/ lunes 26 de febrero de 2024

El curandero de Escuinapa: el don de Rosalío Pérez para curar con hierba y madera

Don Rosalío Pérez, "El Gacho" vende sus plantas medicinales, las cuales, según él, pueden curar todos los males

Pese a las dificultades físicas y de salud que se le han presentado al contar ya con casi 100 años de vida, el señor Rosalío Pérez Copado, "Don Gacho", se mantiene como un curandero tradicional en el municipio de Escuinapa.

“Don Gacho”, quien durante casi toda su vida vivió en el poblado de Tecualilla, al sur del municipio, actualmente habita en la cabecera con una hija, quien es la que se encarga de atenderlo.

Puedes leer: Heriberto Barrón y su habilidad para crear arte con la madera

Cuenta que desde hace muchos años (no recuerda cuántos con exactitud) él se ha dedicado a curar a personas con maderas y hierbas del monte.

"Antes no había médicos, uno se andaba curando con remedios, cualquier calentura, tos o cualquier dolor, para todo hay remedio en las hierbas", señala.

Comenta que hasta no hace mucho tiempo, él personalmente se iba a los cerros y montes de Tecualilla a buscar las hierbas, para luego salir montado en su bicicleta a ofrecerlas y venderlas a los pobladores.

Foto: Cortesía / Pedro Quintero

"En la bicicleta recorría todo Escuinapa, andada por todos los rincones, vendiendo mis hierbas, pero ahorita la vista ya me falla y ya no pude subirme a la bicicleta y tampoco puedo ir a traer los remedios, pero hay quien me los trae y caminando salgo aquí cerca a venderlos, antes me subía al camión y me iba a Rosario también a vender, pero ahora solo me quedo aquí", apunta.

Entre las hierbas que ofrece están desde el tachinol, para curar los padecimientos de los riñones, el palo santo, la uña de gato y otras tantas que son utilizadas como medicamento.

"Hasta la damiana, que sirve para que las mujeres que no pueden parir lo puedan hacer, hasta de esa también vendíamos antes cuando yo iba a cortarlas", expresa.

Aunque ya no sale mucho a la calle, comenta que hay personas que van hasta donde él vive con su hija en búsqueda de sus remedios, con el fin de curar con ellos algún padecimiento que los medicamentos no pueden.

Hoy, el paso de los años ya le han cobrado factura a “Don Gacho”, para lo cual dice no haber remedio. Y aunque asegura tener las energías de cualquier "muchachillo" ya la vista le falla más, por lo cual se detiene a salir a andar.

Sin embargo, mientras Dios le dé licencia de seguir curando con sus remedios a quien así lo requiera, ahí va estar para darles alivio con ellos.

“Don Gacho” es de los pocos hierberos que siguen vigentes en el municipio de Escuinapa curando con la medicina tradicional.

Medicina tradicional

Con la medicina tradicional mexicana se atiende a los pacientes desde cuatro vertientes: emocional, física, espiritual y su entorno, pues a través de estos factores se puede conocer qué sentimientos han reprimido y cómo apoyar su recuperación.

El tratamiento recibido es ancestral y utiliza diversas técnicas o remedios personalizados, pues al ser único e irrepetible cada hombre y cada mujer, no se puede emplear un mismo método.

En México, los curanderos, yerberos, chamanes y graniceros siguen ejerciendo la función médica y social desde los Siglos 11 y 12 y atienden desde enfermedades de los huesos, del estómago, del corazón, hasta emocionales y "sobrenaturales".

El curandero va adquiriendo el conocimiento, racionaliza su práctica, trata de comprenderla, de identificar los tratamientos idóneos para cada paciente, observa sus reacciones y resultados, experimenta con terapias y recursos para lograr el restablecimiento de la salud.

Pese a las dificultades físicas y de salud que se le han presentado al contar ya con casi 100 años de vida, el señor Rosalío Pérez Copado, "Don Gacho", se mantiene como un curandero tradicional en el municipio de Escuinapa.

“Don Gacho”, quien durante casi toda su vida vivió en el poblado de Tecualilla, al sur del municipio, actualmente habita en la cabecera con una hija, quien es la que se encarga de atenderlo.

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Cuenta que desde hace muchos años (no recuerda cuántos con exactitud) él se ha dedicado a curar a personas con maderas y hierbas del monte.

"Antes no había médicos, uno se andaba curando con remedios, cualquier calentura, tos o cualquier dolor, para todo hay remedio en las hierbas", señala.

Comenta que hasta no hace mucho tiempo, él personalmente se iba a los cerros y montes de Tecualilla a buscar las hierbas, para luego salir montado en su bicicleta a ofrecerlas y venderlas a los pobladores.

Foto: Cortesía / Pedro Quintero

"En la bicicleta recorría todo Escuinapa, andada por todos los rincones, vendiendo mis hierbas, pero ahorita la vista ya me falla y ya no pude subirme a la bicicleta y tampoco puedo ir a traer los remedios, pero hay quien me los trae y caminando salgo aquí cerca a venderlos, antes me subía al camión y me iba a Rosario también a vender, pero ahora solo me quedo aquí", apunta.

Entre las hierbas que ofrece están desde el tachinol, para curar los padecimientos de los riñones, el palo santo, la uña de gato y otras tantas que son utilizadas como medicamento.

"Hasta la damiana, que sirve para que las mujeres que no pueden parir lo puedan hacer, hasta de esa también vendíamos antes cuando yo iba a cortarlas", expresa.

Aunque ya no sale mucho a la calle, comenta que hay personas que van hasta donde él vive con su hija en búsqueda de sus remedios, con el fin de curar con ellos algún padecimiento que los medicamentos no pueden.

Hoy, el paso de los años ya le han cobrado factura a “Don Gacho”, para lo cual dice no haber remedio. Y aunque asegura tener las energías de cualquier "muchachillo" ya la vista le falla más, por lo cual se detiene a salir a andar.

Sin embargo, mientras Dios le dé licencia de seguir curando con sus remedios a quien así lo requiera, ahí va estar para darles alivio con ellos.

“Don Gacho” es de los pocos hierberos que siguen vigentes en el municipio de Escuinapa curando con la medicina tradicional.

Medicina tradicional

Con la medicina tradicional mexicana se atiende a los pacientes desde cuatro vertientes: emocional, física, espiritual y su entorno, pues a través de estos factores se puede conocer qué sentimientos han reprimido y cómo apoyar su recuperación.

El tratamiento recibido es ancestral y utiliza diversas técnicas o remedios personalizados, pues al ser único e irrepetible cada hombre y cada mujer, no se puede emplear un mismo método.

En México, los curanderos, yerberos, chamanes y graniceros siguen ejerciendo la función médica y social desde los Siglos 11 y 12 y atienden desde enfermedades de los huesos, del estómago, del corazón, hasta emocionales y "sobrenaturales".

El curandero va adquiriendo el conocimiento, racionaliza su práctica, trata de comprenderla, de identificar los tratamientos idóneos para cada paciente, observa sus reacciones y resultados, experimenta con terapias y recursos para lograr el restablecimiento de la salud.

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