/ lunes 17 de abril de 2023

Rubén Astorga se abre camino en la barbería entre cortes y tijeras

Luego de consolidarse como un barbero reconocido, Rubén Astorga comparte sus conocimientos a jóvenes que quieren aprender el oficio

Escuinapa, Sin.- El oficio de barbero, también considerado como un arte, se ha convertido en los últimos años en una fuente de trabajo para muchos hombres.

Uno de estos casos es el de Rubén Ariel Astorga Altamirano, conocido como el “Hueso” o “Bones”, un joven de 21 años de edad que desde siempre soñó con ser barbero y ahora que ya se ha consolidado en la actividad, enseña a los jóvenes que quieren aprender el oficio.

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“Primero fue como un hobby y luego me lo tomé un poco más en serio, porque me ponía a pensar que algún día me gustaría tener mi propia barbería, mis clientes y vivir de esto”, dice.

El sueño de Rubén comenzó a forjarse hace cuatro años aproximadamente, cuando al acudir a una barbería a cortarse el cabello, se fijaba y preguntaba cómo hacían los cortes.

“Cada semana iba a la barbería, le preguntaba al barbero cómo le hacía, que estaba chido este jale y que me llamaba la atención machín”, recuerda.

Aunque sus trabajos eran otros, como el de lavador de carros, él ya tenía la ilusión y el sueño de poder convertirse algún día en barbero, situación que le externó a su papá, quien fue el que le regaló su primera máquina para cortar cabello, con la cual hizo sus primeros trabajos.

Inicié en la actividad con los camaradas, les decía que si les cortaba el pelo gratis, ya luego les cobraba 30 pesos, porque ya ellos me buscaban para el corte, eso fue por el 2019 más o menos, cuando miraba videos, les decía que se los cortaba de esa manera y practicaba con ellos, con mi trabajo lavando carros me fui comprando más cosas”, dice.

En su espacio brinda la oportunidad a quienes quieren aprender. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán

Cuando se le presentó la oportunidad de un trabajo con un poco de mayor ingresos pudo ingresar a una reconocida escuela de estilismo en Mazatlán, pero fue prácticamente discriminado por la falta de recursos económicos al no poder adquirir el equipo que ahí mismo le pedían que comprara para poder continuar con su proceso de aprendizaje.

Yo no podía pagar más, se llegó un día que había que comprar unos productos que tenían un costo de 3 mil pesos y me dijeron que si no los compraba no me darían el título y otro día me llamaron a la dirección, me dicen que yo no estaba apto para realizar el oficio, sentía que me derrumbaba, no reclamé nada, simplemente me fui de ese lugar bien derrotado. Llegué a pensar en dejar trunco mi sueño de ser barbero”, afirma.

Aunque la situación para él se veía bastante complicada, un día al pasar por la barbería en la que él se cortaba el cabello se dio cuenta que requerían los servicios de un barbero, por lo que de inmediato fue a preguntar.

Después de postularse para el trabajo varias veces, un día logró que lo pusieran a prueba. Fue así que con lo que aprendió practicando con los “camaradas”, logró hacerse del trabajo.

“Eso fue cuando inició la pandemia del Covid-19, pero nosotros nunca cerramos la barbería, los otros barberos dejaron de ir a trabajar, pero yo seguí, yo en ese entonces estaba verde, pero ahí fui aprendiendo. Al final terminé quedando como encargado de la barbería, ahí estuve trabajando un año”.

Su trabajo es su pasatiempo. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán


Ya luego tuvo la oportunidad de regresar a Escuinapa y de nueva cuenta con el apoyo de su papá pudo rentar un espacio para iniciar con su propia barbería, lo cual fue solamente con un pequeño espejo y una silla plegable.

Fue el 23 de diciembre del 2020 cuando mi sueño de contar con mi barbería se estaba haciendo realidad, cuando formé la Bones Barber Shop”.

Enseña a los demás

Su pequeña barbería ha ido creciendo poco a poco, además de que ella le ha dado la oportunidad de que otros jóvenes que tienen la intención de aprender de este oficio acudan con él para enseñarse.

“No les cobro para que vengan a aprender, si tengo la oportunidad de ayudar a alguien más, lo voy a hacer, es algo que me nace del corazón”.

Aunque ya tiene la preparación y la práctica, dice que no deja de acudir a seminarios y cursos para seguir mejorando con su trabajo.

Por último, dice sentirse gustoso de haber logrado concretar lo que para él fue un gran sueño y trabajar en algo que le apasiona mucho.

Para saber

Con lo que ganaba como lava carros Rubén pudo salir adelante en sus inicios como barbero y ahora comparte sus conocimientos con jóvenes que quieren aprender el oficio.

Escuinapa, Sin.- El oficio de barbero, también considerado como un arte, se ha convertido en los últimos años en una fuente de trabajo para muchos hombres.

Uno de estos casos es el de Rubén Ariel Astorga Altamirano, conocido como el “Hueso” o “Bones”, un joven de 21 años de edad que desde siempre soñó con ser barbero y ahora que ya se ha consolidado en la actividad, enseña a los jóvenes que quieren aprender el oficio.

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“Primero fue como un hobby y luego me lo tomé un poco más en serio, porque me ponía a pensar que algún día me gustaría tener mi propia barbería, mis clientes y vivir de esto”, dice.

El sueño de Rubén comenzó a forjarse hace cuatro años aproximadamente, cuando al acudir a una barbería a cortarse el cabello, se fijaba y preguntaba cómo hacían los cortes.

“Cada semana iba a la barbería, le preguntaba al barbero cómo le hacía, que estaba chido este jale y que me llamaba la atención machín”, recuerda.

Aunque sus trabajos eran otros, como el de lavador de carros, él ya tenía la ilusión y el sueño de poder convertirse algún día en barbero, situación que le externó a su papá, quien fue el que le regaló su primera máquina para cortar cabello, con la cual hizo sus primeros trabajos.

Inicié en la actividad con los camaradas, les decía que si les cortaba el pelo gratis, ya luego les cobraba 30 pesos, porque ya ellos me buscaban para el corte, eso fue por el 2019 más o menos, cuando miraba videos, les decía que se los cortaba de esa manera y practicaba con ellos, con mi trabajo lavando carros me fui comprando más cosas”, dice.

En su espacio brinda la oportunidad a quienes quieren aprender. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán

Cuando se le presentó la oportunidad de un trabajo con un poco de mayor ingresos pudo ingresar a una reconocida escuela de estilismo en Mazatlán, pero fue prácticamente discriminado por la falta de recursos económicos al no poder adquirir el equipo que ahí mismo le pedían que comprara para poder continuar con su proceso de aprendizaje.

Yo no podía pagar más, se llegó un día que había que comprar unos productos que tenían un costo de 3 mil pesos y me dijeron que si no los compraba no me darían el título y otro día me llamaron a la dirección, me dicen que yo no estaba apto para realizar el oficio, sentía que me derrumbaba, no reclamé nada, simplemente me fui de ese lugar bien derrotado. Llegué a pensar en dejar trunco mi sueño de ser barbero”, afirma.

Aunque la situación para él se veía bastante complicada, un día al pasar por la barbería en la que él se cortaba el cabello se dio cuenta que requerían los servicios de un barbero, por lo que de inmediato fue a preguntar.

Después de postularse para el trabajo varias veces, un día logró que lo pusieran a prueba. Fue así que con lo que aprendió practicando con los “camaradas”, logró hacerse del trabajo.

“Eso fue cuando inició la pandemia del Covid-19, pero nosotros nunca cerramos la barbería, los otros barberos dejaron de ir a trabajar, pero yo seguí, yo en ese entonces estaba verde, pero ahí fui aprendiendo. Al final terminé quedando como encargado de la barbería, ahí estuve trabajando un año”.

Su trabajo es su pasatiempo. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán


Ya luego tuvo la oportunidad de regresar a Escuinapa y de nueva cuenta con el apoyo de su papá pudo rentar un espacio para iniciar con su propia barbería, lo cual fue solamente con un pequeño espejo y una silla plegable.

Fue el 23 de diciembre del 2020 cuando mi sueño de contar con mi barbería se estaba haciendo realidad, cuando formé la Bones Barber Shop”.

Enseña a los demás

Su pequeña barbería ha ido creciendo poco a poco, además de que ella le ha dado la oportunidad de que otros jóvenes que tienen la intención de aprender de este oficio acudan con él para enseñarse.

“No les cobro para que vengan a aprender, si tengo la oportunidad de ayudar a alguien más, lo voy a hacer, es algo que me nace del corazón”.

Aunque ya tiene la preparación y la práctica, dice que no deja de acudir a seminarios y cursos para seguir mejorando con su trabajo.

Por último, dice sentirse gustoso de haber logrado concretar lo que para él fue un gran sueño y trabajar en algo que le apasiona mucho.

Para saber

Con lo que ganaba como lava carros Rubén pudo salir adelante en sus inicios como barbero y ahora comparte sus conocimientos con jóvenes que quieren aprender el oficio.

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