/ viernes 5 de marzo de 2021

Las cuentas mochas de la 4T

A mediados del pasado mes de febrero, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) dio a conocer el Informe de la Cuenta Pública 2019, que corresponde al primer año completo del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La ASF detectó que el actual gobierno federal utilizó de manera irregular una parte muy importante del presupuesto. Entre los principales hallazgos que se derivan de esta revisión del ejercicio de los recursos públicos, destacan los siguientes:

  • 22 mil millones de pesos presuntamente mal ejercidos o sin la comprobación suficiente en comunicaciones y transportes.
  • Pagos fuera de norma por 75.5 millones de pesos.
  • Irregularidades por 57 millones de pesos en el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro (asignación de becas a fallecidos y empresas inexistentes).
  • Cancelación del aeropuerto de Texcoco tendrá un costo de 332 mil millones de pesos, lo que significa un 232% por arriba de lo estimado por la administración federal.
  • Las obras de la refinería de Dos Bocas iniciaron sin contar con suficiente información técnica; sobre todo no se tomó en cuenta el riesgo de inundación y erosión del terreno.
  • Recursos manejados por la Guardia Nacional sin reglas claras y en procesos poco transparentes.
  • Anomalías en la compra de medicamentos.

El Informe de la Auditoría Superior de la Federación, representó un golpe demoledor a la narrativa construida por el gobierno de la 4t y el presidente López Obrador, que todos los días jura y perjura que su mayor compromiso es con la transparencia y el combate a la corrupción.

De ahí la airada y furibunda reacción del presidente de la república, que descalificó el Informe de la ASF, al que tildó de “falso y tendencioso” y como es su costumbre aseguró que él tenía “otros datos”. Andrés Manuel López Obrador señaló que en el Informe de la Cuenta Pública 2019 había mala fe y una intencionalidad política para afectar y lastimar a su gobierno.

El presidente de la república recriminó que este Informe había sido un “festín” para sus adversarios y “la prensa conservadora que defiende al régimen corrupto” y acusó a la Auditoría Superior de la Federación de “hacer el ridículo”.

Ante la descalificación presidencial, vino después la penosa declaración del titular de la ASF, David Colmenares, que admitió “errores de metodología” en el informe sobre los costos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco.

Resulta inverosímil un error de tal magnitud, en un órgano que había venido demostrando solvencia técnica y profesional. Pero dando por buena esa posibilidad, no queda duda que en la rectificación vergonzosa de la ASF, mucho tuvo que ver el tono de la descalificación presidencial. Es decir, estamos ante otra institución capturada, que se postra ante López Obrador.

El mea culpa de David Colmenares, admitir un error de tal dimensión y sucumbir a la presión y amenaza presidencial, es una mala noticia para México, porque la Auditoría Superior de la Federación es una pieza clave en nuestro sistema de fiscalización de los recursos públicos.

La pérdida de confianza en la autonomía y la capacidad técnica y profesional de la ASF es muy preocupante, porque ello afecta directamente el sistema nacional de transparencia y combate a la corrupción.

Ahora bien, el presidente de la república, al cuestionar el Informe sobre los costos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, está descalificando todo el trabajo de la Auditoría Superior de la Federación y con ello pretende ocultar las otras irregularidades que ha dejado en claro el Informe de la Cuenta Pública 2019.

Es conveniente que se revisen los supuestos errores de “metodología” en el caso de la revisión del aeropuerto de Texcoco, pero también es indispensable que se aclaren todas las cuentas mochas del primer año del gobierno de la Cuarta Transformación.

Con los elementos disponibles, queda claro que en el 2019 hubo en la administración federal ineficacia, desaseo administrativo, incumplimiento de las normas en materia de gasto público. Ya veremos si todo ello deriva en actos comprobados de corrupción y si se castiga a los responsables.

A mediados del pasado mes de febrero, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) dio a conocer el Informe de la Cuenta Pública 2019, que corresponde al primer año completo del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La ASF detectó que el actual gobierno federal utilizó de manera irregular una parte muy importante del presupuesto. Entre los principales hallazgos que se derivan de esta revisión del ejercicio de los recursos públicos, destacan los siguientes:

  • 22 mil millones de pesos presuntamente mal ejercidos o sin la comprobación suficiente en comunicaciones y transportes.
  • Pagos fuera de norma por 75.5 millones de pesos.
  • Irregularidades por 57 millones de pesos en el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro (asignación de becas a fallecidos y empresas inexistentes).
  • Cancelación del aeropuerto de Texcoco tendrá un costo de 332 mil millones de pesos, lo que significa un 232% por arriba de lo estimado por la administración federal.
  • Las obras de la refinería de Dos Bocas iniciaron sin contar con suficiente información técnica; sobre todo no se tomó en cuenta el riesgo de inundación y erosión del terreno.
  • Recursos manejados por la Guardia Nacional sin reglas claras y en procesos poco transparentes.
  • Anomalías en la compra de medicamentos.

El Informe de la Auditoría Superior de la Federación, representó un golpe demoledor a la narrativa construida por el gobierno de la 4t y el presidente López Obrador, que todos los días jura y perjura que su mayor compromiso es con la transparencia y el combate a la corrupción.

De ahí la airada y furibunda reacción del presidente de la república, que descalificó el Informe de la ASF, al que tildó de “falso y tendencioso” y como es su costumbre aseguró que él tenía “otros datos”. Andrés Manuel López Obrador señaló que en el Informe de la Cuenta Pública 2019 había mala fe y una intencionalidad política para afectar y lastimar a su gobierno.

El presidente de la república recriminó que este Informe había sido un “festín” para sus adversarios y “la prensa conservadora que defiende al régimen corrupto” y acusó a la Auditoría Superior de la Federación de “hacer el ridículo”.

Ante la descalificación presidencial, vino después la penosa declaración del titular de la ASF, David Colmenares, que admitió “errores de metodología” en el informe sobre los costos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco.

Resulta inverosímil un error de tal magnitud, en un órgano que había venido demostrando solvencia técnica y profesional. Pero dando por buena esa posibilidad, no queda duda que en la rectificación vergonzosa de la ASF, mucho tuvo que ver el tono de la descalificación presidencial. Es decir, estamos ante otra institución capturada, que se postra ante López Obrador.

El mea culpa de David Colmenares, admitir un error de tal dimensión y sucumbir a la presión y amenaza presidencial, es una mala noticia para México, porque la Auditoría Superior de la Federación es una pieza clave en nuestro sistema de fiscalización de los recursos públicos.

La pérdida de confianza en la autonomía y la capacidad técnica y profesional de la ASF es muy preocupante, porque ello afecta directamente el sistema nacional de transparencia y combate a la corrupción.

Ahora bien, el presidente de la república, al cuestionar el Informe sobre los costos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, está descalificando todo el trabajo de la Auditoría Superior de la Federación y con ello pretende ocultar las otras irregularidades que ha dejado en claro el Informe de la Cuenta Pública 2019.

Es conveniente que se revisen los supuestos errores de “metodología” en el caso de la revisión del aeropuerto de Texcoco, pero también es indispensable que se aclaren todas las cuentas mochas del primer año del gobierno de la Cuarta Transformación.

Con los elementos disponibles, queda claro que en el 2019 hubo en la administración federal ineficacia, desaseo administrativo, incumplimiento de las normas en materia de gasto público. Ya veremos si todo ello deriva en actos comprobados de corrupción y si se castiga a los responsables.