WASHINGTON.- Estados Unidos y China simplemente no parecen superar sus diferencias comerciales, incluso cuando las conversaciones de la economía más grande del mundo con Europa y sus vecinos norteamericanos parecen estar progresando, lo que significa que el conflicto podría prolongarse un año más.
Esta semana, el presidente Donald Trump estuvo al lado del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en Washington para anunciar nuevas conversaciones y una tregua sobre los aranceles .
La administración también se reunió con negociadores mexicanos, y los funcionarios están planeando más conversaciones para cerrar un acuerdo para un Tratado de Libre Comercio de América del Norte revisado (TLCAN) en los próximos meses.
Pero cuando se trata de China, no hay conversaciones en curso. En los próximos días, se espera que Estados Unidos publique una lista final de otros 16 mil millones de productos chinos que estarán sujetos a un arancel de 25 por ciento, y se espera que China tome represalias en especie.
Estas tarifas son parte de un paquete más grande de 50 mil millones de dólaresque se había implementado a principios de este mes.
Washington ha enviado varias señales la semana pasada de que el estancamiento con China no se resolverá rápidamente, de acuerdo con un reporte de la cadena de noticias NBC Noticias.
El principal asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, dijo a los periodistas que busquen que las discusiones den frutos en los próximos "seis a 12 meses".
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, sugirió que China todavía tenía que hacer el tipo de oferta cualitativa que satisfaría al presidente. "Sigue habiendo algunas conversaciones tranquilas, pero estamos preparados si van a tomar medidas serias para negociar", acotó.
El mensaje de China, mientras tanto, no ha sido sutil. Justo después de que Trump se encontrara con Juncker, el fabricante de chips estadunidense Qualcomm reveló que un plan para comprar NXP Semiconductors por 43 mil millones de dólares se había congelado.
El acuerdo murió cuando expiró el plazo sin que China lo aprobara, y los analistas no ven un final inmediato a la vista del callejón sin salida.
"Estados Unidos no tiene ningún incentivo para hacerlo hasta después de las elecciones intermedidas. China no tiene incentivos para hacerlo hasta después de ese período (en noviembre de 2018) ", señaló Daniel Clifton, jefe de investigación de estrategias de Strategas Research.
Si bien hay signos prometedores con Europa y el TLCAN, el fracaso del acuerdo con Qualcomm es un símbolo de problemas centrales con China.
Estados Unidos cree que la relación está en una calle de sentido único para beneficiarse de la tecnología estadunidense, mientras que China limita el acceso a su propio mercado.
Mnuchin dijo que había hablado personalmente con funcionarios chinos sobre Qualcomm, pero aún así no otorgaron aprobación para el acuerdo.
La inacción de China en Qualcomm fue vista como una señal escalofriante para otros negocios.
Este caso también puede haber afectado el destino de ZTE, las comunicaciones chinas que fueron prohibidas por el Departamento de Comercio de comprar productos estadunidenses este año porque violaron las sanciones de Estados Unidos.
La administración estaba tratando de levantar las sanciones a la compañía para suavizar las relaciones con Beijing.
Se espera que el Congreso apruebe un proyecto de ley de defensa que permita a ZTE adquirir algunos componentes estadunidenses. Sin embargo, Clifton dijo que algunos senadores sugirieron que podrían tratar de establecer nuevos límites a la empresa más adelante.
"Lo que se hizo fue cambiar el apetito hacia ZTE, por lo que algunos senadores que se mostraban reacios a poner a ZTE fuera del negocio ahora están comenzando a interesarse en tal vez incluir esa disposición en otra parte de la legislación obligatoria", explicó Clifton.
El progreso en las conversaciones con Europa también se produce cuando el Congreso se ha vuelto más inflexible sobre el daño colateral de las tácticas comerciales de Trump, incluido el golpe a los agricultores que la administración trató de calmar esta semana con un paquete de rescate de 12 mil millones de dólares.
Compañías como General Motors y otros fabricantes de automóviles, están dejando en claro que los costos están aumentando como resultado de los aranceles. Mientras tanto, los lobbies empresariales han intentado detener los aranceles adicionales, particularmente en los automóviles, que podrían tener un impacto más amplio y más significativo en la economía.
Pero si la economía estadunidense comienza a sufrir la disputa comercial con China, Clifton afirmó que eso motivaría a Trump a reiniciar las conversaciones.
Hasta ahora, Estados Unidos ha impuesto aranceles sobre productos chinos por valor de 50 mil millones de dólares, y aluminio y acero. China ha tomado medidas similares con respecto a los productos estadounidenses.
Las tarifas de los primeros 34 mil millones de dólares de los 50 mil millones entraron en vigor a principios de este mes en ambos países, y el resto aún no se ha implementado.
Sin embargo, hay mayores amenazas en la balanza, con Trump proponiendo 200 mil millones más en un esfuerzo por lograr que China relaje su posición sobre la propiedad intelectual y las tarifas de Estados Unidos.
Clifton dijo que renovar la Organización Mundial del Comercio (OMC) sería un paso importante que podría resolver algunas preocupaciones de Estados Unidos.
"La reforma de la OMC es la esencia de lo que Trump está tratando de solucionar con China", afirmó Clifton.