/ viernes 29 de noviembre de 2019

“Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara”. W. Shakespeare.

(2da Parte): En Mazatlán, el programa de mejoramiento de las tuberías de agua y drenaje, de alumbrado público, de banquetas y vialidades, de encarpetamiento e instalación de palmeras y pequeñas áreas verdes inconclusas, el esfuerzo realizado para empedrar y adoquinar las calles del Centro Histórico, han sido pasos fundamentales en el proyecto de Mazatlán como Centro Cultural. Sin embargo, el pronto deterioro y las diferencias, la poca durabilidad de los materiales utilizados, la falta de calidad en los acabados; los desencuentros entre las administraciones del estado, el municipio y los empresarios inversionistas, los múltiples despidos de los directivos municipales y la lluvia de demandas e inconformidades de los encargados de dirigiry aplicar las políticas públicas,desvanecen las superficiales esperanzas.

En este tema, los especialistas nos han hecho saber que en una ciudad modelo con centro histórico y reserva territorial, se encuentran el deporte y la educación, el turismo y la cultura, el disfrute del tiempo libre y las reuniones de negocios humanistas, científicos y tecnológicos; la democrática comodidad como rostro esencial de las formas de vida, la natura, las artes, la cultura y la libertad para vivir en paz en sociedad, en una ordenada relación de desarrollo sustentable, controlado y continuo.

De lo cual deducimos que en esta nueva etapa de desarrollo regional y municipal, debemos trabajar con mucho cuidado, y partir de múltiples análisis de nuestra realidad económica y social actual, ya que muchas veces, “procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien”.

Nos preguntamos con insistencia, si en estos días de transformaciones deseables y multimencionadas, con cambios de formas y contenidos, con desencuentros entre la cultura municipal y la del estado, con vacíos y desinterés cultural claro en ambos gobernantes, con la falta de apoyo del Estado a su Instituto de Cultura,el caos y la desorganización constante del Instituto Municipal, el soliloquio verbal y la insistencia de “un Mazatlán de todo nuevo” aunque sea peor que antes y se desorganice lo organizado, ¿Podrá ser el Instituto Sinaloense de Cultura, como Centro Cultural con la suficiente infraestructura de amplio espectro, esa “entidad directora” coordinada con quien no hace equipo en la lucha por ser diferente a costa de la pérdida de lo obtenido en sexenios anteriores? ¿Podrá el ISIC, cobijado por la inconclusa Ley Estatal de Cultura y la no muy clara voluntad cultural del Gobernador del Estado, tomar al fin ese liderazgo tan necesario en la definición de la administración y conservación de nuestro Patrimonio Cultural, como polo de desarrollo sostenible de la sociedad sinaloense y mazatleca? Seguimos esperando acciones claras y nuevos resultados, después de largas peroratas e infinitos ríos de palabras encontradas y envejecidos discursos.

En el mundo actual, las políticas culturales marcan lineamientos que afectan ineludiblemente al desarrollo de la ciudad y de las sociedades que las habitan. Como no existen parámetros únicos de desarrollo asociados a la cultura, ni modelos idóneos de ser aplicados de manera exclusiva, las políticas culturales implementadas por la Red de Centros Culturales de Latinoamérica, que tiene como una de sus prioridades la producción de jóvenes creadores en cada país, no parece prioritaria en México; aunque existen múltiples foros especialmente dedicados a ella.

Pero sobre todo, debe adquirir una mayor notabilidad el fomento del intercambio cultural entre los diferentes estados y regiones de México, en todos sus aspectos, y fundamentalmente la contribución al programa de recuperación de los centros históricos.Se sabe, que estaconcepción de organización integrada debe partir de los siguientes principios:

La protección del patrimonio cultural y la identidad local.

La reafirmación del papel de la planeación, ante el peligro del mercado como factor exclusivo de regulación del desarrollo.

Las personas como protagonistas de su proceso de desarrollo.

La obtención del florecimiento de las condiciones de vida de la población local.

Hacer hincapié en los aspectos de formación y desarrollo de programas ocupacionales.


Desde estos elementos, cualquier estrategia de desarrollo local y regional, que se sustente en programas regionales de crecimiento sostenible del patrimonio cultural y natural, garantiza una doble certidumbre.

Por un lado la preservación de las culturas, los monumentos y los hábitats.

Por el otro, el desencadenamiento de efectos inducidos en el territorio, como en el desarrollo del sector terciario, la creación de empleos, el nacimiento de industrias culturales, etc.

Por lo mismo, es conveniente, oportuno y necesario prestar atención especial al patrimonio cultural y natural; dar prioridad a este tipo de proyectos a la hora de diseñar estrategias de desarrollo y promoción territorial, yalcanzar a acuerdos, sin los cuales no se podrán provocar ni producir el desarrollo yel crecimiento.

Es evidente que tanto el patrimonio cultural como el natural no están aislados del contexto socioeconómico y territorial, sino que están absolutamente interrelacionados con el resto de actividades humanas.

Por ello, hay que huir de las actuaciones en patrimonio que se planteen de forma aislada y descontextualizada, al margen de unas bien pensadas estrategias globales de desarrollo.

Desde esta perspectiva, hoy en día, la dinamización y cooperación para el desarrollo en el ámbito del patrimonio deben plantearse a partir de proyectos territoriales que analicen los recursos culturales y naturales y, su posible promoción socioeconómica, sobre la base de una utilización racional de estos recursos; siempre dentro del modelo de desarrollo sostenible y endógeno, respetuoso con el entorno, procurando incrementar el producto interior por la vía de la mejora de las actividades tradicionales y por la creación de nuevos servicios vinculados al patrimonio y al turismo cultural y ecológico. A pesar de ahogar el Patrimonio en un vaso de agua, permanece.

(Convenciones y recomendaciones sobre protección del patrimonio cultural. UNESCO. Perú, 1996. Plan de acción sobre políticas culturales para el desarrollo. UNESCO. Suecia, 1998.Turismo cultural en América Latina y el Caribe. UNESCO. Cuba, 1998.)

“Es necesario siempre ampliar el concepto de política cultural y repensar su aplicación, cuando consideramos la cultura como base de nuestro desarrollo.”malecon@live.com.mx

(2da Parte): En Mazatlán, el programa de mejoramiento de las tuberías de agua y drenaje, de alumbrado público, de banquetas y vialidades, de encarpetamiento e instalación de palmeras y pequeñas áreas verdes inconclusas, el esfuerzo realizado para empedrar y adoquinar las calles del Centro Histórico, han sido pasos fundamentales en el proyecto de Mazatlán como Centro Cultural. Sin embargo, el pronto deterioro y las diferencias, la poca durabilidad de los materiales utilizados, la falta de calidad en los acabados; los desencuentros entre las administraciones del estado, el municipio y los empresarios inversionistas, los múltiples despidos de los directivos municipales y la lluvia de demandas e inconformidades de los encargados de dirigiry aplicar las políticas públicas,desvanecen las superficiales esperanzas.

En este tema, los especialistas nos han hecho saber que en una ciudad modelo con centro histórico y reserva territorial, se encuentran el deporte y la educación, el turismo y la cultura, el disfrute del tiempo libre y las reuniones de negocios humanistas, científicos y tecnológicos; la democrática comodidad como rostro esencial de las formas de vida, la natura, las artes, la cultura y la libertad para vivir en paz en sociedad, en una ordenada relación de desarrollo sustentable, controlado y continuo.

De lo cual deducimos que en esta nueva etapa de desarrollo regional y municipal, debemos trabajar con mucho cuidado, y partir de múltiples análisis de nuestra realidad económica y social actual, ya que muchas veces, “procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien”.

Nos preguntamos con insistencia, si en estos días de transformaciones deseables y multimencionadas, con cambios de formas y contenidos, con desencuentros entre la cultura municipal y la del estado, con vacíos y desinterés cultural claro en ambos gobernantes, con la falta de apoyo del Estado a su Instituto de Cultura,el caos y la desorganización constante del Instituto Municipal, el soliloquio verbal y la insistencia de “un Mazatlán de todo nuevo” aunque sea peor que antes y se desorganice lo organizado, ¿Podrá ser el Instituto Sinaloense de Cultura, como Centro Cultural con la suficiente infraestructura de amplio espectro, esa “entidad directora” coordinada con quien no hace equipo en la lucha por ser diferente a costa de la pérdida de lo obtenido en sexenios anteriores? ¿Podrá el ISIC, cobijado por la inconclusa Ley Estatal de Cultura y la no muy clara voluntad cultural del Gobernador del Estado, tomar al fin ese liderazgo tan necesario en la definición de la administración y conservación de nuestro Patrimonio Cultural, como polo de desarrollo sostenible de la sociedad sinaloense y mazatleca? Seguimos esperando acciones claras y nuevos resultados, después de largas peroratas e infinitos ríos de palabras encontradas y envejecidos discursos.

En el mundo actual, las políticas culturales marcan lineamientos que afectan ineludiblemente al desarrollo de la ciudad y de las sociedades que las habitan. Como no existen parámetros únicos de desarrollo asociados a la cultura, ni modelos idóneos de ser aplicados de manera exclusiva, las políticas culturales implementadas por la Red de Centros Culturales de Latinoamérica, que tiene como una de sus prioridades la producción de jóvenes creadores en cada país, no parece prioritaria en México; aunque existen múltiples foros especialmente dedicados a ella.

Pero sobre todo, debe adquirir una mayor notabilidad el fomento del intercambio cultural entre los diferentes estados y regiones de México, en todos sus aspectos, y fundamentalmente la contribución al programa de recuperación de los centros históricos.Se sabe, que estaconcepción de organización integrada debe partir de los siguientes principios:

La protección del patrimonio cultural y la identidad local.

La reafirmación del papel de la planeación, ante el peligro del mercado como factor exclusivo de regulación del desarrollo.

Las personas como protagonistas de su proceso de desarrollo.

La obtención del florecimiento de las condiciones de vida de la población local.

Hacer hincapié en los aspectos de formación y desarrollo de programas ocupacionales.


Desde estos elementos, cualquier estrategia de desarrollo local y regional, que se sustente en programas regionales de crecimiento sostenible del patrimonio cultural y natural, garantiza una doble certidumbre.

Por un lado la preservación de las culturas, los monumentos y los hábitats.

Por el otro, el desencadenamiento de efectos inducidos en el territorio, como en el desarrollo del sector terciario, la creación de empleos, el nacimiento de industrias culturales, etc.

Por lo mismo, es conveniente, oportuno y necesario prestar atención especial al patrimonio cultural y natural; dar prioridad a este tipo de proyectos a la hora de diseñar estrategias de desarrollo y promoción territorial, yalcanzar a acuerdos, sin los cuales no se podrán provocar ni producir el desarrollo yel crecimiento.

Es evidente que tanto el patrimonio cultural como el natural no están aislados del contexto socioeconómico y territorial, sino que están absolutamente interrelacionados con el resto de actividades humanas.

Por ello, hay que huir de las actuaciones en patrimonio que se planteen de forma aislada y descontextualizada, al margen de unas bien pensadas estrategias globales de desarrollo.

Desde esta perspectiva, hoy en día, la dinamización y cooperación para el desarrollo en el ámbito del patrimonio deben plantearse a partir de proyectos territoriales que analicen los recursos culturales y naturales y, su posible promoción socioeconómica, sobre la base de una utilización racional de estos recursos; siempre dentro del modelo de desarrollo sostenible y endógeno, respetuoso con el entorno, procurando incrementar el producto interior por la vía de la mejora de las actividades tradicionales y por la creación de nuevos servicios vinculados al patrimonio y al turismo cultural y ecológico. A pesar de ahogar el Patrimonio en un vaso de agua, permanece.

(Convenciones y recomendaciones sobre protección del patrimonio cultural. UNESCO. Perú, 1996. Plan de acción sobre políticas culturales para el desarrollo. UNESCO. Suecia, 1998.Turismo cultural en América Latina y el Caribe. UNESCO. Cuba, 1998.)

“Es necesario siempre ampliar el concepto de política cultural y repensar su aplicación, cuando consideramos la cultura como base de nuestro desarrollo.”malecon@live.com.mx

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