Mazatlán, Sin.- La literatura mazatleca llega a Ibiza, España de la mano del escritor mazatleco, Samuel Parra y su cuento "Sabor a ti" en la revista Ojoxojo, la cual se publica solamente dos veces por año y reúne a las mejores plumas a nivel internacional. Ahora el escritor vaga sobre el Viejo Continente a través de la pluma y el papel.
La revista abrió su sexta convocatoria en octubre del año pasado, donde enlistan los requisitos a cumplir para ser seleccionados. Samuel Parra envío un cuento de terror, donde la protagonista es una joven que aprovecha el silencio y la complicidad de la noche para convertir su casa en una carnicería humana.
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"Me gusta el género del terror porque en el miedo está la vida y el camino a la irrealidad que produce la narrativa. Como escritores nos debemos al lenguaje, cada historia nos invita a repensar los alcances de la ficción mientras algo de nuestros abismos surge de la lectura", expresó el escritor.
Escribir es aire para sus pulmones, señaló, ya sea ficción o un escenario real, pero alguien debe relatar esos sucesos. La buena noticia le llegó de madrugada este jueves, debido al cambio de horario; todavía no se la cree que haya sido seleccionado y aceptado.
"No escribo para ganar premios ni becas, lo hago porque hace 22 años mi mentora, la Escritora Georgina Martínez, me enseñó que todos tenemos una historia que contar y no puedo permanecer estático", agregó.
Literatura de terror
Parra considera que la literatura de terror no es evasiva; al contrario, lleva de vuelta al lector a los adentros. El horror y lo siniestro, apuntó, llega como una ola, atraviesa el paisaje y lo transforma en una oda a lo temible, lo que se esconde debajo de la máscara corriente que todos llevan en alguna oportunidad.
"Escribo sobre personajes que no parecen encajar en ninguna parte, pero en realidad, lo hace en todas. Una imagen insistente sobre lo que somos y más allá, de lo que asumimos, puede ser lo real. Un interminable juego de espejos", apuntó.
Ese gusto por el terror, dijo, tiene mucho que ver con la manera de manejar nuestra propia visión del mundo: el temor como emblema y símbolo, el temor como metalenguaje de esa visión, dónde es probable que lo que tememos no tenga que ver con el monstruo de la pantalla o la escena de nuestro libro favorito, sino con ese terror en sombras de nuestra imaginación.
"Creo que la fuente de inspiración primaria no es lo sobrenatural, sino las pequeñas vicisitudes que le rodean, convertidas en pequeñas escenas cotidianas con un reborde maligno. Lo tétrico no es el motivo ni el objetivo central de mi obra, sino algo más cercano a la amargura y al miedo. Al horror reconvertido en algo más abrumador y doloroso. Una mezcla de frustración, apatía y angustia que transforma cada una de mis textos en una percepción hórrida sobre los dilemas existenciales corrientes. La prosa se convierte en paisajes anómalos y deformados de lo cotidiano", dijo.