Mazatlán, Sin. -En la majestuosa Catedral de Mazatlán, el Día de la Virgen se vive con una emotiva peregrinación de fieles, donde historias de cumplimiento de mandas y devoción se entrelazan en un fervoroso encuentro espiritual.
Jesús Benjamín Quintero, con su hijo en brazos y su esposa a su lado, representa a aquellos que acuden para cumplir una manda.
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"Hace siete meses, pedí a la Virgen de Guadalupe que protegiera a mi esposa durante el parto. Estábamos con miedo, porque hubo complicaciones. Ahora estamos aquí para agradecerle por su intercesión y por tener ahora a nuestra familia completa y sana", compartió Jesús.
Entre la multitud, Estela Lizama, una devota asidua, se destaca por su devoción constante, pues cada año está en la iglesia rindiendo tributo a la Virgen de Guadalupe.
"Cada año vengo a la Catedral para honrar a la Virgen. Ella ha sido mi luz en los momentos oscuros y hoy estoy aquí para renovar mi compromiso y agradecimiento", dijo la fiel creyente de la Virgen de Guadalupe.
Jesús Benjamín refleja la importancia de cumplir con la manda, pues sabe que pasar ciertos momentos difíciles mientras se cumplía el sueño de ser padre lo hizo reflexionar y entregar su fe a la Virgen.
"Prometí que vendríamos a agradecer a la Virgen en este lugar sagrado si todo salía bien, y aquí estamos, cumpliendo nuestra promesa. Es algo que me hizo pensar, quería ser papá, pero había dificultades en el parto, así que pedí mucho a la virgencita, y aquí estamos ahora", agregó.
Mientras que María destaca la esencia de su devoción.
"Mi relación con la Virgen va más allá de las palabras, venir a esta Catedral es un acto de amor y agradecimiento por su constante protección", concluyó.