Uno de los cargos más disputados por la casta política, en Sinaloa y en el país, son las diputaciones, que suelen ser peleadas hasta el cansancio no tanto por el trabajo que el legislador o legisladora hace en favor de la sociedad, sino por los jugosos salarios, la llave de acceso a las mieles del poder.
Por eso las posiciones plurinominales son las de alta jerarquía y valía, porque ahí el político no tiene que hacer campaña, como sí aquel que va de mayoría relativa y que tiene que juntar los votos necesarios en su distrito para obtener un curul.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO), en Sinaloa cada diputado le cuesta al pueblo por lo menos 9 millones de pesos al año, considerando, claro, el presupuesto del Poder Legislativo, ya que de esta cantidad, un millón y medio de pesos es de su puro sueldo.
Pero claro, como El Sol de Sinaloa lo ha documentado, hay legisladores que gozan de otros beneficios más allá de los 105 mil pesos mensuales que cobran, como un cheque de 16 mil pesos si son de otro municipio, hay quienes viven en Culiacán, pero igualmente cobran el dinero, sin ningún pudor.
Otros, sin ningún pudor tampoco, facturan sus gustitos a nombre del Congreso, con el fin de que les regresen íntegramente lo que se comieron, como puntas de filetes de res, finos mariscos y bebidas a las que no tienen acceso la gente del pueblo.
Con toda esta desvergüenza, resulta que en lo que sí tienen pudor los legisladores sinaloenses es en mostrar a la sociedad su patrimonio. Es decir, sus propiedades, vehículos, cuentas de banco, etcétera. Ahí sí les da pena, unos dicen que temor de ser secuestrados, otros dicen que es su derecho a reservarse esa información.
Lo cierto es que la transparencia, en lugar de avanzar, retrocede, escudados en que si los datos personales, en que si los conflictos de intereses. Cuando se trata de gastar, de cobrar, ahí sí con toda la ancha mano, pero cuando se trata de rendir cuentas al pueblo, pues resulta que no, ahí para la próxima. La sociedad debe exigir ahora que están en campaña, la apertura total, en las siguientes páginas relatamos cómo es que los diputados de la 64 Legislatura tienen censurado en sus declaraciones patrimoniales, la información que al pueblo le gustaría saber: dónde, cómo y cuánto cuesta donde viven.
¿O todavía nos hablarán de pobreza desde sus mansiones en La Primavera?
Aumenta consumo de alcohol y drogas en Mazatlán
En Mazatlán, durante 2023, el Centro de Integración Juvenil brindó atención a 546 pacientes con problemas de adicciones y salud mental, contra 450 de 2022, lo que representa un incremento del 20 por ciento.
El alcoholismo es una enfermedad que cobra vidas todos los días y en el puerto es la adicción lícita número uno entre los jóvenes, mientras que de las ilícitas, la mariguana aparece en la vida de los adolescentes desde los 12 años.
Se trata de enfermedades que necesitan ser tratadas con base a un programa de recuperación y plan de tratamiento integral, pero para eso se necesita de más apoyo por parte de la Secretaría de Salud y de las autoridades municipales.
Mazatlán enciende las alarmas en este tema, ya que en las revisiones que realiza Oficialía Mayor del Ayuntamiento en centros nocturnos, antros y fiestas particulares, se ha detectado la presencia de menores de edad que fueron sorprendidos mientras consumían bebidas embriagantes.
Para los padres de familia esto debe ser un fuerte llamado de atención, para que vigilen qué están consumiendo los menores de edad, pues el alcohol puede ser la puerta de entrada al consumo de otras sustancias ilícitas.
El Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes de Mazatlán lleva a cabo pláticas en escuelas y con padres de familia en las colonias en donde se aborda el tema del consumo de alcohol, con mayor énfasis entre los menores de edad, pero no resulta suficiente; se requieren de más esfuerzos y recursos económicos para darle una pela real a las adicciones
Y es que de acuerdo a la encuesta nacional del consumo de drogas, tabaco y alcohol, el enfoque del consumo de sustancias, tanto ilegales como legales, está en la adolescencia, a nivel secundaria, entre jóvenes de 12 a 14 años. Hay mucho por hacer en esta problemática y hay que empezarlo a hacer a la voz de ya.
