/ lunes 21 de agosto de 2023

Pescadores enfrentan crisis ambiental en el estero del Infiernillo

La basura y las constantes fugas de aguas negras han convertido el lugar en una zona de riesgo y en un grave foco de infección

Mazatlán, Sin.- Hace cuatro décadas la zona del Estero del Infiernillo era tierra fértil para los pescadores de Mazatlán, quienes en días buenos sacaban hasta 40 kilos de especies como pargo o dorado, los cuales vendían directamente en el lugar o en restaurantes y pescaderías de la ciudad.

Esa abundancia que existía fue desapareciendo poco a poco a causa del crecimiento urbano y de la contaminación, que prácticamente acabaron con el estero, el cual en la actualidad está convertido en un vertedero de aguas negras.

También puedes leer: Llaman a constructoras a limpiar la Laguna del Camarón

En los años 80 eran 130 pescadores los que realizaban la actividad, ahora son apenas 30 y muchos de ellos están a punto de “tirar la toalla” porque no sacan ni para sus gastos.

Sólo el recuerdo queda

Juan Adolfo Villa, pescador retirado de 86 años, asegura que antes de la urbanización de la zona no había tanta contaminación, que fue lo que finalmente alejó a los peces del lugar. Incluso, dice que cuando era niño le tocó ver delfines y lobos marinos muy cerca del estero.

"Antes de que todo se hiciera a como es ahora se podía pescar con normalidad aquí, pero de la nada se comenzaron a construir calles y casas. La urbanización nos pegó fuerte y poco a poco se fue contaminando todo. Yo por eso tomé la decisión de retirarme hace 15 años, ya mejor me dediqué a otras cosas, porque no salía ni para la gasolina. Actualmente salen a pescar y ya no hay nada, sólo el riesgo de entrar y que les salga alguna infección, por tanta cochinada que hay", comenta.

Los años 80 fueron muy buenos para todos los pescadores de la zona, ya que sacaban para el sustento de sus hogares y además podían darse uno que otro lujo, algo que ya no pueden hacer. Los pocos pescadores que quedan siguen en la actividad porque no les queda de otra.

Los años 80 fueron muy buenos para todos los pescadores de la zona. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

"Me acuerdo que por allá de los años 80 sacábamos mucho pargo y sobre todo dorado, la gente venía encantada a comprarnos, eran hasta 40 kilos diarios los que sacábamos del agua, fue una gran época. Había jaibas, meros, huachinangos, corvinas y mucho camarón, había de todo”, recuerda.

Juan Adolfo asegura que antes de que la contaminación acabara con todo había personas que se metían a nadar. Ahora eso es imposible, ya que la basura y las aguas negras hacen del lugar una zona de riesgo.

"La gente podía ver como si nada a través del agua, podías pescar sin miedo y digo que hay temor actualmente por las aguas negras que ahora hay. Antes hasta nadando pescaban aquí, era una época muy bonita, sin toda la contaminación que tanto daño le causó al estero", resalta.

Muchas especies y bonanza económica

Si bien es cierto que con lo que más se comercializaba en el lugar era el pargo y el dorado, también se podían ver otras especies, como callos de hacha, almejas, estrellas y caballitos de mar.

"Sacábamos callos de hacha, que era la ostra en la que venían los callos, también había almejas, caballos y estrellas de mar, había muchas cosas que sacábamos de aquí, pero esas eran las principales, eran tiempos en los que nos sentíamos grandes", presume Juan Adolfo.

Y también llegaban los famosos pajaritos en el mes de mayo. Incluso en el puente Juárez se colocaban los pescadores con sus cubetas llenas de producto a vender. Ahora siguen pescando, pero ya no como antes y a las personas les da mucha desconfianza comprar el pajarito que sale en esa zona.

Ahí se podían ver especies como callos de hacha, almejas, estrellas y caballitos de mar. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

"Venían a comprarnos mucho el pajarito cada que había, me acuerdo todavía cómo se llenaba la calle de personas que venían en sus bicicletas, en sus carros, hasta llegaban camionetas y nos compraban todo el producto que había en la panga. Yo tenía dos lanchas y de ahí sacaba para vivir, eran otros tiempos que ya se acabaron", comenta.

En esa época hubo algunas semanas en la que llegó a vender más de 90 mil pesos de puro producto, entre pajaritos y otras especies, siendo este el punto más alto de su tiempo como pescador, mientras que de manera diaria llegaban a vender entre 7 y 9 mil pesos.

"En una semana vendí por lo menos 90 Mil pesos de puro producto, entre ostiones, callo de hacha, almejas, pescados, pajaritos, todos esos productos que teníamos a la venta se acababan como si nada, si lo pescábamos ahorita, a las 10 de la noche no había nada; en lo económico fueron tiempos perfectos, antes de la contaminación y de todo lo que le ocurrió al estero que tanto nos dio a ganar".

Sus clientes principales eran los restauranteros y dueños de depósitos de mariscos de la época, además de las changueras, que llegaban a comprar producto para luego revenderlo.

Se termina la actividad

Leonardo Miguel Lira, quien continúa dependiendo de la pesca, asegura que actualmente son solamente 30 personas en general en el estero las que se dedican a la pesca y que cada día emigran a otros trabajos.

"La falta de especies en el canal nos ha estado ahuyentando, cómo es posible que hace años eran por lo bajito 130 personas las que trabajaban de pescadores y ahora solamente somos 30 y varios amenazamos con irnos de aquí, ya no sale, son 130 familias las que había antes, ponle de 3 hijos cada una, y les alcanzaba, ahorita somos 30, entre diferentes zonas, porque vienen a pescar de las colonias Klein, 12 de Mayo, Pesqueira, Obrera, Libertad, Independencia, y ya no sale para todos", dijo Leonardo.

Muchas personas han agarrado de basurero el cuerpo de agua. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Las personas que viven en el lugar aseguran al construirse las casas en la zona se instaló la red de drenaje, lo que provoca que cuando se desbordan las alcantarillas, las aguas negras vayan a dar directamente al arroyo. A eso se le suma que muchas personas han agarrado de basurero el cuerpo de agua.

"Esta situación se fue al extremo cuando se empezaron a hacer las casas, antes no había tantos problemas, cuando comenzaron las fugas de drenaje hacia el canal fue el inicio de los problemas, paso de ser una zona pesquera a una zona de contaminación", afirma Lucerna Guzmán, vecina de la colonia 12 de mayo.

La basura que tiran las personas, las fugas de aguas negras y que el diesel de las lanchas de los pescadores se vaya directamente al arroyo, han contribuido a que la problemática se convierta en un foco rojo.

"Se contamina cada vez más porque la gente viene y tira su basura, los pescadores tiran ahí las latas de diesel. No todos las tiran, pero hay quienes tienen esos hábitos, y son los más jóvenes, los de antaño son los que suelen cuidar más aquí, aparte de que el drenaje se desborda y va para el canal, no hay mantenimiento, es mucha suciedad y son pocas respuestas por parte del gobierno, que no se acerca aquí para tratar de dar una solución, no se dan cuenta del daño que le hacen a las personas que viven de esto. Prácticamente la actividad pesquera aquí en el Estero del Infiernillo está agonizando, a punto de morir".

De 381 hectáreas que medía este ecosistema, quedan aproximadamente 90, a causa de los rellenos, la basura y las invasiones, lo que ha provocado que en muchos tramos la flora y la fauna ya no existe.

Mazatlán, Sin.- Hace cuatro décadas la zona del Estero del Infiernillo era tierra fértil para los pescadores de Mazatlán, quienes en días buenos sacaban hasta 40 kilos de especies como pargo o dorado, los cuales vendían directamente en el lugar o en restaurantes y pescaderías de la ciudad.

Esa abundancia que existía fue desapareciendo poco a poco a causa del crecimiento urbano y de la contaminación, que prácticamente acabaron con el estero, el cual en la actualidad está convertido en un vertedero de aguas negras.

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En los años 80 eran 130 pescadores los que realizaban la actividad, ahora son apenas 30 y muchos de ellos están a punto de “tirar la toalla” porque no sacan ni para sus gastos.

Sólo el recuerdo queda

Juan Adolfo Villa, pescador retirado de 86 años, asegura que antes de la urbanización de la zona no había tanta contaminación, que fue lo que finalmente alejó a los peces del lugar. Incluso, dice que cuando era niño le tocó ver delfines y lobos marinos muy cerca del estero.

"Antes de que todo se hiciera a como es ahora se podía pescar con normalidad aquí, pero de la nada se comenzaron a construir calles y casas. La urbanización nos pegó fuerte y poco a poco se fue contaminando todo. Yo por eso tomé la decisión de retirarme hace 15 años, ya mejor me dediqué a otras cosas, porque no salía ni para la gasolina. Actualmente salen a pescar y ya no hay nada, sólo el riesgo de entrar y que les salga alguna infección, por tanta cochinada que hay", comenta.

Los años 80 fueron muy buenos para todos los pescadores de la zona, ya que sacaban para el sustento de sus hogares y además podían darse uno que otro lujo, algo que ya no pueden hacer. Los pocos pescadores que quedan siguen en la actividad porque no les queda de otra.

Los años 80 fueron muy buenos para todos los pescadores de la zona. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

"Me acuerdo que por allá de los años 80 sacábamos mucho pargo y sobre todo dorado, la gente venía encantada a comprarnos, eran hasta 40 kilos diarios los que sacábamos del agua, fue una gran época. Había jaibas, meros, huachinangos, corvinas y mucho camarón, había de todo”, recuerda.

Juan Adolfo asegura que antes de que la contaminación acabara con todo había personas que se metían a nadar. Ahora eso es imposible, ya que la basura y las aguas negras hacen del lugar una zona de riesgo.

"La gente podía ver como si nada a través del agua, podías pescar sin miedo y digo que hay temor actualmente por las aguas negras que ahora hay. Antes hasta nadando pescaban aquí, era una época muy bonita, sin toda la contaminación que tanto daño le causó al estero", resalta.

Muchas especies y bonanza económica

Si bien es cierto que con lo que más se comercializaba en el lugar era el pargo y el dorado, también se podían ver otras especies, como callos de hacha, almejas, estrellas y caballitos de mar.

"Sacábamos callos de hacha, que era la ostra en la que venían los callos, también había almejas, caballos y estrellas de mar, había muchas cosas que sacábamos de aquí, pero esas eran las principales, eran tiempos en los que nos sentíamos grandes", presume Juan Adolfo.

Y también llegaban los famosos pajaritos en el mes de mayo. Incluso en el puente Juárez se colocaban los pescadores con sus cubetas llenas de producto a vender. Ahora siguen pescando, pero ya no como antes y a las personas les da mucha desconfianza comprar el pajarito que sale en esa zona.

Ahí se podían ver especies como callos de hacha, almejas, estrellas y caballitos de mar. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

"Venían a comprarnos mucho el pajarito cada que había, me acuerdo todavía cómo se llenaba la calle de personas que venían en sus bicicletas, en sus carros, hasta llegaban camionetas y nos compraban todo el producto que había en la panga. Yo tenía dos lanchas y de ahí sacaba para vivir, eran otros tiempos que ya se acabaron", comenta.

En esa época hubo algunas semanas en la que llegó a vender más de 90 mil pesos de puro producto, entre pajaritos y otras especies, siendo este el punto más alto de su tiempo como pescador, mientras que de manera diaria llegaban a vender entre 7 y 9 mil pesos.

"En una semana vendí por lo menos 90 Mil pesos de puro producto, entre ostiones, callo de hacha, almejas, pescados, pajaritos, todos esos productos que teníamos a la venta se acababan como si nada, si lo pescábamos ahorita, a las 10 de la noche no había nada; en lo económico fueron tiempos perfectos, antes de la contaminación y de todo lo que le ocurrió al estero que tanto nos dio a ganar".

Sus clientes principales eran los restauranteros y dueños de depósitos de mariscos de la época, además de las changueras, que llegaban a comprar producto para luego revenderlo.

Se termina la actividad

Leonardo Miguel Lira, quien continúa dependiendo de la pesca, asegura que actualmente son solamente 30 personas en general en el estero las que se dedican a la pesca y que cada día emigran a otros trabajos.

"La falta de especies en el canal nos ha estado ahuyentando, cómo es posible que hace años eran por lo bajito 130 personas las que trabajaban de pescadores y ahora solamente somos 30 y varios amenazamos con irnos de aquí, ya no sale, son 130 familias las que había antes, ponle de 3 hijos cada una, y les alcanzaba, ahorita somos 30, entre diferentes zonas, porque vienen a pescar de las colonias Klein, 12 de Mayo, Pesqueira, Obrera, Libertad, Independencia, y ya no sale para todos", dijo Leonardo.

Muchas personas han agarrado de basurero el cuerpo de agua. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Las personas que viven en el lugar aseguran al construirse las casas en la zona se instaló la red de drenaje, lo que provoca que cuando se desbordan las alcantarillas, las aguas negras vayan a dar directamente al arroyo. A eso se le suma que muchas personas han agarrado de basurero el cuerpo de agua.

"Esta situación se fue al extremo cuando se empezaron a hacer las casas, antes no había tantos problemas, cuando comenzaron las fugas de drenaje hacia el canal fue el inicio de los problemas, paso de ser una zona pesquera a una zona de contaminación", afirma Lucerna Guzmán, vecina de la colonia 12 de mayo.

La basura que tiran las personas, las fugas de aguas negras y que el diesel de las lanchas de los pescadores se vaya directamente al arroyo, han contribuido a que la problemática se convierta en un foco rojo.

"Se contamina cada vez más porque la gente viene y tira su basura, los pescadores tiran ahí las latas de diesel. No todos las tiran, pero hay quienes tienen esos hábitos, y son los más jóvenes, los de antaño son los que suelen cuidar más aquí, aparte de que el drenaje se desborda y va para el canal, no hay mantenimiento, es mucha suciedad y son pocas respuestas por parte del gobierno, que no se acerca aquí para tratar de dar una solución, no se dan cuenta del daño que le hacen a las personas que viven de esto. Prácticamente la actividad pesquera aquí en el Estero del Infiernillo está agonizando, a punto de morir".

De 381 hectáreas que medía este ecosistema, quedan aproximadamente 90, a causa de los rellenos, la basura y las invasiones, lo que ha provocado que en muchos tramos la flora y la fauna ya no existe.

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