Mazatlán, Sin.- La venta de revistas y periódicos se ha desplomado de una forma dramática en los últimos años, al grado de que los pocos negocios que quedan en Mazatlán, prácticamente están en la agonía.
Así, en el abismo de un oficio en decadencia, se encuentra doña Graciela Medina, quien lleva 38 al frente de su puesto sobre la calle Ángel Flores en el Centro de la ciudad. Sentada, entre periódicos, revistas y demás cosas que vende, ve con tristeza cómo la tecnología acaba con una actividad que tuvo sus años de bonanza en la década de los 80.
TODO CAMBIA
La oferta de contenidos que se ofrecen en línea, por internet, ha generado que revistas que por años eran muy tradicionales, ahora prácticamente no se impriman, ya que su tiraje cada vez es más reducido, porque nadie las compra.
"De unos cuatro años para acá se ha visto más acelerado esta situación, están desapareciendo muchas publicaciones, porque las venden por línea, de hecho, la revista National Geographic ya no la imprimen, es puro digital y eso al final de cuentas nos afecta a nosotros que nos dedicamos a venderlas".
Incluso, en Mazatlán ya no hay distribuidor de revistas, sólo hay una persona que cumple con esa función, pero es muy difícil, porque no hay devoluciones y lo que queda es prácticamente pérdida, porque se tienen que vender más baratas, incluso a un precio más bajo que el que se paga por ellas.
Ha disminuido mucho la demanda, ya que de casi 50 títulos que doña Graciela ofrecía, actualmente tiene 15 y lo que más se vende son las de entretenimiento.
"Teníamos una gran variedad de revistas que nos llegaban dos o tres veces por semana, hoy apenas llega una. Ahorita ya no hay nada de cocina, de corte y confección, había mucha revista española y desde hace tiempo ya dejó de llegar”.
También, hace algunos años vendía periódicos nacionales, pero ya no llegan y para los locales y regionales la situación está cada vez más complicada.
"Los periódicos nacionales dejaron de llegar porque los vuelos llegaban tan tarde que en lo que iban por ellos y los repartían, llegaban a los puestos a las 7:00 de la tarde, además, el precio es muy elevado, y por eso dejaron de distribuirlos".
DE LA CIUDAD DE MÉXICO AL PUERTO
Doña Graciela y su esposo Antonio, originarios de la Ciudad de México, llegaron de paso a Mazatlán en 1983, pues su destino original era ir a Estados Unidos, pero decidieron quedarse.
"Nosotros queríamos salirnos de la Ciudad de México, que en ese entonces a mí se hacía un monstruo de ciudad, ahora no sé ni cómo llamarle, llegamos aquí como puente, porque mi esposo tiene unos familiares y la idea de él era irnos a Estados Unidos. Aquí llegamos cuando estaba muy de moda esa frase de: ‘mata a un chilango y has patria’".
En provincia la vida es más apacible, tranquila y no hay necesidad de hacer muchas cosas. Por ser chilango, su esposo le caía mal a la gente, hasta por la música que escuchaba, cuando llegaron vivieron poco menos de un mes con la familia, luego se fueron a rentar, anduvieron en hotelitos y pensiones.
"Sufrimos mucho de discriminación, los vecinos me echaban bolsas con basura por la azotea, me llegaron a echar papel sanitario lleno de excremento a las ventanas, y todo eso es la actitud de la gente es por cosas que oye y llega a sentir nada más, muchas veces se dejan llevar por lo que dicen, en este caso por ser chilangos, y no se dan la oportunidad de conocer a las personas, somos seres humanos como todos".
La mujer de 67 años relata que al no encontrar trabajo propuso a don Antonio, quien falleció hace cuatro años, poner un puesto de periódicos. No muy convencido, su pareja la acompañó a El Sol del Pacífico, que se ubicaba sobre la avenida Aquiles Serdán, y el gerente de ese entonces les ofreció un espacio que tenía en la Plazuela República.
“En ese tiempo se empezaba a trabajar a las 5:00 de la mañana, todos los días de la semana había mucho movimiento, se vendía mucho periódico, nos hicimos de nuestros clientes por años, incluso personajes mazatlecos como Antonio Haas, Antonio López Sáenz y José Ángel Espinoza ‘Ferrusquilla’ nos compraban todos los días”.
EL PRINCIPIO DEL FIN
Hasta hace algunos años se tenían ingresos decorosos, sin embargo, la situación actual es muy crítica y si a esto se suma la pandemia del Covid-19, lo que la gente quiere es conseguir para comer, por eso sus ventas se han caído. Actualmente sólo trabaja de lunes a viernes, de 8:00 de la mañana a 3:00 de la tarde.
Incluso ya piensa en retirarse, con lágrimas en los ojos recuerda a su esposo y dice que se siente cansada, pues ha dedicado muchos años a esto que le ha dado tanto. Gracias a este trabajo compraron casa, dieron estudios a sus hijos y les ha dado para vivir.
“Cuando falleció mi esposo, yo dije, voy a trabajar cinco años y ya, me gustaría que mis hijos se quedaran con el negocio, pero no los veo muy convencido, ellos tienen sus trabajos, pero veremos más adelante qué pasa, ya le dediqué muchos años, ya me dio mucho, casa, carrera a mis hijos, nos sostuvo toda la vida. Hay un momento en que me tendré que retirar, porque nada es eterno, ni nosotros".
DATOS
38 años tiene doña Graciela con su puesto de revistas.
67 años de edad tiene doña Graciela.
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