/ lunes 15 de mayo de 2023

Leopoldo Domínguez, el maestro que le ha dedicado su vida a la educación

Conocido como el "Profe Polo", el docente tiene más de 4 décadas al frente de un salón de clases

Escuinapa, Sin.- Coadyuvar en la formación de buenas personas y ciudadanos de bien es la mayor satisfacción que el profesor Leopoldo Domínguez dice tener tras haber dedicado ya un total de 47 años a su profesión como docente en el estado de Sinaloa.

El Profe "Polo", como se le conoce en su tierra Escuinapa, llegó a convertirse en maestro por el deseo de alcanzar una mejor vida, luego de haber pasado una difícil infancia, al haber quedado huérfano a los 4 años y haber tenido que sortear episodios bastante difíciles a lo largo de su niñez.

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Su objetivo principal, era ser doctor, pero al no contar con los recursos económicos, al concluir la secundaria tuvo la oportunidad de ingresar a la Escuela Normal de Sinaloa.

"Cuando terminé la secundaria salió una convocatoria de la Escuela Normal, no tenía dinero para irme y en ese entonces pedí prestado a la maestra Candita Grave y al ‘Pioquinto’, me prestaron 25 pesos para el pasaje, hice el examen a Culiacán, afortunadamente lo pasé, de ahí, trabajando en un taller mecánico logré terminar la carrera".

El primer día que le tocó estar al frente de un grupo, ya como maestro, fue el 1 de septiembre del año de 1976, en la comunidad de Tameapa, en la sierra de Badiraguato. Tardaba entre siete y ocho horas para poder llegar desde Escuinapa hasta su lugar de trabajo.

"Allá en la sierra, uno la hace de maestro, de doctor, de enfermero, de licenciado, allá todas las profesiones se ponen en práctica, porque allá realmente necesitan de nosotros; maestro de baile, a todo le entrábamos, nosotros como maestros participábamos".

En ese entonces, acompañado por su esposa, María del Carmen Barrón Aguirre, le tocaba vivir en casas con personas del poblado, en donde duró un aproximado de tres años impartiendo clases. Luego de haber desarrollado sus primeros tres años como maestro en ese lugar, decidió dejarlo, porque en ese entonces se desarrolló la llamada "Operación Cóndor", implementada por el Gobierno Federal, en el triángulo dorado y hasta a él como maestro le tocó sufrir las consecuencias de este plan operativo.

Tras dejar Tameapa, su segundo plantel que tuvo como maestro fue en la comunidad de Benito Juárez "La Bomba", en La Cruz de Elota, en donde estuvo también alrededor de tres años, para luego obtener su cambio a la comunidad de El Camarón, en Escuinapa.

Posteriormente, le tocó cambiarse al valle de Escuinapa, estando en Palmito del Verde, La Isla del Bosque, Colonia Morelos y Celaya.

Fue en el año de 1984, cuando logra obtener su cambio a la primaria "Angela Peralta", en la cabecera de Escuinapa, donde se ha mantenido como maestro de aula y cargos administrativos desde entonces.

Dice que los niños le dan fuerza para trabajar. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán

La forma de educar

A lo largo de sus casi 50 años como docente, la forma de impartir clases ha ido cambiando, pero a pesar de ello se ha ido preparando para estar siempre listo y adecuado a la necesidad de la niñez, ya que comenta que anteriormente el maestro se mantenía siempre exponiendo y ahora los niños participan más en el sistema de aprendizaje.

Reconoce que también con el paso del tiempo la imagen del profesor o maestro ha ido cambiando, ya que en la época de los años 80 el maestro era una persona de respeto y eso ha quedado atrás.

"El maestro, en los años 70 y 80 era de respeto, los padres de familia, los alumnos, siempre había el ‘mande profesor’, ‘en qué le puedo ayudar’ y ahora actualmente nosotros no somos tratados como una figura que le enseña a los niños cómo ser ante la sociedad".

Además de ser la docencia, su profesión y el sustento de su familia, el mayor pago que recibe es ver que su enseñanza ha servido para formar a ciudadanos de bien.

"Me siento muy satisfecho de la carrera que he hecho y el esfuerzo de haber ayudado a estos niños, que muchos de ellos se han convertido en profesionistas, donde ellos me encuentran, no pasa el momento que me digan: gracias profesor".

Hoy, aunque ya cuenta con 67 años y que ya en varias ocasiones su misma familia le ha aconsejado o pedido que se retire de su labor, es algo que no tiene pensado realizar aún.

"Todavía sigo pensando que me esperaré de 10 a 15 años más, la energía de los niños que me transmiten, eso me ayuda para seguir con fuerzas y sentir que aún tengo mucho por dar para el desarrollo de los niños".

Para saber

El profesor Leopoldo Domínguez es uno de los maestros activos con mayor antigüedad en todo Sinaloa. Hace tres años le tocó estar en una reunión donde se proyectó un listado de los maestros de mayor tiempo laborando y su nombre aparecía como número uno.

Escuinapa, Sin.- Coadyuvar en la formación de buenas personas y ciudadanos de bien es la mayor satisfacción que el profesor Leopoldo Domínguez dice tener tras haber dedicado ya un total de 47 años a su profesión como docente en el estado de Sinaloa.

El Profe "Polo", como se le conoce en su tierra Escuinapa, llegó a convertirse en maestro por el deseo de alcanzar una mejor vida, luego de haber pasado una difícil infancia, al haber quedado huérfano a los 4 años y haber tenido que sortear episodios bastante difíciles a lo largo de su niñez.

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Su objetivo principal, era ser doctor, pero al no contar con los recursos económicos, al concluir la secundaria tuvo la oportunidad de ingresar a la Escuela Normal de Sinaloa.

"Cuando terminé la secundaria salió una convocatoria de la Escuela Normal, no tenía dinero para irme y en ese entonces pedí prestado a la maestra Candita Grave y al ‘Pioquinto’, me prestaron 25 pesos para el pasaje, hice el examen a Culiacán, afortunadamente lo pasé, de ahí, trabajando en un taller mecánico logré terminar la carrera".

El primer día que le tocó estar al frente de un grupo, ya como maestro, fue el 1 de septiembre del año de 1976, en la comunidad de Tameapa, en la sierra de Badiraguato. Tardaba entre siete y ocho horas para poder llegar desde Escuinapa hasta su lugar de trabajo.

"Allá en la sierra, uno la hace de maestro, de doctor, de enfermero, de licenciado, allá todas las profesiones se ponen en práctica, porque allá realmente necesitan de nosotros; maestro de baile, a todo le entrábamos, nosotros como maestros participábamos".

En ese entonces, acompañado por su esposa, María del Carmen Barrón Aguirre, le tocaba vivir en casas con personas del poblado, en donde duró un aproximado de tres años impartiendo clases. Luego de haber desarrollado sus primeros tres años como maestro en ese lugar, decidió dejarlo, porque en ese entonces se desarrolló la llamada "Operación Cóndor", implementada por el Gobierno Federal, en el triángulo dorado y hasta a él como maestro le tocó sufrir las consecuencias de este plan operativo.

Tras dejar Tameapa, su segundo plantel que tuvo como maestro fue en la comunidad de Benito Juárez "La Bomba", en La Cruz de Elota, en donde estuvo también alrededor de tres años, para luego obtener su cambio a la comunidad de El Camarón, en Escuinapa.

Posteriormente, le tocó cambiarse al valle de Escuinapa, estando en Palmito del Verde, La Isla del Bosque, Colonia Morelos y Celaya.

Fue en el año de 1984, cuando logra obtener su cambio a la primaria "Angela Peralta", en la cabecera de Escuinapa, donde se ha mantenido como maestro de aula y cargos administrativos desde entonces.

Dice que los niños le dan fuerza para trabajar. Foto: Jesús López | El Sol de Mazatlán

La forma de educar

A lo largo de sus casi 50 años como docente, la forma de impartir clases ha ido cambiando, pero a pesar de ello se ha ido preparando para estar siempre listo y adecuado a la necesidad de la niñez, ya que comenta que anteriormente el maestro se mantenía siempre exponiendo y ahora los niños participan más en el sistema de aprendizaje.

Reconoce que también con el paso del tiempo la imagen del profesor o maestro ha ido cambiando, ya que en la época de los años 80 el maestro era una persona de respeto y eso ha quedado atrás.

"El maestro, en los años 70 y 80 era de respeto, los padres de familia, los alumnos, siempre había el ‘mande profesor’, ‘en qué le puedo ayudar’ y ahora actualmente nosotros no somos tratados como una figura que le enseña a los niños cómo ser ante la sociedad".

Además de ser la docencia, su profesión y el sustento de su familia, el mayor pago que recibe es ver que su enseñanza ha servido para formar a ciudadanos de bien.

"Me siento muy satisfecho de la carrera que he hecho y el esfuerzo de haber ayudado a estos niños, que muchos de ellos se han convertido en profesionistas, donde ellos me encuentran, no pasa el momento que me digan: gracias profesor".

Hoy, aunque ya cuenta con 67 años y que ya en varias ocasiones su misma familia le ha aconsejado o pedido que se retire de su labor, es algo que no tiene pensado realizar aún.

"Todavía sigo pensando que me esperaré de 10 a 15 años más, la energía de los niños que me transmiten, eso me ayuda para seguir con fuerzas y sentir que aún tengo mucho por dar para el desarrollo de los niños".

Para saber

El profesor Leopoldo Domínguez es uno de los maestros activos con mayor antigüedad en todo Sinaloa. Hace tres años le tocó estar en una reunión donde se proyectó un listado de los maestros de mayor tiempo laborando y su nombre aparecía como número uno.

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