/ sábado 2 de mayo de 2020

Discriminación a personas de la tercera edad en tiempo de cuarentena

La vida de los adultos mayores en Mazatlán ha quedado marcada porque muchos de ellos se quedaron sin trabajo, otros por prevención no los dejan salir y muchos no tienen quién les extienda la mano

Mazatlán, Sin.- Personas de la tercera edad son las que más sufren durante la cuarentena con motivo del coronavirus Covid-19, no sólo por ser la población más vulnerable a esta enfermedad, sino también porque las medidas sanitarias los margina, y su situación de abandono los coloca en la ‘cuerda floja’, al grado que dudan pasar la contigencia sin sufrir daños irreversibles en su salud.

Si no les da el coronavirus, del hambre y la discriminación no se escapan, pues muchos de ellos ya la están sufriendo, lo peor es que la gran mayoría de ellos padece enfermedades crónico degenerativas, que no se llevan con la abstinencia y el ayuno.

Casos como Humberto Tirado, y su esposa, Carmen Zamora, de 80 y 66 años, que viven solos en una vivienda de la colonia Flores Magón, y que perciben una pensión de 2 mil 600 pesos mensuales, más el apoyo de los 68 y más, que les alcanza sólo para pagar el recibo de luz, agua y una pequeña despensa, ahora tienen que lidiar en las tiendas comerciales que les impiden el paso por ser personas de la tercera edad, así que ya no pueden aprovechar las ofertas.

-“¿Qué me digan quién nos va a traer el alimento, si nos quedamos en casa como es la orden sanitaria para los adultos mayores, si no salimos nosotros a comprar, quién nos va a traer para comer?”, pregunta don Humberto.

Por su parte, Ramiro Rodríguez Castañeda, de 72 años de edad, perdió su trabajo de paquetero con el plan de contingencia hace más de 40 días, al principio les entregaban un apoyo semanal de 500 y 600 pesos, pero conforme ha avanzado la cuarentena, disminuyó a 400 pesos y actualmente les llega 200 pesos cada lunes, cantidad que no les alcanza a él y a su esposa Leonor Hernández, de 67 años, ni para comprar las tortillas.

Juan Antonio Sánchez Sarabia, de 74 años de edad, sale todos los días a la calle a juntar plástico pet, aluminio y fierro para conseguir cuando menos 40 o 50 pesos para comprar tortillas y frijoles, recorre a pie con 2 bolsas negras sobre sus hombros, cuando menos 3 o 4 colonias hasta llegar al centro de acopio, donde le pagan 2.50 pesos el kilo de plástico, 14 pesos el kilo de alumnio y 1.50 el kilogramo de fierro.

Otro caso, es Ramón González Pulido, de 81 años de edad, quien vive solo en la invasión de la colonia Jaripillo, él tiene una pensión del Seguro Social de 3 mil 200 pesos mensuales, pero se queja de la discriminación que sufren las personas de la tercera edad, ya que no se les deja entrar ni a las tiendas comerciales, ni a las oficinas administrativas de gobierno, ni a los bancos, lo cual los margina más y les complica la sobrevivencia en estos tiempos de crisis.

Gerarda de Jesús Miranda, de 63 años de edad, está con el ‘Jesús en la boca’, ya que la suspendieron de su trabajo de barredora de calles y no sabe si esta semana seguirá percibiendo su salario de mil 200 pesos semanales, pues se dio la orden de que dejaran de trabajar al declararse la Fase 3 del coronavirus.

Ella vive sola en una de las casas de la invasión Jaripillo, los apoyos no le han llegado, y su hijo, que tuvo que salir por necesidad al estado de Durango, no puede regresar por los riesgos de la emergencia sanitaria.

Humberto Tirado no puede salir de su casa por problemas respiratorios y pulmonares. Foto: Rolando Salazar │El Sol de Mazatlán

INCONFORMIDAD

A Humberto Tirado le preocupa la situación que viven sus 2 hijos en Tijuana, ellos se quedaron sin empleo y tienen que sostener a sus familias, él por su parte, se quedó en Mazatlán y vive con su esposa Carmen, con una pensión de 86 pesos diarios, ya que el apoyo bimestral de los 68 y más, sólo les alcanza para pagar el recibo de luz y agua.

Él asegura que tiene muchos “amigos”, ya que cuando formó parte de la población económicamente activa, lo hizo de mesero en uno de los hoteles más reconocidos de Mazatlán, al que acuden “la crema y nata” del mundo político y empresarial, dice conocer a todos los alcaldes, legisladores y gobernadores de los últimos tiempos, pero en la situación en la que vive pocos se acuerdan de él, salvo cuando buscan el voto en las elecciones.

Actualmente, padece una enfermedad pulmonar que le impide caminar mucho, así que es su esposa Carmen la que sale al mandado, pero con las restricciones sanitarias, observa que hay una discriminación hacia los adultos mayores.



Es una ofensa para los señores de la tercera edad que como yo viven solos, que andamos buscando dónde comprar más barato, resulta que en las tiendas comerciales se nos niega la entrada que porque estamos viejos, yo lo tomo como una discriminación muy fuerte y drástica, nos dicen que podemos mandar a un niño, pero qué necesidad, por qué tenemos que hacer eso, quién dio la orden Humberto Tirado



Aclara que su posición no es en contra de las medidas sanitarias, sino de la discriminación que se hace hacia las personas mayores que viven solas, porque quién les va a llevar la comida a sus casas.



No digo que no es correcto quedarse en casa, es bueno, pero habemos personas, no soy el único, hay miles de personas que viven solos en sus casas, que no tienen para comer ni tortillas, y se les pide que no salgan, qué vamos a hacer, la situación es crítica, pero habemos personas que tenemos doble crisis Humberto Tirado


Juan Antonio Sánchez Sarabia junta plástico, aluminio y fierro en las calles, para llevar el peso a su casa. Foto: Juan Carlos Ramírez │El Sol de Mazatlán

ENTRE TODOS SE APOYAN

En la casa de Ramiro y Leonor viven su hija Karla, 3 nietos y un sobrino, de los siete sólo Karla trabaja como mostradora en una tienda del mercado municipal Ricardo Flores Magón, quien gana el salario mínimo; antes de la cuarentena, él se desempeñaba como empacador en Soriana Santa Rosa, pero fue suspendido por las recomendaciones de Salud.

Conforme avanzan los días su situación se complica, pues los 500 o 600 pesos que le daban a la semana se redujo a 200, lo cual no les alcanza ni para las tortillas, ya que consumen al día 3 kilos, a 20 pesos cada uno.

El poco dinero que llega al hogar, Leonor lo ha estirado lo más que ha podido, de ahí que tengan en la alacena cuando menos aceite, frijol, arroz, sopa, jabón para lavar y bañarse, y cloro para la limpieza, pero estas provisiones sólo les alcanzará para una semana, ya después, señalan, Dios dirá.

Con dificultad pagaron el recibo de agua que les llegó de 100 pesos, pero falta el “sablazo” más fuerte del mes, el recibo de luz, pues ese les llega de 600 a 700 pesos.

Antonio Sánchez vive en casa de una de sus hijas, con su esposa y otra hija más, en Pradera Dorada, el único ingreso que tienen es el que obtiene él de la venta del plástico, aluminio y fierro que recoge en la calle. Su hija trabajaba en la empresa Pinsa, pero al terminar la temporada de pesca, fue suspendida.



La necesidad nos hace salir, me pongo el cubrebocas, y salgo todos los días para ver cuánto saco, saco lo que junte, a veces 40 pesos, otras veces 30 o 50 pesos, no recorro mucho, me vengo por la avenida, allá en los tabachines, está un edificio, pa’llá vivo, es una casa de la hija mía, mi hija trabajaba en la Pinsa, nomás que ella dejó de trabajar, y ahora, pos le dije a mi esposa, voy a juntar Antonio Sánchez



Él al igual que muchos adultos mayores esperan con ilusión el apoyo del gobierno federal, el de los 68 y más: “No sé si ya llegó, pero lo estoy esperando para comprar algo que nos ayude a salir adelante, tener algo para comer”.

Te puede interesar: Pocos peatones en el malecón de Mazatlán por Covid-19


TEXTUALES:


Es difícil que la gente soporte todo mayo, nosotros ya estamos viejos, ya vivimos, pero los hijos, los nietos y las nietas y toda la gente, ¿qué va a pasar si esto no termina pronto? Humberto Tirado, 80 años


La necesidad nos hace salir, me pongo el cubrebocas, y salgo todos los días para ver cuánto saco, saco lo que junte, para comer Juan Antonio Sánchez, 74 años


Las despensas no han llegado y tanta falta que hacen, porque ahorita la cosa está fea, estamos al día, aparte que no podemos salir para ir y ganarnos el pan de cada día Ramiro Rodríguez Castañeda, 72 años


Ahora con lo del coronavirus, nos impiden salir y entrar a los lugares como aquí en palacio, venía con una señora y nomás la dejaron entrar a ella Ramón González, 81 años


Yo trabajaba para el Ayuntamiento, barriendo calles, pero ahorita ya nos dieron descanso por la edad, hasta nuevo aviso, voy a ver en esta semana a ver si me pagan Gerarda de Jesús Miranda, 63 años






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Mazatlán, Sin.- Personas de la tercera edad son las que más sufren durante la cuarentena con motivo del coronavirus Covid-19, no sólo por ser la población más vulnerable a esta enfermedad, sino también porque las medidas sanitarias los margina, y su situación de abandono los coloca en la ‘cuerda floja’, al grado que dudan pasar la contigencia sin sufrir daños irreversibles en su salud.

Si no les da el coronavirus, del hambre y la discriminación no se escapan, pues muchos de ellos ya la están sufriendo, lo peor es que la gran mayoría de ellos padece enfermedades crónico degenerativas, que no se llevan con la abstinencia y el ayuno.

Casos como Humberto Tirado, y su esposa, Carmen Zamora, de 80 y 66 años, que viven solos en una vivienda de la colonia Flores Magón, y que perciben una pensión de 2 mil 600 pesos mensuales, más el apoyo de los 68 y más, que les alcanza sólo para pagar el recibo de luz, agua y una pequeña despensa, ahora tienen que lidiar en las tiendas comerciales que les impiden el paso por ser personas de la tercera edad, así que ya no pueden aprovechar las ofertas.

-“¿Qué me digan quién nos va a traer el alimento, si nos quedamos en casa como es la orden sanitaria para los adultos mayores, si no salimos nosotros a comprar, quién nos va a traer para comer?”, pregunta don Humberto.

Por su parte, Ramiro Rodríguez Castañeda, de 72 años de edad, perdió su trabajo de paquetero con el plan de contingencia hace más de 40 días, al principio les entregaban un apoyo semanal de 500 y 600 pesos, pero conforme ha avanzado la cuarentena, disminuyó a 400 pesos y actualmente les llega 200 pesos cada lunes, cantidad que no les alcanza a él y a su esposa Leonor Hernández, de 67 años, ni para comprar las tortillas.

Juan Antonio Sánchez Sarabia, de 74 años de edad, sale todos los días a la calle a juntar plástico pet, aluminio y fierro para conseguir cuando menos 40 o 50 pesos para comprar tortillas y frijoles, recorre a pie con 2 bolsas negras sobre sus hombros, cuando menos 3 o 4 colonias hasta llegar al centro de acopio, donde le pagan 2.50 pesos el kilo de plástico, 14 pesos el kilo de alumnio y 1.50 el kilogramo de fierro.

Otro caso, es Ramón González Pulido, de 81 años de edad, quien vive solo en la invasión de la colonia Jaripillo, él tiene una pensión del Seguro Social de 3 mil 200 pesos mensuales, pero se queja de la discriminación que sufren las personas de la tercera edad, ya que no se les deja entrar ni a las tiendas comerciales, ni a las oficinas administrativas de gobierno, ni a los bancos, lo cual los margina más y les complica la sobrevivencia en estos tiempos de crisis.

Gerarda de Jesús Miranda, de 63 años de edad, está con el ‘Jesús en la boca’, ya que la suspendieron de su trabajo de barredora de calles y no sabe si esta semana seguirá percibiendo su salario de mil 200 pesos semanales, pues se dio la orden de que dejaran de trabajar al declararse la Fase 3 del coronavirus.

Ella vive sola en una de las casas de la invasión Jaripillo, los apoyos no le han llegado, y su hijo, que tuvo que salir por necesidad al estado de Durango, no puede regresar por los riesgos de la emergencia sanitaria.

Humberto Tirado no puede salir de su casa por problemas respiratorios y pulmonares. Foto: Rolando Salazar │El Sol de Mazatlán

INCONFORMIDAD

A Humberto Tirado le preocupa la situación que viven sus 2 hijos en Tijuana, ellos se quedaron sin empleo y tienen que sostener a sus familias, él por su parte, se quedó en Mazatlán y vive con su esposa Carmen, con una pensión de 86 pesos diarios, ya que el apoyo bimestral de los 68 y más, sólo les alcanza para pagar el recibo de luz y agua.

Él asegura que tiene muchos “amigos”, ya que cuando formó parte de la población económicamente activa, lo hizo de mesero en uno de los hoteles más reconocidos de Mazatlán, al que acuden “la crema y nata” del mundo político y empresarial, dice conocer a todos los alcaldes, legisladores y gobernadores de los últimos tiempos, pero en la situación en la que vive pocos se acuerdan de él, salvo cuando buscan el voto en las elecciones.

Actualmente, padece una enfermedad pulmonar que le impide caminar mucho, así que es su esposa Carmen la que sale al mandado, pero con las restricciones sanitarias, observa que hay una discriminación hacia los adultos mayores.



Es una ofensa para los señores de la tercera edad que como yo viven solos, que andamos buscando dónde comprar más barato, resulta que en las tiendas comerciales se nos niega la entrada que porque estamos viejos, yo lo tomo como una discriminación muy fuerte y drástica, nos dicen que podemos mandar a un niño, pero qué necesidad, por qué tenemos que hacer eso, quién dio la orden Humberto Tirado



Aclara que su posición no es en contra de las medidas sanitarias, sino de la discriminación que se hace hacia las personas mayores que viven solas, porque quién les va a llevar la comida a sus casas.



No digo que no es correcto quedarse en casa, es bueno, pero habemos personas, no soy el único, hay miles de personas que viven solos en sus casas, que no tienen para comer ni tortillas, y se les pide que no salgan, qué vamos a hacer, la situación es crítica, pero habemos personas que tenemos doble crisis Humberto Tirado


Juan Antonio Sánchez Sarabia junta plástico, aluminio y fierro en las calles, para llevar el peso a su casa. Foto: Juan Carlos Ramírez │El Sol de Mazatlán

ENTRE TODOS SE APOYAN

En la casa de Ramiro y Leonor viven su hija Karla, 3 nietos y un sobrino, de los siete sólo Karla trabaja como mostradora en una tienda del mercado municipal Ricardo Flores Magón, quien gana el salario mínimo; antes de la cuarentena, él se desempeñaba como empacador en Soriana Santa Rosa, pero fue suspendido por las recomendaciones de Salud.

Conforme avanzan los días su situación se complica, pues los 500 o 600 pesos que le daban a la semana se redujo a 200, lo cual no les alcanza ni para las tortillas, ya que consumen al día 3 kilos, a 20 pesos cada uno.

El poco dinero que llega al hogar, Leonor lo ha estirado lo más que ha podido, de ahí que tengan en la alacena cuando menos aceite, frijol, arroz, sopa, jabón para lavar y bañarse, y cloro para la limpieza, pero estas provisiones sólo les alcanzará para una semana, ya después, señalan, Dios dirá.

Con dificultad pagaron el recibo de agua que les llegó de 100 pesos, pero falta el “sablazo” más fuerte del mes, el recibo de luz, pues ese les llega de 600 a 700 pesos.

Antonio Sánchez vive en casa de una de sus hijas, con su esposa y otra hija más, en Pradera Dorada, el único ingreso que tienen es el que obtiene él de la venta del plástico, aluminio y fierro que recoge en la calle. Su hija trabajaba en la empresa Pinsa, pero al terminar la temporada de pesca, fue suspendida.



La necesidad nos hace salir, me pongo el cubrebocas, y salgo todos los días para ver cuánto saco, saco lo que junte, a veces 40 pesos, otras veces 30 o 50 pesos, no recorro mucho, me vengo por la avenida, allá en los tabachines, está un edificio, pa’llá vivo, es una casa de la hija mía, mi hija trabajaba en la Pinsa, nomás que ella dejó de trabajar, y ahora, pos le dije a mi esposa, voy a juntar Antonio Sánchez



Él al igual que muchos adultos mayores esperan con ilusión el apoyo del gobierno federal, el de los 68 y más: “No sé si ya llegó, pero lo estoy esperando para comprar algo que nos ayude a salir adelante, tener algo para comer”.

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Es difícil que la gente soporte todo mayo, nosotros ya estamos viejos, ya vivimos, pero los hijos, los nietos y las nietas y toda la gente, ¿qué va a pasar si esto no termina pronto? Humberto Tirado, 80 años


La necesidad nos hace salir, me pongo el cubrebocas, y salgo todos los días para ver cuánto saco, saco lo que junte, para comer Juan Antonio Sánchez, 74 años


Las despensas no han llegado y tanta falta que hacen, porque ahorita la cosa está fea, estamos al día, aparte que no podemos salir para ir y ganarnos el pan de cada día Ramiro Rodríguez Castañeda, 72 años


Ahora con lo del coronavirus, nos impiden salir y entrar a los lugares como aquí en palacio, venía con una señora y nomás la dejaron entrar a ella Ramón González, 81 años


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