Rosario, Sin.- Los fenómenos meteorológicos, como lo son ciclones y huracanes, quedan siempre en el recuerdo y la memoria de las zonas afectadas, por los severos daños que estos dejan a su paso.
A lo largo de la historia del pueblo mágico de El Rosario han sido varios fenómenos que han pasado y causado estragos imborrables, uno de ellos vino a poner fin a la minería, una actividad distintiva de este municipio.
El historiador y cronista rosarense Leopoldo José H. Bouttier relata que en la historia de Rosario está grabado un huracán que azotó al municipio en el año de 1936, del cual no se tiene el nombre este.
"El 26 de septiembre de 1936, de las 10:00 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde, sopló un fuerte ciclón sobre el distrito de Rosario, destruyendo gran cantidad de arboles y derrumbando casas".
Además de las afectaciones que sufrió la infraestructura social, las instalaciones de la mina del Tajo, la cual en esa época se encontraba en su pleno auge, sufrió daños que fueron severos.
"El gerente de la negociación Minas del Tajo, Milton K. Campbell, que había estado supervisando los trabajos subterráneos ese día, al salir a la superficie y ver la destrucción, murió a causa de la impresión", dijo.
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Las inversiones que la Compañía Minas del Tajo había hecho en El Rosario durante las dos primeras décadas del Siglo 20 y que habían convertido al mineral en un gran productor de plata y oro, se vieron severamente afectadas por los daños en la infraestructura minera, a tal punto que ya no pudo recuperarse.
A pesar de los esfuerzos realizados por el superintendente Benito González Virgen y el gerente Guadalupe Lizárraga, quienes administraron la empresa ya como cooperativa, y haber obtenido en el año de 1940, 6 mil 387 kilos de plata y la considerable cantidad de 237 kilos de oro, no evitó la disolución de esa centenaria actividad.
Este ha sido uno de los fenómenos hidrológicos que le han pegado duro a Rosario, del cual jamás se logró levantar.
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