/ lunes 11 de septiembre de 2023

Griselda Rodríguez: la paramédico escuinapense que sobrevivió a una volcadura

La joven paramédico Griselda Rodríguez sufre aún las consecuencias físicas del accidente ocurrido el año pasado

Poco más de un año transcurrido de aquel 7 de septiembre de 2022, fecha en la que cambió la vida de la paramédico Griselda Guadalupe Rodríguez Santos, al verse involucrada en la volcadura de la ambulancia ESC-009 de la Cruz Roja delegación Escuinapa.

Griselda Rodríguez es una joven paramédico quien durante alrededor de 10 años de su corta vida la ha dedicado a ayudar y salvar vidas como voluntaria de Cruz Roja, labor que estuvo a punto de costarle su vida en aquel accidente que quedó grabado en su memoria.

Puedes leer: Conoce el Tixtihuil, un platillo de Escuinapa proveniente de la prehistoria

Con el sentimiento a tope, recuerda y relata lo vivido en aquel día en donde terminó siendo la paciente y fue atendida por sus compañeros y colegas socorristas.

Como un día cualquiera de trabajo, Griselda llegó a su turno a las 11 de la noche del 6 de septiembre, el cual debió concluir a las 7 de la mañana del 7 de septiembre, pero esto no alcanzó a suceder.

"Ese día mi turno inició a las 11 de la noche, estaba una compañera que le tocaba guardia también y estaba Luis (Ramos) quien era el operador de la ambulancia, como a las 12 de la noche nos piden un traslado a Culiacán, era de una muchacha embarazada, se trataba de irse de madrugada porque la iban a atender antes que saliera el turno", recuerda.

La salida de Escuinapa fue alrededor de la una de la mañana, había que estar a tiempo allá en Culiacán.

"Todo iba bien, hasta antes de llegar a la caseta de cobro en la autopista en Rosario, tomando café para aguantar el traslado, es algo que siempre hacíamos, ya sea a Mazatlán o a Culiacán y no pasaba nada", dice.

Griselda Rodríguez sigue en su trabajo pese al accidente. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán

Uno de los protocolos a seguir en un traslado es reportarse vía radio a C4 para informar del movimiento u operación que esté haciendo la unidad, en este caso era el traslado a Culiacán y hasta ahí todo marchaba bien.

"Yo iba en la parte de atrás, tomando signos vitales a la paciente, cuando de pronto siento un golpe en la frente, yo pego del otro lado donde van los sueros y me agarré de una varilla donde van los collarines, le preguntó al compañero que había pasado y me responde que no sabía, instantes después ya nada más sentí que iba botando en el interior de la ambulancia, sentí como unas cuatro o cinco vueltas y después quedó todo oscuro, nunca me pasó por la cabeza que nos habíamos accidentado, abro los ojos y veo todo oscuro, sentía dolor en el pecho y la espalda, entonces ya inicié a gritarle a Luis, preguntando qué había pasado y él ya me dice que me tranquilice, que nos habíamos salido de la carretera”, señala.

Ella lo que quería era salir, pero la ambulancia se selló y no podía hacerlo, pero su compañero Luis pudo abrir la unidad.

Luego de sufrir el accidente, comenta que entró en shock, porque al tocarse la cabeza y sentir sangre, se le vino a su mente que podía tener traumatismo craneoencefálico.

“Me voy a morir, no sé qué me pasó pero me duele todo, me dijeron que ya venía la ayuda, para esto Luis tomó una tabla, me la puso en la espalda para poderme sacar de la ambulancia mientras llegaba el cuerpo de auxilio", afirma.

Mientras llegaban los cuerpos de auxilio, estando golpeada y medio inconsciente, tomó su teléfono y llamó a su hermana.

El traslado del lugar del accidente, en el Rosario, fue a la clínica del IMSS de Villa Unión, de donde posteriormente fue enviada a Mazatlán a una atención más especializada.

"Todo parecía marchar bien, pero el dolor de mi espalda y mis cervicales era insoportable, les decía que no podía, entonces llega un doctor y comenta que todo está bien, luego llega una doctora y después de revisar los estudios, me dice que tengo problemas en un pulmón y fractura en las cervicales. A la semana me dieron de alta y al mes y medio regresé a trabajar", dice.

Además del daño físico que sufrió, recuerda que al momento del accidente lo primero que hizo fue pensar en su familia y lo que pudiera pasar si a ella le sucedía algo peor.

"Cuando siento la sangre en la cabeza, el dolor en mi cuerpo, lo primero que me pasó por la mente fue mi hijo, que está pequeño; él me necesita y si me pasaba algo qué iba a hacer, al igual mi mamá, mis hermanos", señala.

Regresa a trabajar

Hoy, después de un año y haber vivido esa difícil experiencia, Griselda Rodríguez dice que está más firme en seguir haciendo su labor que es servir a los ciudadanos en casos de emergencia.

"En mayo volví a subirme a una ambulancia, yo juraba que no lo haría, pero es más el amor por la camiseta, me gusta mucho la cuestión humanitaria, ayudar a la gente, hay veces que cuando no hay personal intento subirme, cargar no puedo, pero sí atender. A pesar del accidente voy a seguir porque es algo que me gusta, me da satisfacción ayudar a alguien y más ahora que en ese accidente me tocó ser la paciente", puntualiza.

Poco más de un año transcurrido de aquel 7 de septiembre de 2022, fecha en la que cambió la vida de la paramédico Griselda Guadalupe Rodríguez Santos, al verse involucrada en la volcadura de la ambulancia ESC-009 de la Cruz Roja delegación Escuinapa.

Griselda Rodríguez es una joven paramédico quien durante alrededor de 10 años de su corta vida la ha dedicado a ayudar y salvar vidas como voluntaria de Cruz Roja, labor que estuvo a punto de costarle su vida en aquel accidente que quedó grabado en su memoria.

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Con el sentimiento a tope, recuerda y relata lo vivido en aquel día en donde terminó siendo la paciente y fue atendida por sus compañeros y colegas socorristas.

Como un día cualquiera de trabajo, Griselda llegó a su turno a las 11 de la noche del 6 de septiembre, el cual debió concluir a las 7 de la mañana del 7 de septiembre, pero esto no alcanzó a suceder.

"Ese día mi turno inició a las 11 de la noche, estaba una compañera que le tocaba guardia también y estaba Luis (Ramos) quien era el operador de la ambulancia, como a las 12 de la noche nos piden un traslado a Culiacán, era de una muchacha embarazada, se trataba de irse de madrugada porque la iban a atender antes que saliera el turno", recuerda.

La salida de Escuinapa fue alrededor de la una de la mañana, había que estar a tiempo allá en Culiacán.

"Todo iba bien, hasta antes de llegar a la caseta de cobro en la autopista en Rosario, tomando café para aguantar el traslado, es algo que siempre hacíamos, ya sea a Mazatlán o a Culiacán y no pasaba nada", dice.

Griselda Rodríguez sigue en su trabajo pese al accidente. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán

Uno de los protocolos a seguir en un traslado es reportarse vía radio a C4 para informar del movimiento u operación que esté haciendo la unidad, en este caso era el traslado a Culiacán y hasta ahí todo marchaba bien.

"Yo iba en la parte de atrás, tomando signos vitales a la paciente, cuando de pronto siento un golpe en la frente, yo pego del otro lado donde van los sueros y me agarré de una varilla donde van los collarines, le preguntó al compañero que había pasado y me responde que no sabía, instantes después ya nada más sentí que iba botando en el interior de la ambulancia, sentí como unas cuatro o cinco vueltas y después quedó todo oscuro, nunca me pasó por la cabeza que nos habíamos accidentado, abro los ojos y veo todo oscuro, sentía dolor en el pecho y la espalda, entonces ya inicié a gritarle a Luis, preguntando qué había pasado y él ya me dice que me tranquilice, que nos habíamos salido de la carretera”, señala.

Ella lo que quería era salir, pero la ambulancia se selló y no podía hacerlo, pero su compañero Luis pudo abrir la unidad.

Luego de sufrir el accidente, comenta que entró en shock, porque al tocarse la cabeza y sentir sangre, se le vino a su mente que podía tener traumatismo craneoencefálico.

“Me voy a morir, no sé qué me pasó pero me duele todo, me dijeron que ya venía la ayuda, para esto Luis tomó una tabla, me la puso en la espalda para poderme sacar de la ambulancia mientras llegaba el cuerpo de auxilio", afirma.

Mientras llegaban los cuerpos de auxilio, estando golpeada y medio inconsciente, tomó su teléfono y llamó a su hermana.

El traslado del lugar del accidente, en el Rosario, fue a la clínica del IMSS de Villa Unión, de donde posteriormente fue enviada a Mazatlán a una atención más especializada.

"Todo parecía marchar bien, pero el dolor de mi espalda y mis cervicales era insoportable, les decía que no podía, entonces llega un doctor y comenta que todo está bien, luego llega una doctora y después de revisar los estudios, me dice que tengo problemas en un pulmón y fractura en las cervicales. A la semana me dieron de alta y al mes y medio regresé a trabajar", dice.

Además del daño físico que sufrió, recuerda que al momento del accidente lo primero que hizo fue pensar en su familia y lo que pudiera pasar si a ella le sucedía algo peor.

"Cuando siento la sangre en la cabeza, el dolor en mi cuerpo, lo primero que me pasó por la mente fue mi hijo, que está pequeño; él me necesita y si me pasaba algo qué iba a hacer, al igual mi mamá, mis hermanos", señala.

Regresa a trabajar

Hoy, después de un año y haber vivido esa difícil experiencia, Griselda Rodríguez dice que está más firme en seguir haciendo su labor que es servir a los ciudadanos en casos de emergencia.

"En mayo volví a subirme a una ambulancia, yo juraba que no lo haría, pero es más el amor por la camiseta, me gusta mucho la cuestión humanitaria, ayudar a la gente, hay veces que cuando no hay personal intento subirme, cargar no puedo, pero sí atender. A pesar del accidente voy a seguir porque es algo que me gusta, me da satisfacción ayudar a alguien y más ahora que en ese accidente me tocó ser la paciente", puntualiza.

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