/ viernes 29 de marzo de 2024

Trópicos Subterráneos | “Son cosas que lamentablemente ocurren”: derRocha Moya

Si suceden las cosas en un estado de cosas es porque lamentablemente ocurren en el estigmatizado estado de Sinaloa, por serse y hacerse, la cuna del Narcosicariato, siéndose y haciéndose a la fama y la fortuna en la vida para la muerte, en el país de las sombras espectrales, porque, son cosas que lamentablemente ocurren, sin las comillas, para que no se crea que las cosas ocurren a las oscuras, cuando las cosas ocurren a las claras, a la luz de los días, con la marca estigmatizadora y liberadora de El Culiacanazo.

En el sobreentendido que derRocha Moya declara, la responsabilidad del Jefe gubernamental, está en el dicho, el trecho y el hecho que él mismo se potencia imponentemente al gobernador de marras, con la doctoral cobardía y el valiente machuchón de la Semanera.

Sinaloa, de la estigmatización a la liberación, las cosas ocurren lamentablemente de manera rápida y efectiva, que, de Leopoldo Sánchez Celis a Rubén derRocha Moya, han devenido sexenal y estatalmente con el PRIan y Morena, tanto en la ostentación como en la sustentación, de lo menos oscuro a lo más claro, del periodismo a la literatura como en “Culiacán, Culiacanes y Culiacanazos”, nomás faltando el protocorrido narco de “El Caballo Blanco”:

“A paso más lento, llegó hasta Escuinapa

Y por Culiacán, ya se andaba quedando

Cuentan que en Los Mochis, ya se iba cayendo

Que llevaba todo el hocico sangrando”.

En “Son cosas que lamentablemente ocurren”, a la vida le va como a los vivos y los sobrevivientes, los muertos y los feminicidios con los desaparecidos mortales y los secuestrados existenciales, restando los huesos cardios, los corazones y las memorias para el periodismo literario de la investigación y la creación sinaloenses, aunque Sinaloa no es Sicilia, como tampoco Javier Valdez, no era Leonardo Sciascia, para quien el “Todo Modo” que es una novela y hace la referencia textual siguiente de San Ignacio de Loyola:

Todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocalmente y mentalmente y de otras espirituales operaciones que preparan y disponen al alma a quitar de sí todas las afecciones desordenadas y después de quitadas buscar y hallar la divina voluntad en la disposición de su vida para la salud de alma.”

Lo que revela, desvela y vela en las cosas que lamentablemente ocurren en Sinaloa y en el país de las sombras espectrales, son las cosas que lamentablemente ocurren con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano desde el Estado-Obrador a la gobernanza estatal derRocha Moya que, estarán, juntos-los-dos, para contemplar cómo un país en el país de las sombras espectrales es y será un espectáculo de corrupción e impunidad, de violencia y criminalidad, con o sin, un espectacular eclipse solar.

“México en fuga, un texto de Javier Sicilia vela, desvela y revela el poder, a todo modo, del Estado-Obrador como presidente de todos los mexicanos y cómo a los mexicanos, en el país de las sombras espectrales, las cosas que lamentablemente ocurren, también inevitablemente suceden, porque para el presidente lo que ocurre es lamentable y para el gobernador lamentablemente ocurren:

Mientras la ciudadanía, envuelta en el mismo entusiasmo, se polariza, los muertos, los desaparecidos, las extorsiones, la inseguridad, crecen. Fugándonos del horror, no nos lo encontramos, como Edipo, lo alimentamos. ¿Tendremos algún día la capacidad de mirarlo como él lo hizo? Y, de llegar a suceder, ¿tendremos si no la grandeza de sacarnos los ojos en un acto de expiación, al menos la dignidad de aceptarlo y, desterrados en nuestra propia tierra, acosados por la culpa, rehacer el país a partir de una verdad y de una justicia de la que no hemos dejado de huir? No lo sé. Los mexicanos, a diferencia de Edipo, poseemos una inmensa capacidad para la fuga y para, ante la evidencia de lo terrible, repetirla. Lo hemos hecho con ahínco cada sexenio. Lo hacemos cada fin de año desfigurados por la compulsión del consumo y sus festejos. Lo haremos otra vez en 2024 con crímenes aún más terribles de los que hemos visto. Si algo no nos obliga a encarar la realidad, a entender que la democracia es imposible en un estado de excepción y a exigir una política de Estado capaz de enfrentar la violencia, habitaremos un horror sin salida. A fuerza de huir, de relativizar el horror y frivolizar la vida democrática, la barbarie ha ido invadiendo todo. Bajo su sombra crece el espanto, y la vida, que debería ser guiada por el pensamiento y su capacidad de enfrentar lo terrible, cede sitio al crimen. Así, huyendo de la realidad, soñando que la democracia es compatible con el infierno, vamos aprendiendo a habitar lo inhabitable, a soportar lo insoportable y a vivir en un totalitarismo inédito”.

Siendo así y en consecuencia, son cosas que lamentablemente ocurren, la vida nos va entre la procesión funeral y el proceso electoral, no habiendo y no existiendo para a dónde serse y hacerse con el levantón de las 66 personas, la balacera-muertera en el Malecón Nuevo, y todavía en la editorial del Debate: “Descubre la potencia turística de Sinaloa: un destino rico”, para lavarle la cara sucia y estigmatizada de Sinaloa:

Con una combinación única de riquezas naturales, históricas y culturales, junto con servicios de primer nivel, Sinaloa se a convertido en un destino imperdible para los viajeros ávidos de nuevas experiencias. Y qué mejor momento para explorar sus maravillas que durante el período vacacional de Semana Santa”.

Lo de “imperdible” ha sido y es desaparecible y secuestrable hasta para los que viven y sobreviven, mueren homicida y feminicidamente en Sinaloa, porque son cosas que ocurren lamentablemente en el país de las sombras espectrales.

Si suceden las cosas en un estado de cosas es porque lamentablemente ocurren en el estigmatizado estado de Sinaloa, por serse y hacerse, la cuna del Narcosicariato, siéndose y haciéndose a la fama y la fortuna en la vida para la muerte, en el país de las sombras espectrales, porque, son cosas que lamentablemente ocurren, sin las comillas, para que no se crea que las cosas ocurren a las oscuras, cuando las cosas ocurren a las claras, a la luz de los días, con la marca estigmatizadora y liberadora de El Culiacanazo.

En el sobreentendido que derRocha Moya declara, la responsabilidad del Jefe gubernamental, está en el dicho, el trecho y el hecho que él mismo se potencia imponentemente al gobernador de marras, con la doctoral cobardía y el valiente machuchón de la Semanera.

Sinaloa, de la estigmatización a la liberación, las cosas ocurren lamentablemente de manera rápida y efectiva, que, de Leopoldo Sánchez Celis a Rubén derRocha Moya, han devenido sexenal y estatalmente con el PRIan y Morena, tanto en la ostentación como en la sustentación, de lo menos oscuro a lo más claro, del periodismo a la literatura como en “Culiacán, Culiacanes y Culiacanazos”, nomás faltando el protocorrido narco de “El Caballo Blanco”:

“A paso más lento, llegó hasta Escuinapa

Y por Culiacán, ya se andaba quedando

Cuentan que en Los Mochis, ya se iba cayendo

Que llevaba todo el hocico sangrando”.

En “Son cosas que lamentablemente ocurren”, a la vida le va como a los vivos y los sobrevivientes, los muertos y los feminicidios con los desaparecidos mortales y los secuestrados existenciales, restando los huesos cardios, los corazones y las memorias para el periodismo literario de la investigación y la creación sinaloenses, aunque Sinaloa no es Sicilia, como tampoco Javier Valdez, no era Leonardo Sciascia, para quien el “Todo Modo” que es una novela y hace la referencia textual siguiente de San Ignacio de Loyola:

Todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocalmente y mentalmente y de otras espirituales operaciones que preparan y disponen al alma a quitar de sí todas las afecciones desordenadas y después de quitadas buscar y hallar la divina voluntad en la disposición de su vida para la salud de alma.”

Lo que revela, desvela y vela en las cosas que lamentablemente ocurren en Sinaloa y en el país de las sombras espectrales, son las cosas que lamentablemente ocurren con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano desde el Estado-Obrador a la gobernanza estatal derRocha Moya que, estarán, juntos-los-dos, para contemplar cómo un país en el país de las sombras espectrales es y será un espectáculo de corrupción e impunidad, de violencia y criminalidad, con o sin, un espectacular eclipse solar.

“México en fuga, un texto de Javier Sicilia vela, desvela y revela el poder, a todo modo, del Estado-Obrador como presidente de todos los mexicanos y cómo a los mexicanos, en el país de las sombras espectrales, las cosas que lamentablemente ocurren, también inevitablemente suceden, porque para el presidente lo que ocurre es lamentable y para el gobernador lamentablemente ocurren:

Mientras la ciudadanía, envuelta en el mismo entusiasmo, se polariza, los muertos, los desaparecidos, las extorsiones, la inseguridad, crecen. Fugándonos del horror, no nos lo encontramos, como Edipo, lo alimentamos. ¿Tendremos algún día la capacidad de mirarlo como él lo hizo? Y, de llegar a suceder, ¿tendremos si no la grandeza de sacarnos los ojos en un acto de expiación, al menos la dignidad de aceptarlo y, desterrados en nuestra propia tierra, acosados por la culpa, rehacer el país a partir de una verdad y de una justicia de la que no hemos dejado de huir? No lo sé. Los mexicanos, a diferencia de Edipo, poseemos una inmensa capacidad para la fuga y para, ante la evidencia de lo terrible, repetirla. Lo hemos hecho con ahínco cada sexenio. Lo hacemos cada fin de año desfigurados por la compulsión del consumo y sus festejos. Lo haremos otra vez en 2024 con crímenes aún más terribles de los que hemos visto. Si algo no nos obliga a encarar la realidad, a entender que la democracia es imposible en un estado de excepción y a exigir una política de Estado capaz de enfrentar la violencia, habitaremos un horror sin salida. A fuerza de huir, de relativizar el horror y frivolizar la vida democrática, la barbarie ha ido invadiendo todo. Bajo su sombra crece el espanto, y la vida, que debería ser guiada por el pensamiento y su capacidad de enfrentar lo terrible, cede sitio al crimen. Así, huyendo de la realidad, soñando que la democracia es compatible con el infierno, vamos aprendiendo a habitar lo inhabitable, a soportar lo insoportable y a vivir en un totalitarismo inédito”.

Siendo así y en consecuencia, son cosas que lamentablemente ocurren, la vida nos va entre la procesión funeral y el proceso electoral, no habiendo y no existiendo para a dónde serse y hacerse con el levantón de las 66 personas, la balacera-muertera en el Malecón Nuevo, y todavía en la editorial del Debate: “Descubre la potencia turística de Sinaloa: un destino rico”, para lavarle la cara sucia y estigmatizada de Sinaloa:

Con una combinación única de riquezas naturales, históricas y culturales, junto con servicios de primer nivel, Sinaloa se a convertido en un destino imperdible para los viajeros ávidos de nuevas experiencias. Y qué mejor momento para explorar sus maravillas que durante el período vacacional de Semana Santa”.

Lo de “imperdible” ha sido y es desaparecible y secuestrable hasta para los que viven y sobreviven, mueren homicida y feminicidamente en Sinaloa, porque son cosas que ocurren lamentablemente en el país de las sombras espectrales.

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