/ lunes 21 de noviembre de 2022

Amparo deja su librería y despacho contable para ayudar a los más necesitados

En el comedor comunitario Amigos de San Josemaría E A.C. cerca de 150 personas se ven beneficiadas diariamente

Cerca de 150 personas se ven beneficiadas diariamente en el comedor comunitario Amigos de San Josemaría E A.C. ubicado en el Centro de Mazatlán. Debido a la urgente necesidad que hay en Mazatlán de ayudar a personas en situación de indigencia y vulnerabilidad, la señora Amparo de los Ángeles López Hernández, en octubre del 2010 inició formalmente con esta asociación civil, aunque 10 años atrás ya realizaba esta labor altruista al llevar el alimento a las calles y lugares marginados del puerto.

Ahí coinciden Édgar, nacido en Michoacán y deportado de Estados Unidos hace cuatro años, quien vino al puerto en busca de trabajo; Pedro, originario de Guerrero pero radicado en Mazatlán desde hace 24 años, venía de jornalero con su familia cada temporada y aquí se quedó a buscar mejor suerte y don Jesús, quien hace dos meses salió de Tamaulipas rumbo a Ensenada, Baja California, para encontrarse con unos conocidos y buscar trabajo.

También puedes leer: Piden desplazado ser incluidos en los presupuestos de egresos del 2023

Ellos supieron del comedor gracias a que amigos los llevaron o recomendaron, pero a este lugar van personas que son enviadas incluso de instituciones como Presidencia y DIF municipal, Seguridad Pública y del Hospital General.

A las nueve de la mañana se sirve el desayuno, y a las dos de la tarde la comida; antes de consumir hacen una oración para bendecir los alimentos.

Dejó su profesión por el altruismo

Amparo de los Ángeles comenzó en el altruismo hace 20 años, cuando acompañaba a un sacerdote misionero al Centro Penitenciario, lugar al que llevaban un aliento de vida, una esperanza, a las personas que ahí estaban.

Además de ser esposa y madre de familia, Amparo era propietaria de una librería y tenía un despacho contable, pues es Contadora Pública de profesión, pero para ella no era suficiente, sentía que hacía falta algo más.

La asociación se constituyó legalmente el 21 de octubre del 2010, para ese entonces tenía varios años ya trabajando en la calle, llevando comida a las personas.

"Yo quería un lugar donde poder unirme con personas para compartirles de esa inquietud de este proyecto de Dios, porque él es mi inspiración", expresó.

Primero fue el comedor comunitario, después un albergue y una casa refugio, ambos ubicados en la colonia Francisco I. Madero; actualmente se brinda el apoyo a 15 y ocho personas, respectivamente.

Ahí se asisten a los adultos mayores, enfermos, discapacitados, personas con problemas de adicción; niños, niñas, jóvenes; hombres y mujeres; creyentes o no y de cualquier nacionalidad.

"Hay que hacer algo por los demás, no siempre estar pensando que el gobierno tiene que hacerlo todo, a mí también me toca hacerlo porque tengo bien claro que al mundo vengo a servir", mencionó.

No es necesario decir que hay un gran número de personas que carecen hasta de lo indispensable, es una situación que se percibe todos los días en las calles del puerto.

"Cada día me encuentro gente necesitada, gente en la calle, gente abandonada, personas que están en un abandono total, en condiciones deplorables", lamentó.

Este grupo poblacional está desmotivado, no tienen un aliento de vida, son rechazados por la sociedad y sufren de discriminación. Además de brindarles alimento para el cuerpo, también alimentan el alma con una formación espiritual, escuchándolos, platicando con ellos y animándolos.

"Nos falta darnos cuenta que hay mucha necesidad y qué son mínimas las que tenemos comparadas con las que hay ahí afuera", agregó.

Ver la precariedad en la que se encuentran algunas personas le causa dolor, pero es este mismo sentimiento el que la anima para seguir adelante y la fortalece cuando ve el cambio en las personas.

Amparo de los Ángeles López Hernández dice sentirse realizada en todos los aspectos, tranquila y feliz de apoyar a la gente, una actividad que seguirá haciendo toda la vida.

En condición de calle

El albergue Una Gota en el Océano estima que hay unas 300 personas en situación de calle en el puerto de Mazatlán, entre indigentes y enfermos mentales.

El alcoholismo o el consumo de drogas no son las únicas causas para llegar a vivir en la calle, pero sí las más comunes.

Instancias gubernamentales como el Sistema DIF no tienen un padrón con el número de personas en esta condición, pues ni siquiera cuenta con un programa que se enfoque a esa problemática social como tal.

Falta de manos voluntarias

El reto más grande que enfrenta la asociación es el de la falta de manos voluntarias que quieran servir y ayudar a su iniciativa, pues cada uno de sus programas y servicios se otorgan sin costo alguno, todo con la firme intención de ayudar a las personas más desprotegidas, pero también necesitan que a ellos se les ayude con recurso humano y/o económico.

Actualmente colaboran siete personas a las que se les remunera por su trabajo, entre ellas una psicóloga y dos médicos.

López Hernández menciona que conforme crece el número de beneficiados, más se recrudece la falta de personal, sobre todo especializado, pues cada uno de los moradores tienen necesidades diferentes.

Algunos de ellos tiene problemas de movilidad y se requieren de hasta dos personas para auxiliarlo, pero también se ocupa personal cuando se van a trasladar de la calle a los albergues o simplemente quien les de acompañamiento, los lleven a caminar o pasear, incluso solo escucharlos y ofrecerles tiempo de calidad.

El lugar está abierto para voluntarios y prestadores de servicio social. Tanto el comedor como el albergue y la casa refugio se mantienen de los donativos de sus benefactores y de las aportaciones que hace la ciudadanía en general y pese a que son donatarios autorizados y otorgan recibo deducible de impuestos, es difícil conseguir "bienhechores".

Carencia alimentaria

El Banco de Alimentos de Mazatlán beneficia a mil 980 familias y 11 mil 600 personas con carencia alimentaria mensualmente en el sur del estado.

Según el Coneval, en el sur de Sinaloa unas 240 mil personas perciben un ingreso inferior a la línea de pobreza y existen 147 mil 624 personas que presentan carencia por acceso a la alimentación, es decir, que viven sin tener garantizado los tres alimentos del día.

También, en toda la entidad hay más de 73 mil familias que viven en pobreza extrema y que no les alcanza ni para comprar los alimentos básicos.

Nuevo domicilio

Ante la demanda de moradores, se ocupaba de un espacio más grande para asistir a más gente, después de tanto buscar por la ciudad sin tener éxito, un empresario, que conoció y creyó en el proyecto, facilitó las antiguas instalaciones de la Televisora el Pacífico, en la colonia Montuosa, para que fuera este el nuevo albergue.

La idea es iniciar operaciones el próximo 1 de diciembre, por lo que se requiere el apoyo para trasladarse, así como de algunos insumos y muebles para equipar el inmueble que actualmente se encuentra en remodelación, para que sea funcional para los nuevos fines.

Se requieren muebles nuevos o en excelentes condiciones, como mesas, sillas, camas y roperos; también blancos, sábanas y toallas, además de protecciones en puertas y ventanas; así como trabajos de carpintería, plomería y electricidad.

Dirección

- El comedor comunitario está ubicado en calle Melchor Ocampo 523, colonia Centro.

- Albergue y casa refugio, nuevo domicilio en calle Luis Zúñiga número 853, colonia Montuosa.

Datos

147 mil personas en Sinaloa tienen carencia por acceso a la alimentación.

73 mil familias viven en pobreza extrema en Sinaloa.

300 personas en situación de calle hay en Mazatlán.

Cerca de 150 personas se ven beneficiadas diariamente en el comedor comunitario Amigos de San Josemaría E A.C. ubicado en el Centro de Mazatlán. Debido a la urgente necesidad que hay en Mazatlán de ayudar a personas en situación de indigencia y vulnerabilidad, la señora Amparo de los Ángeles López Hernández, en octubre del 2010 inició formalmente con esta asociación civil, aunque 10 años atrás ya realizaba esta labor altruista al llevar el alimento a las calles y lugares marginados del puerto.

Ahí coinciden Édgar, nacido en Michoacán y deportado de Estados Unidos hace cuatro años, quien vino al puerto en busca de trabajo; Pedro, originario de Guerrero pero radicado en Mazatlán desde hace 24 años, venía de jornalero con su familia cada temporada y aquí se quedó a buscar mejor suerte y don Jesús, quien hace dos meses salió de Tamaulipas rumbo a Ensenada, Baja California, para encontrarse con unos conocidos y buscar trabajo.

También puedes leer: Piden desplazado ser incluidos en los presupuestos de egresos del 2023

Ellos supieron del comedor gracias a que amigos los llevaron o recomendaron, pero a este lugar van personas que son enviadas incluso de instituciones como Presidencia y DIF municipal, Seguridad Pública y del Hospital General.

A las nueve de la mañana se sirve el desayuno, y a las dos de la tarde la comida; antes de consumir hacen una oración para bendecir los alimentos.

Dejó su profesión por el altruismo

Amparo de los Ángeles comenzó en el altruismo hace 20 años, cuando acompañaba a un sacerdote misionero al Centro Penitenciario, lugar al que llevaban un aliento de vida, una esperanza, a las personas que ahí estaban.

Además de ser esposa y madre de familia, Amparo era propietaria de una librería y tenía un despacho contable, pues es Contadora Pública de profesión, pero para ella no era suficiente, sentía que hacía falta algo más.

La asociación se constituyó legalmente el 21 de octubre del 2010, para ese entonces tenía varios años ya trabajando en la calle, llevando comida a las personas.

"Yo quería un lugar donde poder unirme con personas para compartirles de esa inquietud de este proyecto de Dios, porque él es mi inspiración", expresó.

Primero fue el comedor comunitario, después un albergue y una casa refugio, ambos ubicados en la colonia Francisco I. Madero; actualmente se brinda el apoyo a 15 y ocho personas, respectivamente.

Ahí se asisten a los adultos mayores, enfermos, discapacitados, personas con problemas de adicción; niños, niñas, jóvenes; hombres y mujeres; creyentes o no y de cualquier nacionalidad.

"Hay que hacer algo por los demás, no siempre estar pensando que el gobierno tiene que hacerlo todo, a mí también me toca hacerlo porque tengo bien claro que al mundo vengo a servir", mencionó.

No es necesario decir que hay un gran número de personas que carecen hasta de lo indispensable, es una situación que se percibe todos los días en las calles del puerto.

"Cada día me encuentro gente necesitada, gente en la calle, gente abandonada, personas que están en un abandono total, en condiciones deplorables", lamentó.

Este grupo poblacional está desmotivado, no tienen un aliento de vida, son rechazados por la sociedad y sufren de discriminación. Además de brindarles alimento para el cuerpo, también alimentan el alma con una formación espiritual, escuchándolos, platicando con ellos y animándolos.

"Nos falta darnos cuenta que hay mucha necesidad y qué son mínimas las que tenemos comparadas con las que hay ahí afuera", agregó.

Ver la precariedad en la que se encuentran algunas personas le causa dolor, pero es este mismo sentimiento el que la anima para seguir adelante y la fortalece cuando ve el cambio en las personas.

Amparo de los Ángeles López Hernández dice sentirse realizada en todos los aspectos, tranquila y feliz de apoyar a la gente, una actividad que seguirá haciendo toda la vida.

En condición de calle

El albergue Una Gota en el Océano estima que hay unas 300 personas en situación de calle en el puerto de Mazatlán, entre indigentes y enfermos mentales.

El alcoholismo o el consumo de drogas no son las únicas causas para llegar a vivir en la calle, pero sí las más comunes.

Instancias gubernamentales como el Sistema DIF no tienen un padrón con el número de personas en esta condición, pues ni siquiera cuenta con un programa que se enfoque a esa problemática social como tal.

Falta de manos voluntarias

El reto más grande que enfrenta la asociación es el de la falta de manos voluntarias que quieran servir y ayudar a su iniciativa, pues cada uno de sus programas y servicios se otorgan sin costo alguno, todo con la firme intención de ayudar a las personas más desprotegidas, pero también necesitan que a ellos se les ayude con recurso humano y/o económico.

Actualmente colaboran siete personas a las que se les remunera por su trabajo, entre ellas una psicóloga y dos médicos.

López Hernández menciona que conforme crece el número de beneficiados, más se recrudece la falta de personal, sobre todo especializado, pues cada uno de los moradores tienen necesidades diferentes.

Algunos de ellos tiene problemas de movilidad y se requieren de hasta dos personas para auxiliarlo, pero también se ocupa personal cuando se van a trasladar de la calle a los albergues o simplemente quien les de acompañamiento, los lleven a caminar o pasear, incluso solo escucharlos y ofrecerles tiempo de calidad.

El lugar está abierto para voluntarios y prestadores de servicio social. Tanto el comedor como el albergue y la casa refugio se mantienen de los donativos de sus benefactores y de las aportaciones que hace la ciudadanía en general y pese a que son donatarios autorizados y otorgan recibo deducible de impuestos, es difícil conseguir "bienhechores".

Carencia alimentaria

El Banco de Alimentos de Mazatlán beneficia a mil 980 familias y 11 mil 600 personas con carencia alimentaria mensualmente en el sur del estado.

Según el Coneval, en el sur de Sinaloa unas 240 mil personas perciben un ingreso inferior a la línea de pobreza y existen 147 mil 624 personas que presentan carencia por acceso a la alimentación, es decir, que viven sin tener garantizado los tres alimentos del día.

También, en toda la entidad hay más de 73 mil familias que viven en pobreza extrema y que no les alcanza ni para comprar los alimentos básicos.

Nuevo domicilio

Ante la demanda de moradores, se ocupaba de un espacio más grande para asistir a más gente, después de tanto buscar por la ciudad sin tener éxito, un empresario, que conoció y creyó en el proyecto, facilitó las antiguas instalaciones de la Televisora el Pacífico, en la colonia Montuosa, para que fuera este el nuevo albergue.

La idea es iniciar operaciones el próximo 1 de diciembre, por lo que se requiere el apoyo para trasladarse, así como de algunos insumos y muebles para equipar el inmueble que actualmente se encuentra en remodelación, para que sea funcional para los nuevos fines.

Se requieren muebles nuevos o en excelentes condiciones, como mesas, sillas, camas y roperos; también blancos, sábanas y toallas, además de protecciones en puertas y ventanas; así como trabajos de carpintería, plomería y electricidad.

Dirección

- El comedor comunitario está ubicado en calle Melchor Ocampo 523, colonia Centro.

- Albergue y casa refugio, nuevo domicilio en calle Luis Zúñiga número 853, colonia Montuosa.

Datos

147 mil personas en Sinaloa tienen carencia por acceso a la alimentación.

73 mil familias viven en pobreza extrema en Sinaloa.

300 personas en situación de calle hay en Mazatlán.

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