/ jueves 21 de julio de 2022

Martha Camacho: un símbolo del baloncesto sinaloense

Martha Camacho ex jugadora de Selección Nacional es una institución de referencia para el deporte ráfaga del puerto

Mazatlán, Sin.- Sinaloa comenzó a formar una etapa de buenas basquetbolistas a principios de los años 2000’s, jóvenes con mucho talento y garra en la cancha, que se atrevieron hacer lo que sus antecesores no lograron, que fue recorrer las principales canchas del continente.

Aunque muchas de ellas, no destacaron por su altura, sino por su velocidad, hubo una que si dio el margen para ser de las jugadoras más altas de México, de nombre Martha Camacho Padilla y que se inició en el baloncesto por pura coincidencia, como si el balón fuera el campo magnético, que la atrapó para toda su vida.

También puedes leer: Mariana Valenzuela es convocada a la Selección Mexicana de Baloncesto

Ella vio la luz en la Ciudad de Los Mochis, Sinaloa, en 1982, pero en su niñez jamás pasó por su mente desempeñarse en algún deporte, hasta que llegó al Cobaes, en esa etapa de adolescencia, y donde justamente el baloncesto en todo el país era muy popular, por la época de los Chicago Bulls de Michael Jordan.

Aunque al principio practicaba el deporte en su etapa de preparatoriana por cumplir la parte extracurricular en la escuela, no como una inclinación natural que suelen tener algunas jóvenes, Martha Camacho Padilla, recuerda que en su juventud solo participaba en algunas pruebas de atletismo mientras estudiaba, hasta que el entrenador José Castro la llamó para integrarse al equipo de baloncesto de la preparatoria.

El entrenador observó cualidades en ella que servirían para estar en el equipo y con 15 años de edad y con una altura de un metro con ochenta centímetros, comenzó a jugar el deporte ráfaga, aprovechando el físico atlético que formó por recorrer los 400 metros planos.

El baloncesto es una gran pasión para ella. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Esa condición natural le permitió jugar de poste, que le hizo valer esa condición para anotar canastas bajo el aro, y que además lo que le tuvo oportunidad de ser convocada a la Selección Mexicana Femenil Juvenil, cuando apenas tenía dos años practicando el baloncesto a nivel estudiantil.

Nunca me gustó practicar nada de deporte, hasta que gracias a mi mamá me animé a jugar ya de lleno en el básquet, al que llegué por mi altura, que al final me comenzó a dar muchos frutos”, dice.

En la preparatoria, con 18 años de edad, le tocó ganar campeonatos nacionales y ser seleccionada para jugar unos Panamericanos en Argentina, competencia que fue una de sus primeras “pruebas de fuego”.

Yo jamás dimensioné en ese momento en dónde estaba parada, ni a quiénes estaba enfrentando en Argentina, me tocó enfrentar a Diana Taurasi, que al siguiente año estaba jugando en la WNBA, la liga de baloncesto profesional estadounidense, nos metió como 40 puntos ella sola”, recuerda.

Esa oportunidad de enfrentar a lo mejor, de lo mejor en esos años, le abrió una puerta para irse a probar suerte fuera del país, donde jugó contra equipos de universidades en Estados Unidos, pero al final de cuentas no se animó a dejar su tierra.

"No me fui porque mis papás no me lo permitieron, me decían: ‘cómo mi niña, que apenas tiene 18 años, ya se va a ir a Estados Unidos'", explica. Hoy se arrepiente de no haberse animado, ya que sabe que pudo tener mayor crecimiento.

La única que no se arrepiente de que no me fui es mi mamá (ríe) de hecho, hace poco me lo volvió a decir”.

Pionera en el desierto

En esa época, Sinaloa contaba ya con jugadoras de renombre, como la rosarense Brisa Silva, pero al no existir mucho apoyo para el baloncesto femenil en el estado, algunas de ellas le tuvieron que buscar por otro lado, o simplemente desarrollarse con los equipos locales, por lo que a Martha le tocó jugar con la Selección y con algunos equipos locales, además de seguir con el fogueo con equipos de universidades de Estados Unidos.

Por ahí del año 2000, más o menos, me llama la Selección Mayor y volvimos hacer una gira por Estados Unidos, con equipos de la NCAA (la liga universitaria de Estados Unidos), yo era novata, pero conseguí una beca en la Universidad de las Américas, me fui dos años y gané títulos a nivel universitarios y me toca regresarme, para terminar mi carrera en Administración Turística”.

Bajo la bandera de México, dejó en alto a Sinaloa. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Después de esa etapa, Martha dejó de lado el baloncesto para enfocarse en proyectos personales, pausando un poco su carrera universitaria, hasta que en el 2003 fue tomada en cuenta para participar en un preolímpico, rumbo a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, porque aún estaba en el radar de la Selección y se mantenía en un buen nivel, jugando en las ligas locales del puerto.

Me tocó jugar ese preolímpico, nos disputamos tres plazas y quedamos en cuarto lugar, quedándonos sin ir a Atenas. Pasaron Canadá, Brasil y no me acuerdo qué otro, pero eran jugadoras de la WNBA y ese pase lo jugamos en Culiacán".

Martha encontró otra oportunidad de seguir con sus estudios en la UADO y para el año 2006 le tocó participar con la Selección Mayor en unos Juegos Centroamericanos en Colombia y después tenía en puerta otro torneo internacional, pero se le juntó con su examen de carrera, por lo que tuvo que tomar una difícil decisión.

En ese momento tuve que decidir si ir a la Selección o no, porque antes, si no te ibas a una concentración, te castigaban un año; al final les dije que no, salí de la carrera y me puse a trabajar en una agencia aduanal y dejé la Selección, hasta el 2013, que metimos un equipo en un Nacional y me encontré a los visores y ellos me decían: ¿en dónde estuviste todos estos años?”, dice entre risas.

Precursora de la Liga Femenil

En la actualidad la Liga Mexicana de Baloncesto Profesional Femenil es una de las mejores establecidas en el país con 12 equipos, agregando apenas en el 2022 a Mazatlán, pero por allá del 2013, Martha fue invitada a uno de los equipos más ganadores, Mieleras de Guanajuato, para jugar el Final Four con dicho equipo.

Comencé a jugar con Mieleras, que en ese momento eran Freseras, y eran los ‘pininos’ de esa liga, jugué el Final Four en Tabasco y quedamos en tercer lugar, pero me topé con el entrenador de la Selección y me convocó para el Premundial”.

Se retiró en un Centrobasquet en Monterrey en el año 2014, donde dijo adiós a la Selección Mexicana, pero dio paso a cinco años en la Liga Femenil, donde consiguió dos campeonatos, al lado de la rosarense Brisa Silva.

Hoy día Martha está concentrada en jugar en las ligas locales del puerto. Ella tiene el corazón dividido, ya que va y viene a Los Mochis, pero toda su carrera, tanto profesional, como laboral, la ha realizado en Mazatlán, por lo que se siente toda una patasalada, gracias también al apoyo de su familia y de su amigo, Jesús “Chechu” Guerrero, que no la dejó caer, buscando sus sueños.

PARA SABER

Desde los 15 años comenzó en el deporte ráfaga

Mazatlán, Sin.- Sinaloa comenzó a formar una etapa de buenas basquetbolistas a principios de los años 2000’s, jóvenes con mucho talento y garra en la cancha, que se atrevieron hacer lo que sus antecesores no lograron, que fue recorrer las principales canchas del continente.

Aunque muchas de ellas, no destacaron por su altura, sino por su velocidad, hubo una que si dio el margen para ser de las jugadoras más altas de México, de nombre Martha Camacho Padilla y que se inició en el baloncesto por pura coincidencia, como si el balón fuera el campo magnético, que la atrapó para toda su vida.

También puedes leer: Mariana Valenzuela es convocada a la Selección Mexicana de Baloncesto

Ella vio la luz en la Ciudad de Los Mochis, Sinaloa, en 1982, pero en su niñez jamás pasó por su mente desempeñarse en algún deporte, hasta que llegó al Cobaes, en esa etapa de adolescencia, y donde justamente el baloncesto en todo el país era muy popular, por la época de los Chicago Bulls de Michael Jordan.

Aunque al principio practicaba el deporte en su etapa de preparatoriana por cumplir la parte extracurricular en la escuela, no como una inclinación natural que suelen tener algunas jóvenes, Martha Camacho Padilla, recuerda que en su juventud solo participaba en algunas pruebas de atletismo mientras estudiaba, hasta que el entrenador José Castro la llamó para integrarse al equipo de baloncesto de la preparatoria.

El entrenador observó cualidades en ella que servirían para estar en el equipo y con 15 años de edad y con una altura de un metro con ochenta centímetros, comenzó a jugar el deporte ráfaga, aprovechando el físico atlético que formó por recorrer los 400 metros planos.

El baloncesto es una gran pasión para ella. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Esa condición natural le permitió jugar de poste, que le hizo valer esa condición para anotar canastas bajo el aro, y que además lo que le tuvo oportunidad de ser convocada a la Selección Mexicana Femenil Juvenil, cuando apenas tenía dos años practicando el baloncesto a nivel estudiantil.

Nunca me gustó practicar nada de deporte, hasta que gracias a mi mamá me animé a jugar ya de lleno en el básquet, al que llegué por mi altura, que al final me comenzó a dar muchos frutos”, dice.

En la preparatoria, con 18 años de edad, le tocó ganar campeonatos nacionales y ser seleccionada para jugar unos Panamericanos en Argentina, competencia que fue una de sus primeras “pruebas de fuego”.

Yo jamás dimensioné en ese momento en dónde estaba parada, ni a quiénes estaba enfrentando en Argentina, me tocó enfrentar a Diana Taurasi, que al siguiente año estaba jugando en la WNBA, la liga de baloncesto profesional estadounidense, nos metió como 40 puntos ella sola”, recuerda.

Esa oportunidad de enfrentar a lo mejor, de lo mejor en esos años, le abrió una puerta para irse a probar suerte fuera del país, donde jugó contra equipos de universidades en Estados Unidos, pero al final de cuentas no se animó a dejar su tierra.

"No me fui porque mis papás no me lo permitieron, me decían: ‘cómo mi niña, que apenas tiene 18 años, ya se va a ir a Estados Unidos'", explica. Hoy se arrepiente de no haberse animado, ya que sabe que pudo tener mayor crecimiento.

La única que no se arrepiente de que no me fui es mi mamá (ríe) de hecho, hace poco me lo volvió a decir”.

Pionera en el desierto

En esa época, Sinaloa contaba ya con jugadoras de renombre, como la rosarense Brisa Silva, pero al no existir mucho apoyo para el baloncesto femenil en el estado, algunas de ellas le tuvieron que buscar por otro lado, o simplemente desarrollarse con los equipos locales, por lo que a Martha le tocó jugar con la Selección y con algunos equipos locales, además de seguir con el fogueo con equipos de universidades de Estados Unidos.

Por ahí del año 2000, más o menos, me llama la Selección Mayor y volvimos hacer una gira por Estados Unidos, con equipos de la NCAA (la liga universitaria de Estados Unidos), yo era novata, pero conseguí una beca en la Universidad de las Américas, me fui dos años y gané títulos a nivel universitarios y me toca regresarme, para terminar mi carrera en Administración Turística”.

Bajo la bandera de México, dejó en alto a Sinaloa. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Después de esa etapa, Martha dejó de lado el baloncesto para enfocarse en proyectos personales, pausando un poco su carrera universitaria, hasta que en el 2003 fue tomada en cuenta para participar en un preolímpico, rumbo a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, porque aún estaba en el radar de la Selección y se mantenía en un buen nivel, jugando en las ligas locales del puerto.

Me tocó jugar ese preolímpico, nos disputamos tres plazas y quedamos en cuarto lugar, quedándonos sin ir a Atenas. Pasaron Canadá, Brasil y no me acuerdo qué otro, pero eran jugadoras de la WNBA y ese pase lo jugamos en Culiacán".

Martha encontró otra oportunidad de seguir con sus estudios en la UADO y para el año 2006 le tocó participar con la Selección Mayor en unos Juegos Centroamericanos en Colombia y después tenía en puerta otro torneo internacional, pero se le juntó con su examen de carrera, por lo que tuvo que tomar una difícil decisión.

En ese momento tuve que decidir si ir a la Selección o no, porque antes, si no te ibas a una concentración, te castigaban un año; al final les dije que no, salí de la carrera y me puse a trabajar en una agencia aduanal y dejé la Selección, hasta el 2013, que metimos un equipo en un Nacional y me encontré a los visores y ellos me decían: ¿en dónde estuviste todos estos años?”, dice entre risas.

Precursora de la Liga Femenil

En la actualidad la Liga Mexicana de Baloncesto Profesional Femenil es una de las mejores establecidas en el país con 12 equipos, agregando apenas en el 2022 a Mazatlán, pero por allá del 2013, Martha fue invitada a uno de los equipos más ganadores, Mieleras de Guanajuato, para jugar el Final Four con dicho equipo.

Comencé a jugar con Mieleras, que en ese momento eran Freseras, y eran los ‘pininos’ de esa liga, jugué el Final Four en Tabasco y quedamos en tercer lugar, pero me topé con el entrenador de la Selección y me convocó para el Premundial”.

Se retiró en un Centrobasquet en Monterrey en el año 2014, donde dijo adiós a la Selección Mexicana, pero dio paso a cinco años en la Liga Femenil, donde consiguió dos campeonatos, al lado de la rosarense Brisa Silva.

Hoy día Martha está concentrada en jugar en las ligas locales del puerto. Ella tiene el corazón dividido, ya que va y viene a Los Mochis, pero toda su carrera, tanto profesional, como laboral, la ha realizado en Mazatlán, por lo que se siente toda una patasalada, gracias también al apoyo de su familia y de su amigo, Jesús “Chechu” Guerrero, que no la dejó caer, buscando sus sueños.

PARA SABER

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