/ lunes 17 de julio de 2023

Estación rosales | Rechazo de puercas: una nota de 1952

En el del Diario de Culiacán de 13 de julio 1952, se encuentra una publicación que pretende ser informativa en materia de cría porcina, llamando la atención el uso de conceptos que hoy en nuestro lenguaje y formas de relacionarnos adquieren una connotación cultural discriminatoria y violatoria de derechos humanos, que a la letra comienza de la siguiente manera:

“En cualquier zahurda debe rechazarse anualmente un número variable de puercas por viejas, dañinas, machorras o tuberculosas. Todo animal rechazado debe ponerse inmediatamente en engorda, empleando, al efecto, el método más económico desde todo punto de vista, al efecto la condición ideal para efectuar esa operación es cuando se dispone de alimentos en abundancia y bajo precio”… Más adelante describe cinco consejos: Rechazo de madres viejas, Mejoramiento de tipo, Rechazo de puercas dañinas, Rechazo de machorras y Rechazo de Tuberculosis; en cuanto al tema referiré lo establecido en el cuarto consejo.

“Toda puerca infecunda se llama comúnmente machorra y su desecho oportuno significa economía, ya que supone una pequeña hipoteca por los gastos de alimentación y cuidados que requiere sin compensación alguna, por otra parte impide obtener rendimiento, ocupa el lugar de una madre productiva y entorpece la buena administración del negocio. El modo de conocer la machorra es el siguiente: toda puerca que no pare a su tiempo debe mantenerse en un lote por separado, no mezclándola con las puercas secas, con objeto de realizar el servicio por separado y así habrá seguridad de que todas las puercas de este lote no preñadas son infecundas, debiendo procederse a su engorda”.

Por años el término de machorra ha sido utilizado para referirse despectivamente a las mujeres masculinizadas, esto es, a las fuertes, valientes, prácticas, que usan pantalones, que tienen una ocupación o empleo comunmente de hombres o de mando, a las que a cierta edad no se han casado o procreado. Aún peor es que el origen de este termino, es su asociación con enfermedades, y la consideración del lesbianismo o la homosexualidad con una enfermedad, y al respecto la Comisión de Equidad, Género y Familia del Congreso del Estado de Sinaloa en estos momentos se encuentra impulsando la prohibición de las terapias de conversión sexual.

Ante este dictamen de reforma a diversas leyes, los grupos de personas organizadas por sus prejuicios se han incomodado e inconformado por lo aprobado en comisiones del Congreso de Sinaloa, según ellos (as) atenta contra la libertad plena de un psicólogo, terapeuta o profesional de la salud para ejercer su labor, e impide el apoyo que puedan prestar maestros (as) y familiares. No están enterados (as) de que hace más de 30 años que la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad del listado de enfermedades psiquiátricas.

Con doble moral se preocupan por el papel de maestras y maestros para ayudar a niñas, niños, y adolescentes a orientarse en cuanto su sexualidad, cuando han sido promotores de negar la información y educación sexual en las escuelas, aludiendo que esta es una facultad exclusiva de padres de familia, llegando a presentar iniciativas como las del PIN Parental.

En este escenario, la diputada Almendra Negrete llevó a cabo un conversatorio donde convocó a representantes de la iglesia católica y a la organización Sinaloa Incluyente, excluyendo a otras organizaciones y actores que activan a favor de la comunidad LGBTTTIQ+; en el evento la diputada decidió hablar desde su experiencia propia y a título personal, si bien es cierto, fue un discurso sensible y conmovedor, pero dejó de lado que todas las personas que se encontraban en el recinto en ese momento, estaban ahí convocadas por la figura de la presidenta de la Comisión de Equidad, Género y Familia.

Es un trascendido que las terapias y prácticas para la conversión sexual son discriminatorias, denigrantes, dolorosas, indignas, forzadas, y costosas, por lo tanto, es de suma importancia el trabajo que se está realizando, de ninguna forma es una tarea sencilla, requiere ponerse a la altura de las circunstancias, e incluir a las voces y argumentos que permitan sostener el proyecto de dictamen que próximamente será discutido en el pleno del Congreso, porque los derechos humanos no se consultan, se garantizan.

En el del Diario de Culiacán de 13 de julio 1952, se encuentra una publicación que pretende ser informativa en materia de cría porcina, llamando la atención el uso de conceptos que hoy en nuestro lenguaje y formas de relacionarnos adquieren una connotación cultural discriminatoria y violatoria de derechos humanos, que a la letra comienza de la siguiente manera:

“En cualquier zahurda debe rechazarse anualmente un número variable de puercas por viejas, dañinas, machorras o tuberculosas. Todo animal rechazado debe ponerse inmediatamente en engorda, empleando, al efecto, el método más económico desde todo punto de vista, al efecto la condición ideal para efectuar esa operación es cuando se dispone de alimentos en abundancia y bajo precio”… Más adelante describe cinco consejos: Rechazo de madres viejas, Mejoramiento de tipo, Rechazo de puercas dañinas, Rechazo de machorras y Rechazo de Tuberculosis; en cuanto al tema referiré lo establecido en el cuarto consejo.

“Toda puerca infecunda se llama comúnmente machorra y su desecho oportuno significa economía, ya que supone una pequeña hipoteca por los gastos de alimentación y cuidados que requiere sin compensación alguna, por otra parte impide obtener rendimiento, ocupa el lugar de una madre productiva y entorpece la buena administración del negocio. El modo de conocer la machorra es el siguiente: toda puerca que no pare a su tiempo debe mantenerse en un lote por separado, no mezclándola con las puercas secas, con objeto de realizar el servicio por separado y así habrá seguridad de que todas las puercas de este lote no preñadas son infecundas, debiendo procederse a su engorda”.

Por años el término de machorra ha sido utilizado para referirse despectivamente a las mujeres masculinizadas, esto es, a las fuertes, valientes, prácticas, que usan pantalones, que tienen una ocupación o empleo comunmente de hombres o de mando, a las que a cierta edad no se han casado o procreado. Aún peor es que el origen de este termino, es su asociación con enfermedades, y la consideración del lesbianismo o la homosexualidad con una enfermedad, y al respecto la Comisión de Equidad, Género y Familia del Congreso del Estado de Sinaloa en estos momentos se encuentra impulsando la prohibición de las terapias de conversión sexual.

Ante este dictamen de reforma a diversas leyes, los grupos de personas organizadas por sus prejuicios se han incomodado e inconformado por lo aprobado en comisiones del Congreso de Sinaloa, según ellos (as) atenta contra la libertad plena de un psicólogo, terapeuta o profesional de la salud para ejercer su labor, e impide el apoyo que puedan prestar maestros (as) y familiares. No están enterados (as) de que hace más de 30 años que la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad del listado de enfermedades psiquiátricas.

Con doble moral se preocupan por el papel de maestras y maestros para ayudar a niñas, niños, y adolescentes a orientarse en cuanto su sexualidad, cuando han sido promotores de negar la información y educación sexual en las escuelas, aludiendo que esta es una facultad exclusiva de padres de familia, llegando a presentar iniciativas como las del PIN Parental.

En este escenario, la diputada Almendra Negrete llevó a cabo un conversatorio donde convocó a representantes de la iglesia católica y a la organización Sinaloa Incluyente, excluyendo a otras organizaciones y actores que activan a favor de la comunidad LGBTTTIQ+; en el evento la diputada decidió hablar desde su experiencia propia y a título personal, si bien es cierto, fue un discurso sensible y conmovedor, pero dejó de lado que todas las personas que se encontraban en el recinto en ese momento, estaban ahí convocadas por la figura de la presidenta de la Comisión de Equidad, Género y Familia.

Es un trascendido que las terapias y prácticas para la conversión sexual son discriminatorias, denigrantes, dolorosas, indignas, forzadas, y costosas, por lo tanto, es de suma importancia el trabajo que se está realizando, de ninguna forma es una tarea sencilla, requiere ponerse a la altura de las circunstancias, e incluir a las voces y argumentos que permitan sostener el proyecto de dictamen que próximamente será discutido en el pleno del Congreso, porque los derechos humanos no se consultan, se garantizan.