pelota.

El nombre completo de este juego, según Pérez de Ribas, era Pelota de Ule.

De acuerdo a Santarén, la bola pesaba entre dos y tres libras y era casi del tamaño de una cabeza humana. Se fabricaba con la leche o la savia destilada por ciertos árboles, presumiblemente de plantas de caucho. El juego se realizaba en un terreno preparado para ello, el cual, era lo primero que se construía en una nueva aldea. Santarén llama vatey al campo de juego; Pérez de Ribas lo llama batey, aunque hablando de Sinaloaengenerallo llama batei. El vateyobateyviene a ser una pequeña plaza, de terreno bien aplanado, con paredes laterales de aproximadamente un metro de altura y de forma similar a una banca. No aportan datos sobre la disposición de las entradas. El juego actual fue aparentemente el mismo en Sinaloa y entre los Acaxee. La bola no era tocada ni con los pies ni con las manos, sino sólo con las nalgas y el hombro derecho. Esto requería de gran agilidad y, dar grandes saltos en el aire, lo que ocasionalmente causaba que algunos jugadores sufrieran aparatosas caídas en el campo de juego.

Se hacían apuestas tanto en los juegos entre gente de la misma aldea, como en los juegos más importantes entre diferentes aldeas de la región. Los objetos apostados eran en gran parte ropajes, calzado, turquesas, mantas de algodón, arcos, flechas y plata. Después de abiertas las primeras minas por los españoles, las apuestas de los juegos entre miembros de la aldea eran a menudo tan altas como de 500 pesos.

En estos juegos, cinco o más participantes jugaban de un lado, según acuerdo, pero en los juegos entre diferentes aldeas, los jugadores locales debían enfrentar a todos los jugadores visitantes.

Mientras parece que los retadores han sido enviados a diferentes aldeas al mismo tiempo, los retados se agrupan contra los retadores, lo que a menudo daba como resultado que los oponentes sobrepasaban a los retadores tres, o cuatro veces.

No se nos ilustra mucho sobre la ocasión de estos retos. La aldea desafiante escogía seis o siete de sus mejores jugadores y los preparaba, presumiblemente con ejercicios especiales o con actos ceremoniales. Al mismo tiempo, en la aldea se dedicaban a reunir los objetos que se apostarían. Estos objetos eran llevados por mensajeros a otras tres o más aldeas, los mensajeros mostraban los objetos a ser apostados y discutían el encuentro, anunciando luego el día de la competencia. Los desafiados estaban obligados a aceptar, y enviaban con los mensajeros las propiedades que deseaban apostar en la contienda.

…en aquel conjuro que a la pelota hacía invocaba a los cerros,

las aguas y fuentes, el sol y la luna y las estrellas,

y finalmente todas las cosas criadas.

En la aldea desafiante, al regresar sus mensajeros, lo primero que hacían era limpiar y cernir el campo de juego, dejando el terreno tan limpio que no se encontraba ni siquiera una piedrecilla. Sucesivamente, las tres noches anteriores al día del encuentro, los retadores bailaban en el campo de juego; juntos los hombres con las mujeres. Las actividades de cada noche eran similares. Dos hombres, vestidos y armados para la guerra, se subían a los muros del juego de pelota y cantaban a voz en cuello. Justo entonces, los viejos y los guerreros mozos, que habían estado escondidos debajo de un árbol, pasaban silenciosamente hasta el centro del campo de juego y empezaban a cantar a todo pulmón.Luego las mujeres hacían su entrada de la misma manera. Cuando los dos grupos se encontraban, comenzaban a bailar. El baile duraba hasta tres horas. En la canción que cantaban en la primera noche relataban el porqué de estar tan alegres. En la segunda noche, las canciones hablaban del valor y la agilidad de sus jugadores. Al día siguiente, las mujeres se ocupaban en preparar un festín para el día del encuentro. Si la aldea que desafiaba era la ganadora, a los visitantes se les daba un gran festín, pero si estos locales perdían, entonces a los visitantes no se les daba nada y los locales se consolaban comiendo su banquete solos. La última noche, se realizaba otro baile; las canciones celebraban el valor del enemigo, su astucia y habilidad en el juego, incitando y arengando a los jugadores locales en la lucha. Aquellos escogidos para competir el día siguiente, eran obligados a bailar desde la oscuridad hasta el amanecer de esta última noche.

Muy temprano el día siguiente, hacían su entrada los visitantes. Los dos guerreros de casa hacían su entrada al campo de juego completamente armados, de igual manera que las tres noches anteriores, y se subían a los muros; los hombres y las mujeres hacían su entrada al igual que antes. Cuando estaban a punto de comenzar a bailar, los visitantes entraban por uno de los lados, vestidos y armados como para la guerra, y empezaban a disparar flechas sin punta contra los dos guerreros en los muros. También les lanzaban bolas de ortigas, de cardos y de espinas. Los guerreros trataban de esquivarlas o evitarlas con sus escudos, pero en poco tiempo eran obligados a retirarse y, siendo seguidos por los danzantes, dejaban a los visitantes en posesión del campo de juego. Luego, los que debían jugar para la aldea de los anfitriones entraban al terreno de juego en gran algarabía y ruido, y entonces los visitantes se retiraban. Entonces entraban los jugadores de los visitantes y arrojaban sobre el campo de juego la bola o pelota con la que se llevaría a cabo la contienda. Cada jugador ocupa su posición y solo entonces el juego da comienzo.

…es de saber que estos jugadores venida la noche tomaban la pelota, y el braguero de cuero y los guantes, suplicando a la pelota que les fuese favorable aquel día.

No cabe duda que las asociaciones ceremoniales de este juego eran más explicitas que esto. La descripción anterior, tomada de Santarén, expone el juego como lo practicaban los indios cristianos. Sin embargo, Pérez de Ribas nos habla de uno de los primeros misioneros llegando a una aldea en el momento en el que se lleva a cabo el juego de pelota, encontrándose en uno de los lados del campo de juego un ídolo de piedra de forma humana y, en el otro lado una cabeza de peyote.

El Palo, tal y como se jugaba por los Acaxee, era del tipo general que se practicaba en el noroeste mexicano y sudoeste americano, el juego pedestre de patear la pelota y correr. No tenemos una clara descripción de este. Pero dudamos mucho que haya tenido la importancia ceremonial que tenía el juego de pelota; ciertamente este era un juego de importancia menor.

El Patole se jugaba por las mujeres Acaxee. Se jugaba con cuatro dados de cañas abiertas, que se arrojaban contra una piedra. La cuenta resultaba de la forma en que las piezas habían caído. Esta cuenta se llevaba moviendo unos marcadores alrededor de un círculo de piedras, este tenía dos puertas o aberturas llamadas quemaderas. Si el marcador caía en cualquiera de estas, era necesario regresar hasta el principio.

Otras dos diversiones -difícilmente pueden ser llamadas juegos– son descritas por Santarén. Una de ellas consistía en arrancarse las pestañas mutuamente hasta no dejar ninguna. La otra diversión era el pasar trozos de chile por los ojos abiertos. El competidor, a juzgar por la descripción, debía mantener los ojos abiertos durante el proceso. Los chiles se pasaban por los ojos tres o cuatro veces, de acuerdo a la apuesta, y entonces la victima permanecía un tiempo llorando hasta que llegaba su turno para vengarse – si es que podía.

Esta es la relación de como todo estaba en suspenso,

todo era calma, en silencio, todo inmóvil, callado,

y vacía la extensión del cielo. Popol Vuh.

Tiene una propiedad de que salta y repercute hacia arriba

y anda saltando de aquí para allá que primero cansa

que la tomen los que andan tras ella. (Diego Durán)

Según escribe el cronista español Andrés Pérez de Ribas, Los Acaxee eran tan dados a los juegos, que practicaban todos aquellos conocidos por las tribus de Sinaloa. Los principales juegos entre los hombres eran el juego del palo, y el juego de pelota, un característico juego de pelota de tipo mexicano. Ninguna descripción especial ha sido dada para el juego del palo entre los Acaxee, pero tanto Pérez de Ribas como Hernando de Santarén nos han dejado minuciosas descripciones del juego de pelota.

El nombre completo de este juego, según Pérez de Ribas, era Pelota de Ule.

De acuerdo a Santarén, la bola pesaba entre dos y tres libras y era casi del tamaño de una cabeza humana. Se fabricaba con la leche o la savia destilada por ciertos árboles, presumiblemente de plantas de caucho. El juego se realizaba en un terreno preparado para ello, el cual, era lo primero que se construía en una nueva aldea. Santarén llama vatey al campo de juego; Pérez de Ribas lo llama batey, aunque hablando de Sinaloaengenerallo llama batei. El vateyobateyviene a ser una pequeña plaza, de terreno bien aplanado, con paredes laterales de aproximadamente un metro de altura y de forma similar a una banca. No aportan datos sobre la disposición de las entradas. El juego actual fue aparentemente el mismo en Sinaloa y entre los Acaxee. La bola no era tocada ni con los pies ni con las manos, sino sólo con las nalgas y el hombro derecho. Esto requería de gran agilidad y, dar grandes saltos en el aire, lo que ocasionalmente causaba que algunos jugadores sufrieran aparatosas caídas en el campo de juego.

Se hacían apuestas tanto en los juegos entre gente de la misma aldea, como en los juegos más importantes entre diferentes aldeas de la región. Los objetos apostados eran en gran parte ropajes, calzado, turquesas, mantas de algodón, arcos, flechas y plata. Después de abiertas las primeras minas por los españoles, las apuestas de los juegos entre miembros de la aldea eran a menudo tan altas como de 500 pesos.

En estos juegos, cinco o más participantes jugaban de un lado, según acuerdo, pero en los juegos entre diferentes aldeas, los jugadores locales debían enfrentar a todos los jugadores visitantes.

Mientras parece que los retadores han sido enviados a diferentes aldeas al mismo tiempo, los retados se agrupan contra los retadores, lo que a menudo daba como resultado que los oponentes sobrepasaban a los retadores tres, o cuatro veces.

No se nos ilustra mucho sobre la ocasión de estos retos. La aldea desafiante escogía seis o siete de sus mejores jugadores y los preparaba, presumiblemente con ejercicios especiales o con actos ceremoniales. Al mismo tiempo, en la aldea se dedicaban a reunir los objetos que se apostarían. Estos objetos eran llevados por mensajeros a otras tres o más aldeas, los mensajeros mostraban los objetos a ser apostados y discutían el encuentro, anunciando luego el día de la competencia. Los desafiados estaban obligados a aceptar, y enviaban con los mensajeros las propiedades que deseaban apostar en la contienda.

…en aquel conjuro que a la pelota hacía invocaba a los cerros,

las aguas y fuentes, el sol y la luna y las estrellas,

y finalmente todas las cosas criadas.

En la aldea desafiante, al regresar sus mensajeros, lo primero que hacían era limpiar y cernir el campo de juego, dejando el terreno tan limpio que no se encontraba ni siquiera una piedrecilla. Sucesivamente, las tres noches anteriores al día del encuentro, los retadores bailaban en el campo de juego; juntos los hombres con las mujeres. Las actividades de cada noche eran similares. Dos hombres, vestidos y armados para la guerra, se subían a los muros del juego de pelota y cantaban a voz en cuello. Justo entonces, los viejos y los guerreros mozos, que habían estado escondidos debajo de un árbol, pasaban silenciosamente hasta el centro del campo de juego y empezaban a cantar a todo pulmón.Luego las mujeres hacían su entrada de la misma manera. Cuando los dos grupos se encontraban, comenzaban a bailar. El baile duraba hasta tres horas. En la canción que cantaban en la primera noche relataban el porqué de estar tan alegres. En la segunda noche, las canciones hablaban del valor y la agilidad de sus jugadores. Al día siguiente, las mujeres se ocupaban en preparar un festín para el día del encuentro. Si la aldea que desafiaba era la ganadora, a los visitantes se les daba un gran festín, pero si estos locales perdían, entonces a los visitantes no se les daba nada y los locales se consolaban comiendo su banquete solos. La última noche, se realizaba otro baile; las canciones celebraban el valor del enemigo, su astucia y habilidad en el juego, incitando y arengando a los jugadores locales en la lucha. Aquellos escogidos para competir el día siguiente, eran obligados a bailar desde la oscuridad hasta el amanecer de esta última noche.

Muy temprano el día siguiente, hacían su entrada los visitantes. Los dos guerreros de casa hacían su entrada al campo de juego completamente armados, de igual manera que las tres noches anteriores, y se subían a los muros; los hombres y las mujeres hacían su entrada al igual que antes. Cuando estaban a punto de comenzar a bailar, los visitantes entraban por uno de los lados, vestidos y armados como para la guerra, y empezaban a disparar flechas sin punta contra los dos guerreros en los muros. También les lanzaban bolas de ortigas, de cardos y de espinas. Los guerreros trataban de esquivarlas o evitarlas con sus escudos, pero en poco tiempo eran obligados a retirarse y, siendo seguidos por los danzantes, dejaban a los visitantes en posesión del campo de juego. Luego, los que debían jugar para la aldea de los anfitriones entraban al terreno de juego en gran algarabía y ruido, y entonces los visitantes se retiraban. Entonces entraban los jugadores de los visitantes y arrojaban sobre el campo de juego la bola o pelota con la que se llevaría a cabo la contienda. Cada jugador ocupa su posición y solo entonces el juego da comienzo.

…es de saber que estos jugadores venida la noche tomaban la pelota, y el braguero de cuero y los guantes, suplicando a la pelota que les fuese favorable aquel día.

No cabe duda que las asociaciones ceremoniales de este juego eran más explicitas que esto. La descripción anterior, tomada de Santarén, expone el juego como lo practicaban los indios cristianos. Sin embargo, Pérez de Ribas nos habla de uno de los primeros misioneros llegando a una aldea en el momento en el que se lleva a cabo el juego de pelota, encontrándose en uno de los lados del campo de juego un ídolo de piedra de forma humana y, en el otro lado una cabeza de peyote.

El Palo, tal y como se jugaba por los Acaxee, era del tipo general que se practicaba en el noroeste mexicano y sudoeste americano, el juego pedestre de patear la pelota y correr. No tenemos una clara descripción de este. Pero dudamos mucho que haya tenido la importancia ceremonial que tenía el juego de pelota; ciertamente este era un juego de importancia menor.

El Patole se jugaba por las mujeres Acaxee. Se jugaba con cuatro dados de cañas abiertas, que se arrojaban contra una piedra. La cuenta resultaba de la forma en que las piezas habían caído. Esta cuenta se llevaba moviendo unos marcadores alrededor de un círculo de piedras, este tenía dos puertas o aberturas llamadas quemaderas. Si el marcador caía en cualquiera de estas, era necesario regresar hasta el principio.

Otras dos diversiones -difícilmente pueden ser llamadas juegos– son descritas por Santarén. Una de ellas consistía en arrancarse las pestañas mutuamente hasta no dejar ninguna. La otra diversión era el pasar trozos de chile por los ojos abiertos. El competidor, a juzgar por la descripción, debía mantener los ojos abiertos durante el proceso. Los chiles se pasaban por los ojos tres o cuatro veces, de acuerdo a la apuesta, y entonces la victima permanecía un tiempo llorando hasta que llegaba su turno para vengarse – si es que podía.

Esta es la relación de como todo estaba en suspenso,

todo era calma, en silencio, todo inmóvil, callado,

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