/ sábado 4 de julio de 2020

El ‘vigilante’ del Estero del Infiernillo

Pescador de 55 años limpia y da mantenimiento a la biobarda ecológica instalada en el Puente Juárez sin percibir salario

Mazatlán, Sin.- Con una panga prestada, ya que la suya la perdió en la segunda tormenta invernal del año pasado, cuando el agua arrastró, hundió y desapareció cinco embarcaciones, entre ellas la suya, Javier Acosta se desplaza lentamente con un remo y un gancho que él mismo diseñó para recoger la basura retenida en la biobarda ecológica colocada bajo el Puente Juárez, en la boca del estero del Infiernillo.

Como un ritual, esto lo hace cada mañana desde el 8 de junio de 2019, fecha en la que se instaló el cordón que sirve ahora de barrera para evitar el paso de residuos sólidos urbanos, en el marco de la celebración del Día Mundial de los Océanos.

Hay días en que saca hasta 11 sacos de basura que equivalen hasta 250 kilogramos de residuos, que si no fueran retirados, irían a parar al canal de navegación y de ahí al mar.

Aún en tiempos de estiaje, previo a la temporada de lluvias, lo menos que recoge son entre 20 y 25 kilogramos de basura.

De oficio pescador, a sus 55 años de edad, Javier dice sentirse bien al realizar esta tarea de manera periódica, ya que si bien no percibe un salario fijo por esta labor, la dirección de Ecología y Medio Ambiente le ayuda con la entrega de vales de gasolina, los cuales intercambia entre sus compañeros por favores, productos o dinero que le sirve para alimentarse.

Además, hay gente que le ha hecho donativos que lo estimulan a seguir con la limpieza de la biobarda, pues por su edad ya no puede embarcarse durante la zafra camaronera y al perder su panga, el chinchorro y equipo, no le queda de otra más que aprovechar las altas mareas para pescar uno que otro robalo, pargo, lisa o macho, que llegan hasta la boca del estero.

Vive muy cerca del Puente Juárez, en la colonia Obrera, es viudo y tiene dos hijos, una mujer y un hombre, que ya están grandes y separados con sus familias, así que el único compromiso que tiene es con la naturaleza y el mar que le ha dado de comer por muchos años.

Lo menos que se saca son entre 20 y 25 kilogramos de basura al día, hay ocasiones en que superan los 250 kilos. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

A simple vista, la limpieza de la biobarda pareciera una tarea sencilla para un pescador con años de experiencia, sin embargo, tiene sus altibajos y por momentos llega a ser agotador, sobre todo en tiempo de lluvias.

Recojo con la mano y un aro con red, lo saco y lo echo en costales, después vienen por ella, cada tres o cuatro días pasa el camión recolector de basura, a veces poco, a veces más, ahorita hasta 10 costales de basura se llevan, pero ha habido ocasiones en que saco mucho más.

Javier Acosta

MÁS CARGA EN LLUVIAS

Tan sólo en las primeras dos precipitaciones fuertes de la temporada pasada, la bioboarda acumuló 30 toneladas de basura, 20 en la primera y 10 más en la segunda, que requirió el uso de maquinaria pesada, entre ellas una grúa, un trascabo y camiones de volteo, para el traslado de los residuos, con el apoyo de un "ejército" de voluntarios, desde funcionarios hasta empresarios.

Pero la que más le impactó a Javier, fue la tormenta del pasado 28 de noviembre, que de manera atípica acumuló 193 litros de agua por metro cuadrado, que escurrieron a las partes más bajas de la ciudad, rebasaron la capacidad de arroyos y canales pluviales, hasta llegar al Estero del Infiernillo para desembocar al mar.

Esa vez, la corriente de agua rompió la red y arrastró parte de la biobarda hasta el fondo del canal de navegación, además de hundir cinco embarcaciones, de las cuales sólo se pudieron rescatar dos.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Desde entonces, la instrucción es retirar la estructura flotante cada vez que se anuncie una tormenta en el puerto, para evitar el taponamiento de la boca del estero y ocasionar más daños a la biobarda que funciona con dos tramos de 22 metros, rellenos de 600 envases de plástico de dos a tres litros cada uno.

El diseño original contemplaba tramos de tres metros unidos entre sí, con una falda de red de medio metro que es la que retiene los residuos en su desplazamiento bajo la superficie, como si se tratara de bolsas de plástico.

Actualmente, uno de los tramos está hecho de restos de boya unidos con tramos de red de barco, que donó una empresa pesquera, mientras que el otro pedazo, hecho con apoyo de instituciones educativas y ambientalistas, perdió casi la mitad de su estructura y que requiere de ser sustituida por una nueva, pues ya pasó su periodo de vida útil.

La de boyas retiene mucha basura, es más efectiva que las hechas con plástico PET, pero cuando llueve fuerte se la lleva, la revienta, he ido por ella hasta Pinsa, me la traigo jalando con la panguita prestada, ya me prometieron una panga, y sigo esperando, aunque eso ya tiene como un año.

Javier Acosta

Comenta que entre la basura que recoge encuentra no sólo botellas de plástico, vasos y bolsas, que es lo más común, sino refrigeradores, sofás y colchones, entre otros singulares objetos, que arrastra la corriente de agua hasta la boca del estero del Infiernillo.

No se imagina qué cosas me encuentro, con decirle que hasta condones he tenido que retirar de la biobarda, pienso que la gente debería de tener más conciencia del daño que le hace al mar si tira basura en canales y arroyos, porque todo eso es arrastrado hasta el mar.

Javier Acosta


CON PANGA PRESTADA

Le puso por nombre “La Bonita”, era la embarcación que perdió en la tormenta atípica del pasado 28 de noviembre, ese día jueves, comenta, la traía con basura y un viento fuerte se la volteó a un costado de las piedras del Puente Juárez.

Con la esperanza de recuperarla trabajó todo el viernes y sábado retirando basura del tapón que se formó en la boca del estero, sólo se pudieron rescatar dos de cinco embarcaciones que se hundieron, de la suya ya nunca se supo nada.

Esta que traigo es prestada, me la prestan pescadores y con esa recojo la basura, nomás ocupo un remo hecho de tablas y un gancho con aro y red, ahorita es poca la basura, si acaso 20 o 25 kilos, pero antes agarraba mucho, sobre todo en tiempo de lluvias y ya vienen otra vez la temporada.

Javier Acosta


Refiere que a uno de los tramos le hace falta alrededor de 10 a 15 metros, ya que las corrientes desprendieron una parte de la estructura, y mientras Ecología y ambientalistas gestionan para conseguir un nuevo tramo con restos de boya y redes de pesca, él por su parte está juntando botellas de plástico para armar otro tramo y unirla a la biobarda.

Está así desde hace dos meses, yo estoy juntando unos botes para ver si los pego, pero la de boyas es mejor, porque retiene mucha basura, ojalá que la puedan conseguir, porque las lluvias ya están aquí y en temporada se junta mucha basura porque la gente no entiende y sigue tirando cosas en canales y arroyos.

Javier Acosta

Después de su instalación, la biobarda pronto se convirtió en un indicador de la problemática de los residuos sólidos que se arrojan en los cuerpos de agua de la ciudad, ya que en las primeras lluvias se dimensionó los grandes volúmenes de basura que van a dar al mar, al ser arrastrados por el agua.

Javier Acosta es un eslabón más de muchos que hacen posible que este proyecto siga adelante, a pesar de que cada temporada de lluvias, la basura que arrastra el agua amenaza con llevarse la única barrera flotante que la retiene a su paso.

INSTALACIÓN

El pasado 8 de junio de 2019, se instaló la biobarda ecológica en el puente Juárez, desde entonces se convirtió en un indicador de las descargas de residuos en cuerpos de aguas de la ciudad.

CIFRA

250 kilogramos de residuos sólidos saca al día, Javier Acosta en temporada de lluvias, y en tiempos de estiaje, los menos son de 20 a 25 kilos.


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Mazatlán, Sin.- Con una panga prestada, ya que la suya la perdió en la segunda tormenta invernal del año pasado, cuando el agua arrastró, hundió y desapareció cinco embarcaciones, entre ellas la suya, Javier Acosta se desplaza lentamente con un remo y un gancho que él mismo diseñó para recoger la basura retenida en la biobarda ecológica colocada bajo el Puente Juárez, en la boca del estero del Infiernillo.

Como un ritual, esto lo hace cada mañana desde el 8 de junio de 2019, fecha en la que se instaló el cordón que sirve ahora de barrera para evitar el paso de residuos sólidos urbanos, en el marco de la celebración del Día Mundial de los Océanos.

Hay días en que saca hasta 11 sacos de basura que equivalen hasta 250 kilogramos de residuos, que si no fueran retirados, irían a parar al canal de navegación y de ahí al mar.

Aún en tiempos de estiaje, previo a la temporada de lluvias, lo menos que recoge son entre 20 y 25 kilogramos de basura.

De oficio pescador, a sus 55 años de edad, Javier dice sentirse bien al realizar esta tarea de manera periódica, ya que si bien no percibe un salario fijo por esta labor, la dirección de Ecología y Medio Ambiente le ayuda con la entrega de vales de gasolina, los cuales intercambia entre sus compañeros por favores, productos o dinero que le sirve para alimentarse.

Además, hay gente que le ha hecho donativos que lo estimulan a seguir con la limpieza de la biobarda, pues por su edad ya no puede embarcarse durante la zafra camaronera y al perder su panga, el chinchorro y equipo, no le queda de otra más que aprovechar las altas mareas para pescar uno que otro robalo, pargo, lisa o macho, que llegan hasta la boca del estero.

Vive muy cerca del Puente Juárez, en la colonia Obrera, es viudo y tiene dos hijos, una mujer y un hombre, que ya están grandes y separados con sus familias, así que el único compromiso que tiene es con la naturaleza y el mar que le ha dado de comer por muchos años.

Lo menos que se saca son entre 20 y 25 kilogramos de basura al día, hay ocasiones en que superan los 250 kilos. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

A simple vista, la limpieza de la biobarda pareciera una tarea sencilla para un pescador con años de experiencia, sin embargo, tiene sus altibajos y por momentos llega a ser agotador, sobre todo en tiempo de lluvias.

Recojo con la mano y un aro con red, lo saco y lo echo en costales, después vienen por ella, cada tres o cuatro días pasa el camión recolector de basura, a veces poco, a veces más, ahorita hasta 10 costales de basura se llevan, pero ha habido ocasiones en que saco mucho más.

Javier Acosta

MÁS CARGA EN LLUVIAS

Tan sólo en las primeras dos precipitaciones fuertes de la temporada pasada, la bioboarda acumuló 30 toneladas de basura, 20 en la primera y 10 más en la segunda, que requirió el uso de maquinaria pesada, entre ellas una grúa, un trascabo y camiones de volteo, para el traslado de los residuos, con el apoyo de un "ejército" de voluntarios, desde funcionarios hasta empresarios.

Pero la que más le impactó a Javier, fue la tormenta del pasado 28 de noviembre, que de manera atípica acumuló 193 litros de agua por metro cuadrado, que escurrieron a las partes más bajas de la ciudad, rebasaron la capacidad de arroyos y canales pluviales, hasta llegar al Estero del Infiernillo para desembocar al mar.

Esa vez, la corriente de agua rompió la red y arrastró parte de la biobarda hasta el fondo del canal de navegación, además de hundir cinco embarcaciones, de las cuales sólo se pudieron rescatar dos.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Desde entonces, la instrucción es retirar la estructura flotante cada vez que se anuncie una tormenta en el puerto, para evitar el taponamiento de la boca del estero y ocasionar más daños a la biobarda que funciona con dos tramos de 22 metros, rellenos de 600 envases de plástico de dos a tres litros cada uno.

El diseño original contemplaba tramos de tres metros unidos entre sí, con una falda de red de medio metro que es la que retiene los residuos en su desplazamiento bajo la superficie, como si se tratara de bolsas de plástico.

Actualmente, uno de los tramos está hecho de restos de boya unidos con tramos de red de barco, que donó una empresa pesquera, mientras que el otro pedazo, hecho con apoyo de instituciones educativas y ambientalistas, perdió casi la mitad de su estructura y que requiere de ser sustituida por una nueva, pues ya pasó su periodo de vida útil.

La de boyas retiene mucha basura, es más efectiva que las hechas con plástico PET, pero cuando llueve fuerte se la lleva, la revienta, he ido por ella hasta Pinsa, me la traigo jalando con la panguita prestada, ya me prometieron una panga, y sigo esperando, aunque eso ya tiene como un año.

Javier Acosta

Comenta que entre la basura que recoge encuentra no sólo botellas de plástico, vasos y bolsas, que es lo más común, sino refrigeradores, sofás y colchones, entre otros singulares objetos, que arrastra la corriente de agua hasta la boca del estero del Infiernillo.

No se imagina qué cosas me encuentro, con decirle que hasta condones he tenido que retirar de la biobarda, pienso que la gente debería de tener más conciencia del daño que le hace al mar si tira basura en canales y arroyos, porque todo eso es arrastrado hasta el mar.

Javier Acosta


CON PANGA PRESTADA

Le puso por nombre “La Bonita”, era la embarcación que perdió en la tormenta atípica del pasado 28 de noviembre, ese día jueves, comenta, la traía con basura y un viento fuerte se la volteó a un costado de las piedras del Puente Juárez.

Con la esperanza de recuperarla trabajó todo el viernes y sábado retirando basura del tapón que se formó en la boca del estero, sólo se pudieron rescatar dos de cinco embarcaciones que se hundieron, de la suya ya nunca se supo nada.

Esta que traigo es prestada, me la prestan pescadores y con esa recojo la basura, nomás ocupo un remo hecho de tablas y un gancho con aro y red, ahorita es poca la basura, si acaso 20 o 25 kilos, pero antes agarraba mucho, sobre todo en tiempo de lluvias y ya vienen otra vez la temporada.

Javier Acosta


Refiere que a uno de los tramos le hace falta alrededor de 10 a 15 metros, ya que las corrientes desprendieron una parte de la estructura, y mientras Ecología y ambientalistas gestionan para conseguir un nuevo tramo con restos de boya y redes de pesca, él por su parte está juntando botellas de plástico para armar otro tramo y unirla a la biobarda.

Está así desde hace dos meses, yo estoy juntando unos botes para ver si los pego, pero la de boyas es mejor, porque retiene mucha basura, ojalá que la puedan conseguir, porque las lluvias ya están aquí y en temporada se junta mucha basura porque la gente no entiende y sigue tirando cosas en canales y arroyos.

Javier Acosta

Después de su instalación, la biobarda pronto se convirtió en un indicador de la problemática de los residuos sólidos que se arrojan en los cuerpos de agua de la ciudad, ya que en las primeras lluvias se dimensionó los grandes volúmenes de basura que van a dar al mar, al ser arrastrados por el agua.

Javier Acosta es un eslabón más de muchos que hacen posible que este proyecto siga adelante, a pesar de que cada temporada de lluvias, la basura que arrastra el agua amenaza con llevarse la única barrera flotante que la retiene a su paso.

INSTALACIÓN

El pasado 8 de junio de 2019, se instaló la biobarda ecológica en el puente Juárez, desde entonces se convirtió en un indicador de las descargas de residuos en cuerpos de aguas de la ciudad.

CIFRA

250 kilogramos de residuos sólidos saca al día, Javier Acosta en temporada de lluvias, y en tiempos de estiaje, los menos son de 20 a 25 kilos.


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