/ domingo 10 de marzo de 2024

“El programa”, la docuserie que denuncia el abuso infantil en EU

La cineasta estadounidense Katherine Kubler retrata el maltrato que ella y sus compañeros sufrieron en un supuesto programa educativo para adolescentes problemáticos

Por medio de testimonios propios y de otros sobrevivientes, revelación de documentos y algunos videos encontrados en las instalaciones abandonadas de su antigua escuela, la cineasta Katherine Kubler exhibe los abusos que vivió en su adolescencia, en la docuserie “El programa: Sumisión, sectas y secuestros”.

A lo largo de tres episodios, detalla en qué consistía el supuesto programa educativo de la escuela Ivy Ridge, el cual iniciaba con un grupo de personas llegando a las casas de las víctimas para secuestrarlas en medio de la noche, y llevarlas a la fuerza a sus instalaciones.

“Durante la última década he estado investigando el programa, tratando de entender y exponer a los responsables”, explica la realizadora al inicio del documental, que está disponible en Netflix.

Una vez dentro del lugar tenían prohibido el contacto con el mundo exterior, a excepción de cartas que enviaban a su familia una vez al mes, y donde tenían prohibido hablar sobre los abusos y pedirles que los regresaran a casa.

Asimismo, no recibían una alimentación correcta, eran obligados a dormir en condiciones deplorables y los sometían a un estricto régimen que prohibía cosas básicas como hablar entre ellos, o mirar por la ventana sin permiso de sus superiores.

Según narran ella y algunos de sus compañeros, la única manera de salir de ahí era cumplir con las reglas del lugar para acumular puntos e ir subiendo de nivel, hasta llegar al seis, pero la más mínima infracción al reglamento les hacía perder su puntaje y empezar desde cero.

“Considerando lo mucho que luchamos por salir del edificio mientras estábamos ahí, es gracioso pensar que volveríamos. Pero necesitábamos encontrar pruebas para que la gente nos creyera, porque los jóvenes siguen siendo arrastrados a estos lugares”, advierte la documentalista en el primer capítulo.

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Katherine se dio a la tarea de rescatar la evidencia que prueba los abusos, y rastrear a los responsables para exhibir sus nombres y sus rostros.

Dado que durante su investigación descubrió que este tipo de programas, a cargo de una organización fraudulenta conformada por personal sin preparación académica, denominada World Wide Association of Specialty Programs and Schools (WWASP), espera que su trabajo alerte a los padres de familia y a las autoridades para cerrar las escuelas afiliadas.

Por medio de testimonios propios y de otros sobrevivientes, revelación de documentos y algunos videos encontrados en las instalaciones abandonadas de su antigua escuela, la cineasta Katherine Kubler exhibe los abusos que vivió en su adolescencia, en la docuserie “El programa: Sumisión, sectas y secuestros”.

A lo largo de tres episodios, detalla en qué consistía el supuesto programa educativo de la escuela Ivy Ridge, el cual iniciaba con un grupo de personas llegando a las casas de las víctimas para secuestrarlas en medio de la noche, y llevarlas a la fuerza a sus instalaciones.

“Durante la última década he estado investigando el programa, tratando de entender y exponer a los responsables”, explica la realizadora al inicio del documental, que está disponible en Netflix.

Una vez dentro del lugar tenían prohibido el contacto con el mundo exterior, a excepción de cartas que enviaban a su familia una vez al mes, y donde tenían prohibido hablar sobre los abusos y pedirles que los regresaran a casa.

Asimismo, no recibían una alimentación correcta, eran obligados a dormir en condiciones deplorables y los sometían a un estricto régimen que prohibía cosas básicas como hablar entre ellos, o mirar por la ventana sin permiso de sus superiores.

Según narran ella y algunos de sus compañeros, la única manera de salir de ahí era cumplir con las reglas del lugar para acumular puntos e ir subiendo de nivel, hasta llegar al seis, pero la más mínima infracción al reglamento les hacía perder su puntaje y empezar desde cero.

“Considerando lo mucho que luchamos por salir del edificio mientras estábamos ahí, es gracioso pensar que volveríamos. Pero necesitábamos encontrar pruebas para que la gente nos creyera, porque los jóvenes siguen siendo arrastrados a estos lugares”, advierte la documentalista en el primer capítulo.

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Katherine se dio a la tarea de rescatar la evidencia que prueba los abusos, y rastrear a los responsables para exhibir sus nombres y sus rostros.

Dado que durante su investigación descubrió que este tipo de programas, a cargo de una organización fraudulenta conformada por personal sin preparación académica, denominada World Wide Association of Specialty Programs and Schools (WWASP), espera que su trabajo alerte a los padres de familia y a las autoridades para cerrar las escuelas afiliadas.

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