Mazatlán.- Entre estantería antigua de madera que data de la primera mitad del Siglo XX, variedad de sombreros, boinas, gorras y cachuchas reposan sobre las repisas y vitrinas que se conservan por 90 años.
Sobre la calle Guelatao, como se llamaba anteriormente la que hoy es Ángel Flores, en el Centro Histórico de la ciudad, en 1930 un hombre llamado José María Cázares emprendió el legado de una sombrerería por la que han pasado ya tres generaciones.
A los 15 años de edad, don Víctor Agustín Cázares Tirado le ayudaba a su padre en el negocio familiar que había iniciado su abuelo José María y en el cual sigue atendiendo amablemente a todo aquel que llegue a su local en busca de un sombrero.
En aquel entonces el sombrero era una prenda indispensable en la vestimenta, era como traer zapatos.
En aquel tiempo todo mundo usaba sombrero, el sombrero era indispensable para el hombre, era muy usual, era parte de la vestimenta, yo me acuerdo que antes andaba alguien en la calle sin sombrero y le decíamos que era loquito porque no usaba nada.
Don Agustín.
Variedad de estilos: texano, catrín, habana, boina inglesa y escolar, marinero noriega, cachuchas de pana y lana, bombín de tela, Sahuayo de palma, viseras y más, se pueden encontrar en la sombrerería Cázares, una de las muy pocas que han sobrevivido a los estándares de la moda.
Había muchas sombrererías aquí, elegantes, había unas cinco o seis en Mazatlán cuando era muy chiquito, ahorita ya nada más queda una, la nuestra.
Cázares Tirado
Los sombreros son traídos desde León, Guanajuato, don Agustín siempre busca a las fábricas que manejen un mejor acabado en el sombrero, pues le gusta ofrecer productos de calidad a sus clientes.
De la ciudad y las rancherías vienen siempre los clientes de Cázares a buscar un sombrero, pero también ha sobrepasado las fronteras con su clientela extranjera.
Viene mucha gente de los ranchos, también de aquí de la ciudad, porque ya nos conocen, por la antigüedad que tenemos, dicen: ¡vamos con Cázares por el sombrero! Al americano le gusta, compran mucho panamá, porque en Estados Unidos es muy caro, hay clientes que cada año vienen y compran, muchos canadienses cuando se regresan se llevan tres o cuatro sombreros.
Cázares Tirado
A pesar de que los años han pasado y las modas han cambiado, la usanza del sombrero, gorro o cachucha sigue vigente. Anteriormente solo se vendían sombreros para caballero, en la actualidad se oferta también para dama y niño.
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Don Agustín considera que el sombrero es un elemento indispensable, sobre todo para protegerse del sol, por lo cual nunca se van a dejar de usar.
Las estrategias comerciales de venta no han impedido que siga comercializando la tradicional prenda de vestir; la tecnología no lo ha sobrepasado, con la ayuda de sus nietos, que se han interesado por la sombrerería, le auxilian con su página en Facebook, a través de la cual llegan a más clientes y de manera más rápida.
Don Agustín confía en que serán sus nietos quienes continúen con el legado familiar, mientras tanto, hasta donde las fuerzas le permitan, él está al frente de su amada sombrerería, manteniendo siempre su lema “Precios fijos, muy reducidos”.
DATOS
1930 fue el año en que se inició Sombrerería Cázares.
90 años tiene en Mazatlán
3 generaciones de la familia han atendido el negocio.
EN REDES
Sombrerería Cázares tiene su página de Facebook (Sombrerería Cázares), a través de la cual atiende las dudas y peticiones de sus clientes.
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