/ miércoles 16 de septiembre de 2020

El instituto de cultura: La casa del marino

La corrupción en el instituto de cultura y la intención en la demolición de la casa del marino, no es más que la prepotencia y la arrogancia (de y en) El Químico, que ha hecho y deshecho en lo que su visión administrativa, artística, sociocultural y arquitectónica debe serse y hacerse municipalmente, valiéndole lo que haga y valga en el negocio de la obra pública, de relumbrón y de ganancia, con sus glorietas y plazas, porque es el presidente mpal., único e histórico, para el turismo con la Perla del Pacífico y el Puro Sinaloa.

El embellecimiento y el atractivo marismeño-mazatleco, (porque el que no enseña-no vende), desde antes con el Tianguis y durante el Coronavirus, han sido quitar(le) y poner(le) lo áspero por lo suave con los trazos largos en las avenidas, con un encajonamiento limitado al espacio de una movilidad peatonal, vial y ciclobicicletero hasta donde el peatón y el cafre choquen sin más aviso que el golpe, sabiéndose después que el peatón estaba sentado y el cafre estacionado, y que alguien pasó volándoles con una bicicleta y/o motocicleta por arriba de sus cabezas y terminar estrellado en una palmera seca, creyendo que era uno paso de cebra con el peatón caminándolo y el cafre quemándolo con las llantas.

La Casa del Marino, (que no es monumento histórico y sí un edificio que podría ser funcional con una renovación para un centro artístico y sociocultural que), por cumplir un servicio de data histórica, se le ha dejado al abandono de la deriva y del naufragio ruinoso, herrumbroso y salitroso, El Químico, quiere que sea, por sus chanclas, demolido para una plaza que acompañe y le dé vista ilustre y lustre al Fuerte 31 de Marzo por la gesta heroica que allí se batalló y ganó a cañonazos, como si años después la casa no haya tenido una actividad de servicio a marinos en hospedaje, oficinas de la Capitanía de Puerto, casa de la cultura, lo cual y para registro histórico en una reanimación cultural los dos lugares son más importantes que el paso dizque único e histórico de un presidente municipal con camiseta, short y chanclas playeras, siempre y cuando, no se le ocurra mandarse a hacer un monumento escultural de su finísima figura atlética, por deportiva, y redondamente acabada en la tan deseada e increíble plaza pública para regodeo de El Químico

La obra personal y pública de El Químico es lo que está a la vista con la proyección de la imagen del hombre y el político marismeño-mazatleco entre la ciudad y el puerto de su nacencia y querencia que como cualquier otro hombre y otro político ordinarios, comunes y corrientes no ocultan su honradez y valiente honestidad ante la acumulación de la corrupción que comparten a partes desiguales entre el gobernante y el gobernado, mandando y obedeciendo a sus intereses más económicos y turísticos que socioculturales, para gusto y regusto de quien se ufana y afana de ser un hombre y un político diferente, tan parecido a los hombres y a los políticos de siempre en la marismeña y en la mazatleca Perla del Pacífico, la del Carnaval y la de donde se rompen Las Olas.

Un hombre y un político como El Químico que hace olas por donde pasa, olas de basura y aguas negras, se le prenden y se le apagan las luminarias personales y públicas, carnavaleras y turisteras, de criterio limitado y de argumentos banales, desde luego, es único y histórico como ninguno solamente comparable a los Pasos de Higuera y Pucheta.

En el caso del instituto de cultura, turismo y arte con la demanda de Marsol Quiñones y Óscar Blancarte contra José Ángel Tostado, limitado como promotor cultural y ancho para administrar los dineros con la directora artística y demás coludidos, pareciera no afectar al resto de los empleados como es el caso en el Acuario con el trabajo y los sueldos, los trabajadores en el Instituto de Cultura no demandan ni denuncian nada de nadie y de alguien, siendo un asunto público de carácter personal y externo en los demandantes y denunciantes como una de las tantas demandas y denuncias contra la administración de El Químico, a quien la Síndico Procuradora le expone y le expondrá a El Químico su corrupto proceder, antes del final trienal, en el ajuste de cuentas, con el reinado de El Químico, carnavalero y turistero.

La corrupción en el instituto de cultura y la intención en la demolición de la casa del marino, no es más que la prepotencia y la arrogancia (de y en) El Químico, que ha hecho y deshecho en lo que su visión administrativa, artística, sociocultural y arquitectónica debe serse y hacerse municipalmente, valiéndole lo que haga y valga en el negocio de la obra pública, de relumbrón y de ganancia, con sus glorietas y plazas, porque es el presidente mpal., único e histórico, para el turismo con la Perla del Pacífico y el Puro Sinaloa.

El embellecimiento y el atractivo marismeño-mazatleco, (porque el que no enseña-no vende), desde antes con el Tianguis y durante el Coronavirus, han sido quitar(le) y poner(le) lo áspero por lo suave con los trazos largos en las avenidas, con un encajonamiento limitado al espacio de una movilidad peatonal, vial y ciclobicicletero hasta donde el peatón y el cafre choquen sin más aviso que el golpe, sabiéndose después que el peatón estaba sentado y el cafre estacionado, y que alguien pasó volándoles con una bicicleta y/o motocicleta por arriba de sus cabezas y terminar estrellado en una palmera seca, creyendo que era uno paso de cebra con el peatón caminándolo y el cafre quemándolo con las llantas.

La Casa del Marino, (que no es monumento histórico y sí un edificio que podría ser funcional con una renovación para un centro artístico y sociocultural que), por cumplir un servicio de data histórica, se le ha dejado al abandono de la deriva y del naufragio ruinoso, herrumbroso y salitroso, El Químico, quiere que sea, por sus chanclas, demolido para una plaza que acompañe y le dé vista ilustre y lustre al Fuerte 31 de Marzo por la gesta heroica que allí se batalló y ganó a cañonazos, como si años después la casa no haya tenido una actividad de servicio a marinos en hospedaje, oficinas de la Capitanía de Puerto, casa de la cultura, lo cual y para registro histórico en una reanimación cultural los dos lugares son más importantes que el paso dizque único e histórico de un presidente municipal con camiseta, short y chanclas playeras, siempre y cuando, no se le ocurra mandarse a hacer un monumento escultural de su finísima figura atlética, por deportiva, y redondamente acabada en la tan deseada e increíble plaza pública para regodeo de El Químico

La obra personal y pública de El Químico es lo que está a la vista con la proyección de la imagen del hombre y el político marismeño-mazatleco entre la ciudad y el puerto de su nacencia y querencia que como cualquier otro hombre y otro político ordinarios, comunes y corrientes no ocultan su honradez y valiente honestidad ante la acumulación de la corrupción que comparten a partes desiguales entre el gobernante y el gobernado, mandando y obedeciendo a sus intereses más económicos y turísticos que socioculturales, para gusto y regusto de quien se ufana y afana de ser un hombre y un político diferente, tan parecido a los hombres y a los políticos de siempre en la marismeña y en la mazatleca Perla del Pacífico, la del Carnaval y la de donde se rompen Las Olas.

Un hombre y un político como El Químico que hace olas por donde pasa, olas de basura y aguas negras, se le prenden y se le apagan las luminarias personales y públicas, carnavaleras y turisteras, de criterio limitado y de argumentos banales, desde luego, es único y histórico como ninguno solamente comparable a los Pasos de Higuera y Pucheta.

En el caso del instituto de cultura, turismo y arte con la demanda de Marsol Quiñones y Óscar Blancarte contra José Ángel Tostado, limitado como promotor cultural y ancho para administrar los dineros con la directora artística y demás coludidos, pareciera no afectar al resto de los empleados como es el caso en el Acuario con el trabajo y los sueldos, los trabajadores en el Instituto de Cultura no demandan ni denuncian nada de nadie y de alguien, siendo un asunto público de carácter personal y externo en los demandantes y denunciantes como una de las tantas demandas y denuncias contra la administración de El Químico, a quien la Síndico Procuradora le expone y le expondrá a El Químico su corrupto proceder, antes del final trienal, en el ajuste de cuentas, con el reinado de El Químico, carnavalero y turistero.

ÚLTIMASCOLUMNAS