"Las ganancias no son materiales, son espirituales"

El líder del Hogar San Pablo, el Padre Horacio Rabelo, comparte su experiencia tras 9 años al frente de este lugar que da esperanza a los más necesitados

Julieta Lomelí

  · sábado 20 de abril de 2019

Padre Horacio Rabelo, encargado de Hogar San Pablo en Mazatlán.

Mazatlán, Sinaloa.-

Este lugar nació en 1975 cuando hubo un ciclón de nombre Olivia, que devastó esta zona. Antes de ser Hogar San Pablo era una casa de religiosas, Las Madres Adoratrices, las que hacen las hostias. El lugar se devastó porque tenían láminas de asbesto y se levantó. Las religiosas se fueron a Guadalajara donde tenían su casa central.

Padre Horacio Rabelo.

“A los días del ciclón, el Padre Tovar pasó y vio que aquí se refugiaban los hijos de los presos de las Islas Marías, entonces el Padre inició ayudándoles a esos niños. Había muchos porque de aquí zarpaba el barco. En el 85 cuando se hicieron las escuelas primarias y secundarias en las Islas Marías, los niños se fueron para allá”.

El Padre se quedó y junto con el empresario Francisco Madero empezaron con este proyecto. Y en el 85 cambia el perfil para ayudar a niños que son maltratados físicamente, abandonados, niños que tienen papás pero quedaron mal por las drogas.

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Busto del fundador de Hogar San Pablo, Pedro Tovar Cortés.


Las edades de los niños que conforman actualmente el Hogar San Pablo oscilan entre los seis y 17 años.

Los pequeños tienen gratuitamente estudio, casa, vestido, alimentos, médicos, maestros, psicólogos, todo, es su casa. Una casa hogar.

“Yo trato de quitarles de a cabecita que es un orfanato, les digo es su hogar. Hay un padre una madre, hermanos mayores, hermanos menores”, Padre Rabelo.

Se anexo un perfil de niños que tiene papás pero no tienen para estudiar los recursos económicos. Hoy en día el Hogar San Pablo cuenta con 43 niños.

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Hace dos años el que cumplía 18 años, le teníamos que decir que se fuera porque ya era mayor de edad y segundo porque tiene que volar. Aquí se les daba talleres de CECATI, carpintería, refrigeración, corte de pelo, para que no salgan neófitos, él va a saber qué hacer.

Pero hace dos años se hizo la casa que se llama Refugio Mazatlán, llegaron unos americanos e hicieron la casa y se hizo una conexión. Terminan en Casa Hogar San Pablo al cumplir 18 años y se mandan allá, en Galeana y Rosales, en el Centro. Los jóvenes hacen su universidad ahí. Terminan prepa, universidad o talleres.

Miles de niños han egresado de Hogar San Pablo. De tres años a la fecha, en dos ocasiones se reunió a los egresados, empezaron con 20, la última vez fueron más de 80.

Muchos de los que encontraron amor, atención, educación y calidez en Hogar San Pablo regresan, por ejemplo el dueño de FireMaster, una empresa de extintores y nos da a precio módico, prácticamente para no perder. Ha habido maestros, médicos, soldados, un clavadista, albañiles.

“También me ha tocado ver a muchos que han sucumbido y regresan al círculo vicioso, al sistema antiguo”, Rabelo.

El 14 de abril el Padre Horacio Rabelo cumplió nueve años a cargo de Hogar San Pablo, llegó en el 2010.

El sacerdote es de El Rosario. Él estaba en Cosalá cuando le invitaron a venir a Mazatlán. El estudiaba su licenciatura en Psicoterapia, terminó y se vino para acá.

“Es un trabajo muy noble. Es un trabajo que sensibiliza mucho. Las ganancias son diferentes no es nada material es espiritual. Porque de pronto ver a un niño que llega aquí demasiado afectado y de pronto ver a un niño que se está defendiendo en la escuela, que gana primer lugar. Que está comiendo con otros y está muy bien portado sin que nadie esté con él. Eso da mucha satisfacción”, externó el Padre Rabelo.