Mazatlán, Sin.- Gerardo es habitante de la colonia Jacarandas y vecino del arroyo Jabalines, donde por 10 años ha sido testigo de cómo cada temporada de lluvias el agua se mete dentro de las casas y alcanza niveles de hasta dos metros de altura.
Explica que año con año se inundan dos veces en temporada de lluvia; el año antepasado el nivel del agua le llegó hasta la cintura y el año pasado a las rodillas.
Recuerda que antes había una alarma acústica que les avisaba cuando el agua llegaba a cierto nivel en el arroyo y ellos podían prevenirse para resguardar sus pertenencias.
“Las alarmas empezaron a fallar, no recibieron el mantenimiento adecuado y un día simplemente dejaron de sonar, dejándonos a todos a la deriva”, dice.
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Gerardo se considera afortunado de vivir en una casa de dos pisos, lo que le permite proteger sus pertenencias; sin embargo, dice que la mayoría de los vecinos viven en casas de una sola planta y no tienen dónde refugiarse.
"Vivo en una casa con segundo piso, pero los que no tienen, cómo le hacen, a dónde se suben a dónde suben sus cosas; hay gente que ha perdido sus carros, sus muebles, todo", dijo.
Sin dormir, pasan las noches durante casi tres meses ante el temor de que el arroyo se desborde. El desgaste que sufren es físico y emocional y aunque ya son muchos años, no se acostumbran.
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"Es duro emocionalmente ver cómo están sufriendo, cómo están perdiendo su economía, su tranquilidad, su casa no la pueden vender porque perdió su valor. El desgaste es físico y emocional, vivimos con esto de no dormir por tres meses".
Para poder limpiar sus casas esperan que el nivel de agua baje solo, nunca han recibido el apoyo de un equipo de bombeo para agilizar el trabajo.
"Si te duermes y te gana el arroyo ya valiste y perdiste tus cosas. Los vecinos sacan sus carros y los llevan lejos, para no perderlos. Al día siguiente, la gente está sacando sus cosas a la calle, viene un camión por los muebles viejos y viene una pipa para lavar todas las calles porque queda un lodazal".
Pero el problema no sólo reside en el arroyo o si lo están pavimentando, sino también en algunas calles que están construidas por debajo de su nivel.
"Es cierto que sube el nivel del arroyo, pero a veces ya están inundadas las calles y el arroyo no. Imagínate cuando se desborda el arroyo, es algo que nos mantiene viviendo en la zozobra".
Gerardo expresa que siempre se puede hacer algo, pero lamenta falta voluntad política y moral del gobierno.
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