Leyendas del sur: El caminante, relato de un ánima en pena

Quien vivió esta amarga experiencia es un vecino de la colonia 10 de mayo

Jesús López | El Sol de Mazatlán

  · sábado 24 de julio de 2021

Fue sobre la calle Francisco Pérez en una noche lluviosa cuando le tocó vivir la experiencia. Foto Jesús López | El Sol de Mazatlán

Escuinapa, Sin.- Como una amarga experiencia, así llama un vecino de la colonia 10 de mayo lo que le pasó cuando le tocó lidiar con un alma en pena durante varios días, lo cual se convirtió en una pesadilla.

"Recuerdo esta experiencia como una de las mas aterradoras que he vivido a lo largo de mi vida", dice.

“Era de noche y el cielo relampagueaba, las calles se iluminaban, los truenos y rayos hacían que el pavimento y la banqueta en la que me encontraba retumbaran con fuerza. Eran épocas navideñas y yo estaba refugiado de la fuerte lluvia bajo una pequeña marquesina ubicada en la calle Benito Juárez y Francisco I. Madero, las calles estaban solas y no había nadie que me pudiera ayudar o llevar a mi casa, los taxis no estaban circulando, ya que las lluvias habían inundado la mayoría de las calles, con mucho miedo y mojado, seguí caminando por toda la banqueta hacia mi hogar, con la mirada fija al suelo y muy tembloroso pude avanzar”.

Al llegar a la esquina de Francisco Pérez y La Paz, miró como una persona se dirigía hacia él por la misma acera, lo que lo hizo sentirse un poco intranquilo. A lo lejos vio que era un señor mayor que cubría su cabeza y rostro de la lluvia.

“Mientras más se acercaba la persona, sentía un olor putrefacto, era un olor muy parecido a un animal en estado de descomposición, a pocos pasos de que esta persona llegará a mí, un rayo iluminó el cielo, encandilando mis ojos, sólo me agache y por unos segundos no pude ver nada, cuando recupere la vista, volteo a mi lado derecho de la calle y el señor ya no estaba”, asegura.

“Seguí caminando un par de cuadras más y aquella lluvia parecía un diluvio, a pocas casas de llegar a mi hogar, miro a la misma persona bajo una marquesina, cubría su cabeza y su rostro con un pedazo de cartón, por lo que era imposible reconocer quién era”, comenta.

Al pasar frente a él, dice que por cortesía lo saludó y le preguntó que si necesitaba ayuda, pero no contestó y se escuchaba como que lloraba en silencio.

“Volví a preguntar si necesitaba que lo ayudara y él levantó su rostro y me miró fijamente a los ojos, su boca estaba unida como sí alguien la hubiese cocido con un hilo y aguja, no tenía cejas ni pestañas y sus ojos eran blancos como el algodón”, afirma.

“Al ver eso, yo salí corriendo, asustado, corrí tan rápido que llegué a mi casa y me preguntaba una y otra vez quién habrá sido esa persona, por qué su rostro estaba deforme y por qué lloraba con tanto dolor. A los pocos minutos de que había llegado a mi casa escuché que tocaban mi puerta tres veces y susurraban mi nombre muy bajito, yo, asustado, me asomé por la ventana y era el mismo señor, quien me había seguido, por lo que corrí hacia mi cama y comencé a rezar muy fuerte, pero después escuchaba cómo tocaba mi puerta de manera violenta, queriendo entrar”.

Entonces, aterrado, llamó a la policía, pero cuando llegaron ya no había nadie.

“Después de todo eso, mis sueños cada día eran los mismos, el rostro de esa persona, que me atemorizada cada vez más, el tiempo pasó y cada día, esta persona, o ‘ánima’, pasaba por mi casa y se detenía por un tiempo, mirando fijamente mi puerta y luego seguía su camino”, relata.

Así fue por un mes, por lo que, desesperado y con miedo, contrató los servicios de una bruja, a quien le pidió que le ayudara a conseguir “respuestas” y sobre todo, que hiciera que se terminara lo que vivía.

“Ella me dijo que él era un ‘caminante’, estas ánimas de media noche que son espectros que vagan por las calles solitarias lamentándose de su vida pasada, caminan con su alma rota, preguntándose una y otra vez cómo fue su muerte. Lo que ellos buscan es que alguien ocupe su lugar y sigan vagando por la eternidad”, dice.

“Cuando mires a alguien, extraño por las noches, nunca te dirijas a él, no lo llames, no lo toques y mucho menos le preguntes si él está bien, porque él aparecerá todas las noches frente a tu casa, esperando por ti y no hay poder o magia alguna que lo aleje de tu triste vida”.

PARA SABER

Fue en el cruce de las calles Benito Juárez y Francisco I. Madero, en Escuinapa, donde el ánima en pena se le apareció al vecino de Escuinapa.



Leer más aquí: