El Covid-19 está acabando con nuestros viejos

Según Salud, más del 90% de los decesos por el virus son personas mayores de 60 años

Irene Medrano Villanueva │ El Sol de Sinaloa

  · lunes 22 de febrero de 2021

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin. - "El Covid-19 es devastador para las personas mayores, no solo les ha provocado aislamiento, soledad, sino que muchos han sido abandonados a su suerte, y lo que es peor, en Sinaloa de las 4 mil 887 muertes por la pandemia, más del 90 por ciento, son adultos mayores."

Por poner un ejemplo, el jueves 18 de febrero hubo 16 decesos, todos adultos de 60 a 94 años, y así sucesivamente se presentan las cifras aterradoras de que nuestros viejos se están acabando.

De acuerdo al censo poblacional del INEGI del 2020, en Sinaloa existen tres millones 026 mil 943 habitantes, de ellos, son más de 300 mil mayores de 60 años. Con el 8.9 por ciento Sinaloa ocupa el séptimo lugar a nivel nacional de tener más viejos.

En Mocorito y San Ignacio, es donde se encuentra la población más longeva, mientras los nacimientos van descendiendo, ya que en el 2010 era del 2.5 por ciento, en el 2020, fue del 2.2 por ciento

De este porcentaje de adultos mayores, más de 80 mil tienen alguna discapacidad, por ejemplo, de 85 años y más 12 mil 899 están incapacitados, lo mismo sucede con 63 mil 351 adultos de 60 a 84 años, en muchos casos, la familia se desatiende de ellos y los vemos deambulando por las calles mendingando un pedazo de pan para llevárselo a la boca.


Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

DESCUIDOS

En muchas familias no se prioriza a las personas mayores, a pesar de estar indefensos y de tener mayor riesgo; de hecho, parece que los quieren sacrificar. Este reportaje nació de ese dato revelador, porque platicando con mi amiga –hasta ese momento-por teléfono me decía que ya estaba cansada de "cuidar" a su suegra y a su papá.

"Mira me dijo, palabras más, palabras menos, ya ha sido casi el año de privarnos de salir con frecuencia como solíamos hacerlo, ya no frecuentamos restaurantes, mis hijos, ya no pueden ir a fiestas, uno al antro y el otro a las piñatas, mi matrimonio no es como antes, todo porque tenemos que cuidar al par de viejos para que no se vayan a contagiar, creo que nos ha salido más caro el caldo que las albóndigas, porque si se contagian, pues a lo mejor no resisten y así nos libramos…disculpa que hable así, pero soy realista",

La frialdad con que hablo esta señora, es el vivo ejemplo, de otras y otros tantos sinaloenses que si antes ya descuidaban a sus viejos, durante el Covid-19 ha aumentado el desamor que sienten por los ancianos.

Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlán

ABANDONO

De acuerdo al Centro Gerontológico Integral del DIF, las solicitudes de ingreso se han incrementado considerablemente, ya que cada vez son más los casos de adultos mayores que padecen la animadversión de sus hijos, nietos y demás familiares.

El director del centro Walter Antonio Félix Perea, dijo que, si bien es cierto que al inicio de la pandemia se restringió el ingreso para proteger y evitar contagios a los residentes de este lugar, si se ha permitido en lo que va del año a tres adultos mayores, siempre y cuando no tengan familia hasta cuarto grado de consanguinidad y ser mayores de 65 años.

Además, antes de ingresarlos se les hace una prueba de Covid-19 y se les aísla para evitar los contagios a los que ya están aquí, mismas que están supercuidados y protegidos.

También aclaró que en el caso de aquellos adultos mayores que son abandonados y maltratados por la familia y si el Departamento Jurídico y el de Trabajo Social del DIF no logra conciliar o un buen acuerdo se les admite.

Sin embargo, la deshumanización se ve plasmada en las calles céntricas de Culiacán, donde los viejos con paso cansado se acercan a los automovilistas a solicitar una ayuda.

Foto: Jesús Verdugo | El Sol de Sinaloa

JUAN, TESTIMONIO VIVO

Juan Carillo, dice que no recuerda cuántos años tiene, ha perdido la visión de un ojo, tuvo que abandonar su hogar en la colonia Guadalupe Victoria porque su nieto lo maltrataba.

"Me decía, mira viejo inútil por tu culpa no me dejan salir. Pero yo sabía que por las noches se escapaba, me daba miedo que me fuera a contagiar, por eso me salí, además de que una vez llegó a golpearme y mi hija me dijo pos algo le hiciste, la situación ya era muy difícil, fui a quejarme, no me hicieron caso".

Por ello optó por refugiarse con una familia que le dio asilo en cuarto viejo que tienen atrás del patio.

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"Ahora me siento libre, salgo a diario a buscarme mi alimento, la gente es buena, me ayuda y ya puedo hasta comprarme mis medicamentos pal azúcar, pa la presión y hasta de vez en cuando pago mi rentita, aunque no me quieran aceptar el poco dinerito que les doy, pero, como digo, aquí me siento más seguro, me cuido de esa maligna enfermedad que le da a los viejos. A veces la gente me regala cubrebocas, cada vez que me acuerdo, me lavo las manos en la llave que está aquí en calle", dice.

A don Juan como se le puede ver en el bulevar Sánchez Alonso, o en el centro de la ciudad y así como él cientos de ancianos salen a diario a torear la pandemia y otros siguen bajo el yugo de la familia y en espera de…. lo peor.







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