/ lunes 19 de febrero de 2024

Microscopio social | La inseguridad como fracaso y riesgo político

Cada vez son más los estudios especializados que abordan el fracaso del gobierno mexicano en materia de seguridad pública. Esta responsabilidad, que es la razón original de la existencia del Estado moderno, será la principal deuda que dejé la 4T a los mexicanos. Desde Thomas Hobbes en su obra Leviatán, se analiza el papel del Estado como garante de la convivencia civilizada de los seres humanos al proveerles seguridad pública y así superar el llamado estado de naturaleza donde “el hombre es el lobo del hombre”. Gobierno que no cumple con este mínimo no puede llamarse gobierno; si no puede lo menos jamás podrá lo más.

Incluso es un criterio que comparte el mismo presidente de la República. Él mismo lo reafirmó en vísperas de asumir el poder en tres entrevistas a diferentes medios: con Carmen Aristegui (Aristegui Noticias), la mesa de análisis de Tercer Grado (Televisa) y con Ciro Gómez Leyva en Imagen Televisión. Sobre con todo con Ciro fue explícito y textual: “Sin seguridad pública no habrá cuarta transformación”. Pues ya no hubo Cuarta Transformación.

El escritor Héctor Aguilar Camín (Milenio, 14/Feb/2024) nos presentó la semana pasada una síntesis muy ilustrativa de esta catástrofe: “Durante los seis años del gobierno de Vicente Fox (2000-2006) hubo 60 mil 280 asesinatos. En el de Felipe Calderón (2006-2012), hubo 120 mil 463. En el de Enrique Peña (2012- 2018), 156 mil 066. En el de López Obrador van más de 178,000. A los homicidios hay que añadir los desaparecidos, presumiblemente muertos en su mayor parte, desaparecidos por sus asesinos. Según el sitio internacional Statist, entre enero de 2006 y septiembre de 2023, se contabilizaron en México 95,900 personas desaparecidas o no localizadas, de las que más de un 70% fueron hombres jóvenes, menores de 40 años. La mitad de las desapariciones se registraron en el último lustro, durante el gobierno actual.”

Si tomamos en cuenta que en promedio tenemos tres mil homicidios dolosos mensuales, este gobierno llegará a su final con cerca de 200 mil asesinatos. Un resultado siniestro que ni siquiera los países en guerra padecen. Para dimensionar la catástrofe podemos citar referentes históricos como la Guerra de Vietnam donde Estados Unidos tuvo en total 50 mil bajas, o la lucha contra el terrorismo de ETA en España, organización vasca que en total perpetró 853 asesinatos. Como vemos, cualquier referente palidece frente a los 200 mil muertos que nos dejará la 4T en sus cinco años y diez meses de duración.

Incluso instituciones como Citibanamex, habitualmente concentradas en el análisis de riesgo financiero, ya el pasado 12 de febrero le dedicaron una parte importante de su trabajo prospectivo diario para alertar sobre el avance de la delincuencia en la vida cotidiana de los mexicanos. Publicaron ese día una “Nota especial” titulada Elecciones 2024: los riesgos de la violencia político electoral, con una serie de conclusiones que muestran la enorme preocupación que existe frente al fracaso en seguridad.

En dicho estudio la institución bancaria afirma que “la deteriorada resiliencia del Estado mexicano ante el crimen organizado ha dado lugar a una crisis de extorsiones y desapariciones en el país, pero también a presencia e influencia del crimen en procesos electorales. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el Instituto Nacional Electoral (INE), periodistas y analistas especializados en temas de seguridad han expresado su preocupación por el incremento de la violencia político-electoral en los últimos años. Esos actores y los propios partidos políticos han contribuido a aportar evidencia tanto de financiamiento ilegal a algunos candidatos cuanto de la intimidación criminal y el asesinato de otros, así como de intervenciones violentas durante jornadas electorales. El número de candidatos, políticos y periodistas asesinados se ha cuadruplicado en los últimos años”.

Asimismo, es importante recordar que de acuerdo al Indice Global de Crimen Organizado (IGCO) 2023, que evalúa los niveles de criminalidad y resiliencia de los gobiernos ante la actividad criminal, México ocupa hoy el tercer lugar de 193 países analizados. El IGCO mide el grado de penetración del crimen organizado en los mercados para comercializar su mercancía y servicios y estima la capacidad de los gobiernos para combatir la actividad de esas organizaciones.

Por último, para coronar esta (mala) percepción mundial, podemos citar a las propias Naciones Unidas, que desde hace 15 años ubican a México como uno de los países con niveles relativos de homicidios mas altos del mundo. Según la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU, el 2021 el promedio de homicidios por cada cien mil habitantes (hxc100mh) fue de 5.8 a nivel mundial y en América Latina, 15. En México durante el gobierno de la 4T ha llegado a 29.

En México no podemos seguir con un gobierno que ha fracasado en su principal responsabilidad que es proveer seguridad pública a los ciudadanos. Un gobierno que promedia 92 personas asesinadas cada día, y que en lugar de pedir disculpas o comprometerse a mejorar las cosas, se burla de la población al decir que “vamos muy bien”, negando absolutamente la realidad. Un caso penoso de disonancia cognitiva.

Nuestro voto es el arma que tenemos para cambiar este lamentable estado de cosas; los mexicanos nos merecemos un mejor gobierno realmente humanista y no una caricatura ridícula de ese concepto. El próximo 2 de junio tendremos una gran oportunidad para cambiar a México. ¿Se puede? ¡Claro que se puede!


19/Feb/2024.

Cada vez son más los estudios especializados que abordan el fracaso del gobierno mexicano en materia de seguridad pública. Esta responsabilidad, que es la razón original de la existencia del Estado moderno, será la principal deuda que dejé la 4T a los mexicanos. Desde Thomas Hobbes en su obra Leviatán, se analiza el papel del Estado como garante de la convivencia civilizada de los seres humanos al proveerles seguridad pública y así superar el llamado estado de naturaleza donde “el hombre es el lobo del hombre”. Gobierno que no cumple con este mínimo no puede llamarse gobierno; si no puede lo menos jamás podrá lo más.

Incluso es un criterio que comparte el mismo presidente de la República. Él mismo lo reafirmó en vísperas de asumir el poder en tres entrevistas a diferentes medios: con Carmen Aristegui (Aristegui Noticias), la mesa de análisis de Tercer Grado (Televisa) y con Ciro Gómez Leyva en Imagen Televisión. Sobre con todo con Ciro fue explícito y textual: “Sin seguridad pública no habrá cuarta transformación”. Pues ya no hubo Cuarta Transformación.

El escritor Héctor Aguilar Camín (Milenio, 14/Feb/2024) nos presentó la semana pasada una síntesis muy ilustrativa de esta catástrofe: “Durante los seis años del gobierno de Vicente Fox (2000-2006) hubo 60 mil 280 asesinatos. En el de Felipe Calderón (2006-2012), hubo 120 mil 463. En el de Enrique Peña (2012- 2018), 156 mil 066. En el de López Obrador van más de 178,000. A los homicidios hay que añadir los desaparecidos, presumiblemente muertos en su mayor parte, desaparecidos por sus asesinos. Según el sitio internacional Statist, entre enero de 2006 y septiembre de 2023, se contabilizaron en México 95,900 personas desaparecidas o no localizadas, de las que más de un 70% fueron hombres jóvenes, menores de 40 años. La mitad de las desapariciones se registraron en el último lustro, durante el gobierno actual.”

Si tomamos en cuenta que en promedio tenemos tres mil homicidios dolosos mensuales, este gobierno llegará a su final con cerca de 200 mil asesinatos. Un resultado siniestro que ni siquiera los países en guerra padecen. Para dimensionar la catástrofe podemos citar referentes históricos como la Guerra de Vietnam donde Estados Unidos tuvo en total 50 mil bajas, o la lucha contra el terrorismo de ETA en España, organización vasca que en total perpetró 853 asesinatos. Como vemos, cualquier referente palidece frente a los 200 mil muertos que nos dejará la 4T en sus cinco años y diez meses de duración.

Incluso instituciones como Citibanamex, habitualmente concentradas en el análisis de riesgo financiero, ya el pasado 12 de febrero le dedicaron una parte importante de su trabajo prospectivo diario para alertar sobre el avance de la delincuencia en la vida cotidiana de los mexicanos. Publicaron ese día una “Nota especial” titulada Elecciones 2024: los riesgos de la violencia político electoral, con una serie de conclusiones que muestran la enorme preocupación que existe frente al fracaso en seguridad.

En dicho estudio la institución bancaria afirma que “la deteriorada resiliencia del Estado mexicano ante el crimen organizado ha dado lugar a una crisis de extorsiones y desapariciones en el país, pero también a presencia e influencia del crimen en procesos electorales. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el Instituto Nacional Electoral (INE), periodistas y analistas especializados en temas de seguridad han expresado su preocupación por el incremento de la violencia político-electoral en los últimos años. Esos actores y los propios partidos políticos han contribuido a aportar evidencia tanto de financiamiento ilegal a algunos candidatos cuanto de la intimidación criminal y el asesinato de otros, así como de intervenciones violentas durante jornadas electorales. El número de candidatos, políticos y periodistas asesinados se ha cuadruplicado en los últimos años”.

Asimismo, es importante recordar que de acuerdo al Indice Global de Crimen Organizado (IGCO) 2023, que evalúa los niveles de criminalidad y resiliencia de los gobiernos ante la actividad criminal, México ocupa hoy el tercer lugar de 193 países analizados. El IGCO mide el grado de penetración del crimen organizado en los mercados para comercializar su mercancía y servicios y estima la capacidad de los gobiernos para combatir la actividad de esas organizaciones.

Por último, para coronar esta (mala) percepción mundial, podemos citar a las propias Naciones Unidas, que desde hace 15 años ubican a México como uno de los países con niveles relativos de homicidios mas altos del mundo. Según la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU, el 2021 el promedio de homicidios por cada cien mil habitantes (hxc100mh) fue de 5.8 a nivel mundial y en América Latina, 15. En México durante el gobierno de la 4T ha llegado a 29.

En México no podemos seguir con un gobierno que ha fracasado en su principal responsabilidad que es proveer seguridad pública a los ciudadanos. Un gobierno que promedia 92 personas asesinadas cada día, y que en lugar de pedir disculpas o comprometerse a mejorar las cosas, se burla de la población al decir que “vamos muy bien”, negando absolutamente la realidad. Un caso penoso de disonancia cognitiva.

Nuestro voto es el arma que tenemos para cambiar este lamentable estado de cosas; los mexicanos nos merecemos un mejor gobierno realmente humanista y no una caricatura ridícula de ese concepto. El próximo 2 de junio tendremos una gran oportunidad para cambiar a México. ¿Se puede? ¡Claro que se puede!


19/Feb/2024.