/ miércoles 4 de noviembre de 2020

Juventud, divino tesoro

Tras un partido, luego del descanso obligado por el desgaste, los equipos profesionales realizan una actividad a la que llaman “trabajo regenerativo”, cuyo objetivo es lograr la recuperación de los jugadores. El trabajo no es parejo, va de acuerdo a los minutos jugados y al desgaste que arroja la estadística que lleva un miembro del cuerpo técnico, facilitado hoy en día por la tecnología ya que todos llevan bajo de su camiseta un dispositivo que arroja diversas mediciones, como distancia recorrido, quema de calorías, entre otras.

Los preparadores físicos, son responsables, de común acuerdo con el director técnico, de mantener el buen ritmo de los jugadores en todos sentidos, ya habrá tiempo para comentar la delicada labor de estos elementos, piezas claves para el logro de los objetivos. Tras ese trabajo, los directores técnicos inician la nueva semana con miras al siguiente partido, su misión es “espiar” al rival a través de vídeos para conocer mejor sus alcances, sus virtudes y sus posibles debilidades y en consecuencia trabajar, en primer lugar para anularlo, para que no haga daño y en segundo para lograr llegar las más veces posibles con mayor peligro a la meta contraria.

Esta última frase “las más veces posibles, con mayor peligro a la meta contraria” tiene sus “asegunes”, entre otras cosas, está el hecho de tal vez no tener más tiempo la pelota, pero sí crear más peligro, pese a como se dice en el fútbol “no ser dueño del balón”.

A qué viene todo esto, bueno a lo sucedido en el juego entre América y Tigres, partido en el que la juventud se impuso a la veteranía de un conjunto que a base de su experiencia casi siempre tiene más tiempo la pelota, pero que por la filosofía de su técnico, no explota al máximo su capacidad ofensiva, sino hasta cuando va a bajo en el marcador.

Pero, aquí está el detalle: Tigres, ya no tan fácil suele ser explosivo, pues amén de tratar de tener más tiempo la pelota, requiere de más dinamismo y ser más veloz en sus ataques, pero resulta que, en todas sus líneas, cuenta con jugadores que rebasan los 30 años de edad y por mera lógica en este sentido ya no son tan rápidos como antes. Tienen la sabiduría de marcar la pauta y la visión de la ubicación correcta para moverse a los espacios, pero cuando enfrente tienen un rival como lo fue el América, plagado de jóvenes, ya no es tan fácil explotar esas facilidades del desmarcaje, de seguir su pase tras la entrega de la pelota, porque los jóvenes parece que se multiplican. Seguro es que ambos trabajaron durante la semana precisamente para anular los movimientos claves de sus rivales, pero fueron las Aguilas quienes demostraron esta vez que su juventud fue más que la experiencia. Tigres, debe de ya ir pensando en una renovación, porque hay jugadores cuyas piernas ya no son las mismas. Ciertamente, Tigres aun puede, pues lo ha demostrado, envolver con su fútbol cadencioso, con buena técnica para tratar la pelota, ahorrando energía para guardarla y utilizar para cuando más se requiera. Es decir, no por esto debemos darlos por “muertos”.

Mañana, veremos un poco de lo sucedido en otro juego que llamó poderosamente la atención, Chivas-Pumas y un panorama general al faltar solo una ronda del Torneo Guardianes 2020.

Tras un partido, luego del descanso obligado por el desgaste, los equipos profesionales realizan una actividad a la que llaman “trabajo regenerativo”, cuyo objetivo es lograr la recuperación de los jugadores. El trabajo no es parejo, va de acuerdo a los minutos jugados y al desgaste que arroja la estadística que lleva un miembro del cuerpo técnico, facilitado hoy en día por la tecnología ya que todos llevan bajo de su camiseta un dispositivo que arroja diversas mediciones, como distancia recorrido, quema de calorías, entre otras.

Los preparadores físicos, son responsables, de común acuerdo con el director técnico, de mantener el buen ritmo de los jugadores en todos sentidos, ya habrá tiempo para comentar la delicada labor de estos elementos, piezas claves para el logro de los objetivos. Tras ese trabajo, los directores técnicos inician la nueva semana con miras al siguiente partido, su misión es “espiar” al rival a través de vídeos para conocer mejor sus alcances, sus virtudes y sus posibles debilidades y en consecuencia trabajar, en primer lugar para anularlo, para que no haga daño y en segundo para lograr llegar las más veces posibles con mayor peligro a la meta contraria.

Esta última frase “las más veces posibles, con mayor peligro a la meta contraria” tiene sus “asegunes”, entre otras cosas, está el hecho de tal vez no tener más tiempo la pelota, pero sí crear más peligro, pese a como se dice en el fútbol “no ser dueño del balón”.

A qué viene todo esto, bueno a lo sucedido en el juego entre América y Tigres, partido en el que la juventud se impuso a la veteranía de un conjunto que a base de su experiencia casi siempre tiene más tiempo la pelota, pero que por la filosofía de su técnico, no explota al máximo su capacidad ofensiva, sino hasta cuando va a bajo en el marcador.

Pero, aquí está el detalle: Tigres, ya no tan fácil suele ser explosivo, pues amén de tratar de tener más tiempo la pelota, requiere de más dinamismo y ser más veloz en sus ataques, pero resulta que, en todas sus líneas, cuenta con jugadores que rebasan los 30 años de edad y por mera lógica en este sentido ya no son tan rápidos como antes. Tienen la sabiduría de marcar la pauta y la visión de la ubicación correcta para moverse a los espacios, pero cuando enfrente tienen un rival como lo fue el América, plagado de jóvenes, ya no es tan fácil explotar esas facilidades del desmarcaje, de seguir su pase tras la entrega de la pelota, porque los jóvenes parece que se multiplican. Seguro es que ambos trabajaron durante la semana precisamente para anular los movimientos claves de sus rivales, pero fueron las Aguilas quienes demostraron esta vez que su juventud fue más que la experiencia. Tigres, debe de ya ir pensando en una renovación, porque hay jugadores cuyas piernas ya no son las mismas. Ciertamente, Tigres aun puede, pues lo ha demostrado, envolver con su fútbol cadencioso, con buena técnica para tratar la pelota, ahorrando energía para guardarla y utilizar para cuando más se requiera. Es decir, no por esto debemos darlos por “muertos”.

Mañana, veremos un poco de lo sucedido en otro juego que llamó poderosamente la atención, Chivas-Pumas y un panorama general al faltar solo una ronda del Torneo Guardianes 2020.