/ viernes 19 de abril de 2024

Política en Serio | Violencia en la familia

Una buena familia debería hacer todo olvidable

Anónimo

En las últimas décadas la incorporación de las nuevas tecnologías ha dejado expuesto la forma de relacionarnos desde el entorno familiar, quedado expuesto la problemática de la violencia al interior de los hogares, en el que se observa que en México las mediciones que se hacen desde 2015, arrojen un crecimiento de hasta un 123 por ciento de la violencia familiar.

El núcleo familiar ha configurado la socialización primaria de los individuos, por lo que se creería que es el lugar más seguro para sus miembros, sin embargo, su configuración actual permite mayor impunidad para el agresor que forma parte de la familia. Las infancias, las mujeres, los adultos mayores y las personas con discapacidad son más vulnerables por su condición física, inestabilidad emocional, dependencia afectiva, falta de recursos económicos y/o desconocimiento de sus derechos, son las principales víctimas de esta violencia.

La violencia familiar tiene variantes tan amplias que van desde simples gritos, golpes, castigos, abuso psicológico, económico, hasta abuso sexual, violación, incesto y homicidio.

Datos oficiales muestran que, tan solo en lo que va del año, del 25 de enero al 25 de marzo de 2024, se habían reportado 85,635 llamadas al 911 bajo el rubro de violencia familiar a nivel nacional.

El crecimiento ha sido imparable tan solo en 2022 se registraron 32,171 casos de violencia contra personas de 1 a 17 años en México, de los cuales 70.5 por ciento correspondieron a violencia familiar. El 88.9 por ciento de las víctimas eran mujeres y 11.1 por ciento hombres. El 30 por ciento de las niñas, niños y adolescentes que fueron víctimas de violencia familiar fueron agredidas sexualmente. La ENDIREH 2021 informo que 8.2 por ciento de mujeres sufre violencia psicológica, hermanos y padres fueron los principales agresores; el 37 por ciento de mujeres sufrió violencia física a manos de sus hermanos varones; la violencia sexual dónde los principales agresores fueron los primos y los tíos con un 25 por ciento. Sintetizando al menos 7 de cada 10 mujeres han sufrido una situación de violencia.

Los datos de Sinaloa no se quedan atrás, ya que se encuentra en el lugar número 13 de 32 en casos de violencia familiar con 1,190 presuntos delitos, también nos muestra como en 2023 el delito de violencia familiar fue el de mayor incidencia en Sinaloa, registrando su cifra más alta desde 2010 y en este 2024 de acuerdo al numero de llamadas que se reciben al día, llegando hasta marzo en un total de casi 3,377 llamadas, la tendencia no indica que esta disminuya.

Observar la violencia que se ejerce en el entorno de la familia permite reconocer el proceso de su construcción social para combatirla a través de la prevención y resignificar las prácticas que se ejercen basados en jerarquías, adultocentrismo, y egocentrismos que de manera histórica se han reproducido, así como los roles y estereotipos de género que limitan, vulneran y generan desigualdad.

Esto nos exige construir un nuevo contrato social para deconstruir estos verticalismos, abusos y violencias, trabajar relaciones más democráticas entre las y los integrantes, centradas en el respeto a los derechos humanos, la educación basada en herramientas para la paz, contención de la violencia y búsqueda de acuerdos que logren garantizar su integridad y reconocimiento igual dignidad. La tarea es mucha…

Una buena familia debería hacer todo olvidable

Anónimo

En las últimas décadas la incorporación de las nuevas tecnologías ha dejado expuesto la forma de relacionarnos desde el entorno familiar, quedado expuesto la problemática de la violencia al interior de los hogares, en el que se observa que en México las mediciones que se hacen desde 2015, arrojen un crecimiento de hasta un 123 por ciento de la violencia familiar.

El núcleo familiar ha configurado la socialización primaria de los individuos, por lo que se creería que es el lugar más seguro para sus miembros, sin embargo, su configuración actual permite mayor impunidad para el agresor que forma parte de la familia. Las infancias, las mujeres, los adultos mayores y las personas con discapacidad son más vulnerables por su condición física, inestabilidad emocional, dependencia afectiva, falta de recursos económicos y/o desconocimiento de sus derechos, son las principales víctimas de esta violencia.

La violencia familiar tiene variantes tan amplias que van desde simples gritos, golpes, castigos, abuso psicológico, económico, hasta abuso sexual, violación, incesto y homicidio.

Datos oficiales muestran que, tan solo en lo que va del año, del 25 de enero al 25 de marzo de 2024, se habían reportado 85,635 llamadas al 911 bajo el rubro de violencia familiar a nivel nacional.

El crecimiento ha sido imparable tan solo en 2022 se registraron 32,171 casos de violencia contra personas de 1 a 17 años en México, de los cuales 70.5 por ciento correspondieron a violencia familiar. El 88.9 por ciento de las víctimas eran mujeres y 11.1 por ciento hombres. El 30 por ciento de las niñas, niños y adolescentes que fueron víctimas de violencia familiar fueron agredidas sexualmente. La ENDIREH 2021 informo que 8.2 por ciento de mujeres sufre violencia psicológica, hermanos y padres fueron los principales agresores; el 37 por ciento de mujeres sufrió violencia física a manos de sus hermanos varones; la violencia sexual dónde los principales agresores fueron los primos y los tíos con un 25 por ciento. Sintetizando al menos 7 de cada 10 mujeres han sufrido una situación de violencia.

Los datos de Sinaloa no se quedan atrás, ya que se encuentra en el lugar número 13 de 32 en casos de violencia familiar con 1,190 presuntos delitos, también nos muestra como en 2023 el delito de violencia familiar fue el de mayor incidencia en Sinaloa, registrando su cifra más alta desde 2010 y en este 2024 de acuerdo al numero de llamadas que se reciben al día, llegando hasta marzo en un total de casi 3,377 llamadas, la tendencia no indica que esta disminuya.

Observar la violencia que se ejerce en el entorno de la familia permite reconocer el proceso de su construcción social para combatirla a través de la prevención y resignificar las prácticas que se ejercen basados en jerarquías, adultocentrismo, y egocentrismos que de manera histórica se han reproducido, así como los roles y estereotipos de género que limitan, vulneran y generan desigualdad.

Esto nos exige construir un nuevo contrato social para deconstruir estos verticalismos, abusos y violencias, trabajar relaciones más democráticas entre las y los integrantes, centradas en el respeto a los derechos humanos, la educación basada en herramientas para la paz, contención de la violencia y búsqueda de acuerdos que logren garantizar su integridad y reconocimiento igual dignidad. La tarea es mucha…