/ viernes 23 de febrero de 2024

Trópicos Subterráneos | Las congruencias/las incongruencias

Política, social y culturalmente, el lenguaje del Estado-Obrador, con el poder, a todo modo, es el lenguaje de los mismos de antes con el lenguaje de los diferentes de ahora: la politiquería de las mañaneras con las adormideras, para bien y/o mal de los más hablantes que pensantes, pues cuando el lenguaje del genio comunicativo tiene más limitantes con sus votantes en el pensamiento único con las palabras, los actos y los hechos, verticales y horizontales, polarizantes y confrontantes, corruptos e impunes, violentos y criminales, los liberales autoritarios y conservadores de la izquierda a la derecha, se han transformado en los mismos y en los diferentes pensantes y hablantes que no son los del 1968 con los del 2024, pues el historiador aldeano de las Letras Libres y el historiador provinciano del Palacio Nacional, son los padrotes del Historia Patria, a diferencia de que ellos son los mismos que distinguen a los mexicanos con el No Somos Iguales nosotros con los otros, los demás con la gente.

Cuando la gente ha sido transformada a cosa (de y para) sí misma, porque la Democracia da para todo(s) en el capitalismo-consumismo de lujo y funeral, el lenguaje, no el discurso y no el contexto, es el peculiar-representativo ni significativo ni simbólico se agarra-agarrosamente de la lengua para proferir lo reverencial y lo referencial que en la nada, en el nadie y en el alguien es el poder, a todo modo, concentrado en el acumulación y en la desposesión contra-nosotros mismos en las dis-putas cualquieras (de y para) la democracia prostibularia, ensimismada en el proceso electoral y encimada en la procesión funeral.

En el país de las sombras espectrales, pasar-transformado, del carpe diem al horror vacui, R. Barthes pregunta: “¿El abismo no es más que un aniquilamiento oportuno?”, y uno se responde no por la gente, porque nosotros, los demás y los otros no somos la gente que es el pueblo uniformado y hegemonizado desde y hacia las ruinas del mundo antiguo en los huesos cardios, los corazones y las memorias de la romantización en el odio con el amor a-normalizado en el mundo moderno, amando Rusia a Ucrania y odiando Israel a Palestina.

En el mundo de arriba el amor y el odio son la misma cosa, dependiendo cómo se mezclen y se filtren a través del cielo de en medio para que atormentados-tormenten sobre la tierra de abajo con la fuerza de los hombres y las mujeres que se abrazan-abrasan con la ciega vehemencia de amarse y de odiarse mientras los niños incendian a los viejos en un dormir arrebatado, escuchándose el ulular de las ambulancias con los jadeos de los hombres y las mujeres, cogiéndose de las manos para despellejarse los cuerpos con las uñas, mordiéndose los labios.

El embajador ruso en México, Nikolay Sofinskiy, en las congruencias de las incongruencias, justifica en “El egoísmo occidental”, la invasión rusa a Ucrania, porque Rusia es hasta víctima de la guerra híbrida de USA con el antecedente de la guerra fría a la guerra caliente, así como el Estado Sionista de Israel la está haciendo en la Franja de Gaza-Palestina:

“Rusia lanzó una operación militar especial en febrero de 2022 (en pleno cumplimiento del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas), no contra Ucrania ni contra el pueblo ucranio. Rusia protege a su país y a sus ciudadanos, así como los intereses de otras naciones que abogan por un mundo multipolar más justo para todos los pueblos del mundo, en el que se respeten la soberanía y los derechos de todos los países, en lugar de un puñado de países que se consideran ‘elegidos’. Todo esto tiene lugar en el contexto de una guerra híbrida lanzada por Estados Unidos (solo EU ha gastado unos 155 millones de dólares por día desde 2022) y la OTAN contra Rusia”.

Étienne de La Boétie, en el “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” que sí o no el “Discurso amoroso” de Roland Barthes, sobreexpone:

“Pónganse de un lado cincuenta mil hombres en armas; del otro lado otros tantos. Se los disponga para la batalla, que choquen. Unos, libres, combaten por su libertad; los otros para despojarlos de ella. ¿A quiénes creen que les pertenecerá la victoria? ¿Quiénes piensan que irán con más coraje al combate, los que esperan como recompensa la conservación de la libertad o los que sólo pueden esperar corno premio los golpes que dan y los que reciben más que la servidumbre de otros? Unos tienen siempre delante de los ojos la dicha de la vida pasada y la espera de una felicidad semejante para el futuro. Piensan menos en las penas y los sufrimientos momentáneos de la batalla que en los tormentos a los cuales, si fueran vencidos, serían sometidos para siempre ellos, sus hijos y toda la posteridad. Los otros no tienen más motivación que un poco de codicia, que con frecuencia se paraliza ante el peligro y no puede nunca ser tan ardiente como para no extinguirse, al parecer, ante la sangre que brota de la primera herida”.

La primera herida siempre fue, es y será la más profunda como la de la lanza en el costado ¿derecho o izquierdo? del Cristo crucificado, ¿o la de Cat Stevens o la de Rod Stewart? en el club de los corazones solitarios, de los huesos cardios rotos con las memorias arrasadas sobre la faz y la paz terrenales-sepulcrales, son las congruencias/las incongruencias en el dejar hacer-dejar pasar porque se ha elegido antes el dejar votar para pasar y hacer lo que al pueblo y al ciudadano del mundo les hacen y deshacen (en y a) nombre de la democracia, “que el mundo va solo”, es lo que Vincent de Gournay dijo después de La Boétie y antes de Barthes, asomándose el mundo de arriba a través del cielo de en medio hacia la tierra de abajo para que las congruencias/las incongruencias tenga un sentido histórico en que el pasado, el presente y el futuro son la unicidad de la valentía y la cobardía en los vencedores/los perdedores que damos por hecho el acto cuando en el Discurso de la Servidumbre Voluntaria, Étienne de La Boétie:

“Por el momento, sólo desearía comprender cómo es posible que tantos hombres, tantas aldeas, tantas ciudades y tantas naciones muchas veces soporten un solo tirano que no tiene más poder que el que le dan; que no es capaz de dañarlos sino en la medida en que quieran soportarlo, y que no podría hacerles ningún mal si no prefirieran sufrirlo en vez de contradecirlo”.

Pos(t)Data:

Hasta La Mujer Dormida, (la inche loca) sabía de las infidelidades culiempinadamente del poder judicial con el poder ejecutivo del Estado-Obrador, Agripina, dixit.

Política, social y culturalmente, el lenguaje del Estado-Obrador, con el poder, a todo modo, es el lenguaje de los mismos de antes con el lenguaje de los diferentes de ahora: la politiquería de las mañaneras con las adormideras, para bien y/o mal de los más hablantes que pensantes, pues cuando el lenguaje del genio comunicativo tiene más limitantes con sus votantes en el pensamiento único con las palabras, los actos y los hechos, verticales y horizontales, polarizantes y confrontantes, corruptos e impunes, violentos y criminales, los liberales autoritarios y conservadores de la izquierda a la derecha, se han transformado en los mismos y en los diferentes pensantes y hablantes que no son los del 1968 con los del 2024, pues el historiador aldeano de las Letras Libres y el historiador provinciano del Palacio Nacional, son los padrotes del Historia Patria, a diferencia de que ellos son los mismos que distinguen a los mexicanos con el No Somos Iguales nosotros con los otros, los demás con la gente.

Cuando la gente ha sido transformada a cosa (de y para) sí misma, porque la Democracia da para todo(s) en el capitalismo-consumismo de lujo y funeral, el lenguaje, no el discurso y no el contexto, es el peculiar-representativo ni significativo ni simbólico se agarra-agarrosamente de la lengua para proferir lo reverencial y lo referencial que en la nada, en el nadie y en el alguien es el poder, a todo modo, concentrado en el acumulación y en la desposesión contra-nosotros mismos en las dis-putas cualquieras (de y para) la democracia prostibularia, ensimismada en el proceso electoral y encimada en la procesión funeral.

En el país de las sombras espectrales, pasar-transformado, del carpe diem al horror vacui, R. Barthes pregunta: “¿El abismo no es más que un aniquilamiento oportuno?”, y uno se responde no por la gente, porque nosotros, los demás y los otros no somos la gente que es el pueblo uniformado y hegemonizado desde y hacia las ruinas del mundo antiguo en los huesos cardios, los corazones y las memorias de la romantización en el odio con el amor a-normalizado en el mundo moderno, amando Rusia a Ucrania y odiando Israel a Palestina.

En el mundo de arriba el amor y el odio son la misma cosa, dependiendo cómo se mezclen y se filtren a través del cielo de en medio para que atormentados-tormenten sobre la tierra de abajo con la fuerza de los hombres y las mujeres que se abrazan-abrasan con la ciega vehemencia de amarse y de odiarse mientras los niños incendian a los viejos en un dormir arrebatado, escuchándose el ulular de las ambulancias con los jadeos de los hombres y las mujeres, cogiéndose de las manos para despellejarse los cuerpos con las uñas, mordiéndose los labios.

El embajador ruso en México, Nikolay Sofinskiy, en las congruencias de las incongruencias, justifica en “El egoísmo occidental”, la invasión rusa a Ucrania, porque Rusia es hasta víctima de la guerra híbrida de USA con el antecedente de la guerra fría a la guerra caliente, así como el Estado Sionista de Israel la está haciendo en la Franja de Gaza-Palestina:

“Rusia lanzó una operación militar especial en febrero de 2022 (en pleno cumplimiento del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas), no contra Ucrania ni contra el pueblo ucranio. Rusia protege a su país y a sus ciudadanos, así como los intereses de otras naciones que abogan por un mundo multipolar más justo para todos los pueblos del mundo, en el que se respeten la soberanía y los derechos de todos los países, en lugar de un puñado de países que se consideran ‘elegidos’. Todo esto tiene lugar en el contexto de una guerra híbrida lanzada por Estados Unidos (solo EU ha gastado unos 155 millones de dólares por día desde 2022) y la OTAN contra Rusia”.

Étienne de La Boétie, en el “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” que sí o no el “Discurso amoroso” de Roland Barthes, sobreexpone:

“Pónganse de un lado cincuenta mil hombres en armas; del otro lado otros tantos. Se los disponga para la batalla, que choquen. Unos, libres, combaten por su libertad; los otros para despojarlos de ella. ¿A quiénes creen que les pertenecerá la victoria? ¿Quiénes piensan que irán con más coraje al combate, los que esperan como recompensa la conservación de la libertad o los que sólo pueden esperar corno premio los golpes que dan y los que reciben más que la servidumbre de otros? Unos tienen siempre delante de los ojos la dicha de la vida pasada y la espera de una felicidad semejante para el futuro. Piensan menos en las penas y los sufrimientos momentáneos de la batalla que en los tormentos a los cuales, si fueran vencidos, serían sometidos para siempre ellos, sus hijos y toda la posteridad. Los otros no tienen más motivación que un poco de codicia, que con frecuencia se paraliza ante el peligro y no puede nunca ser tan ardiente como para no extinguirse, al parecer, ante la sangre que brota de la primera herida”.

La primera herida siempre fue, es y será la más profunda como la de la lanza en el costado ¿derecho o izquierdo? del Cristo crucificado, ¿o la de Cat Stevens o la de Rod Stewart? en el club de los corazones solitarios, de los huesos cardios rotos con las memorias arrasadas sobre la faz y la paz terrenales-sepulcrales, son las congruencias/las incongruencias en el dejar hacer-dejar pasar porque se ha elegido antes el dejar votar para pasar y hacer lo que al pueblo y al ciudadano del mundo les hacen y deshacen (en y a) nombre de la democracia, “que el mundo va solo”, es lo que Vincent de Gournay dijo después de La Boétie y antes de Barthes, asomándose el mundo de arriba a través del cielo de en medio hacia la tierra de abajo para que las congruencias/las incongruencias tenga un sentido histórico en que el pasado, el presente y el futuro son la unicidad de la valentía y la cobardía en los vencedores/los perdedores que damos por hecho el acto cuando en el Discurso de la Servidumbre Voluntaria, Étienne de La Boétie:

“Por el momento, sólo desearía comprender cómo es posible que tantos hombres, tantas aldeas, tantas ciudades y tantas naciones muchas veces soporten un solo tirano que no tiene más poder que el que le dan; que no es capaz de dañarlos sino en la medida en que quieran soportarlo, y que no podría hacerles ningún mal si no prefirieran sufrirlo en vez de contradecirlo”.

Pos(t)Data:

Hasta La Mujer Dormida, (la inche loca) sabía de las infidelidades culiempinadamente del poder judicial con el poder ejecutivo del Estado-Obrador, Agripina, dixit.

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