/ viernes 6 de noviembre de 2020

Rubén vende tamales para llevar el pan a su mesa, en Tapachula

En la colonia Palmeiras, al sur oriente de Tapachula, Chiapas, vive la familia Alfaro García en una casa forrada con lámina y algunas vigas de madera

En un predio localizado en la colonia Palmeiras, al sur oriente de Tapachula, Chiapas, vive la familia Alfaro García, la cual, se ha sostenido por varios años con la venta ambulante. Actualmente se encuentran viviendo en una casa forrada con lámina y algunas vigas de madera que es de manera prestada, aunque los servicios básicos sí los tienen que pagar. Se la han visto muy difícil, ya que hay tres pequeños qué alimentar y a los que hay que darles los estudios.

La historia de vida de Rubén Alfaro López comenzó desde los 17 años de edad, cuando cursaba la secundaria y se enamoró de quien es actualmente su esposa, Clementina García Hernández, quien cursaba el mismo grado de estudios. No obstante, ambos decidieron dejar la escuela e irse a vivir en unión libre.

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Aunque los padres de ambos se encontraban muy molestos por la decisión de dejar los estudios, él decidió meterse a trabajar de ayudante de albañil ganando 900 pesos a la semana, dinero que les alcanzaba muy bien, pero conforme fueron naciendo sus hijos Rubén Alexander, Kevin René y André Ulises, las cosas se empezaron a poner más difícil.

Foto: El Heraldo de Chiapas

“La misma necesidad me obligó a aprender otros oficios como la mecánica, albañilería, electricidad y plomería, entre otros. Sabía que el poco dinero que llevaba hasta mi hogar no era el suficiente, sufrí en repetidas ocasiones discriminación por ser muy joven y demostrar realmente que no sólo quería aprender sino dar un buen servicio. Algunos de mis jefes sólo me gritaban por no tener experiencia, otros simplemente me pagaban muy poco, pero yo aprendía muy rápido”, expresó.

Con poco alimenta a su familia

Desde muy temprano la señora Clementina pone agua para el café y les sirve a sus hijos en una mesa pequeña de madera, a un costado un plato con quesillo para que se acaben de llenar entre risas y pláticas. Por su parte, Rubén se pone a elaborar una salsa picosa de tomate para tener en su venta, después sirve un platillo elaborado con calabaza y algunos productos lácteos, al final, con tortilla en mano se sienta con su familia a degustarlo.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Durante el desayuno normalmente tratan de gastar un aproximado de 50 a 80 pesos, mientras que para almuerzo esta vez decidieron preparar carne molida frita con verdura, acompañado de tortillas y un refresco embotellado, todo por el mismo costo.

La lente de Diario del Sur observó que en el congelador del refrigerador sólo había una bolsa de hielo, el resto completamente vacío. La estufa es de las más sencillas, sólo de estructura metálica. En la mesa sólo había un kilo de frijol, de arroz, un frasco de café y medio litro de aceite.

Las ganancias que genera diariamente no le permiten comprar una buena despensa, por lo que todo lo compran al día.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Un hombre de fe

Rubén detalló que la única manera de estar siempre vigente es que se mantenga ocupado trabajando o en su caso, buscar la manera de tener un ingreso. Dice que deben de tener la confianza en sí mismo y sobre todo, tener fe en el Creador que todo lo puede.

Desde muy temprano sale a trabajar en su mototriciclo vendiendo tamales y arroz con leche.

“Durante mi jornada laboral en un día bueno se puede llegar a ganar hasta los 500 pesos, en un día malo sólo 250 pesos, que sólo me alcanza para la comida, por eso salgo a buscar más trabajo. A mis hijos les quiero dar estudio a como dé lugar, también estoy pagando un predio en la colonia El Alazán para hacer una casita de madera”, menciona.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Lo más duro

Rubén Alexander desde muy pequeño presentaba síntomas de epilepsia y lo llevaron en repetidas ocasiones a los hospitales sin tener un buen diagnóstico; los medicamentos eran muy caros y era imposible comprarlos, por lo que decidieron mudarse un par de años a Cancún en donde lograron trabajar arduamente y poder pagar un tratamiento que afortunadamente les dio buenos resultados.

Hasta el momento, la familia de Rubén no ha recibido ningún apoyo por parte del gobierno y con el tema de la pandemia bajaron enormemente sus ingresos, aunque dijo, quisieran poder adquirir un préstamo para poner un negocio y así entre más ganancias.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Datos de la casa:

Sólo cuentan con una mesa de madera para comer, una estufa, un refrigerador, una cama para que puedan dormir todos juntos y una bocina, no tienen televisor y eso se les dificultad para poder realizar las tareas que les encomiendan los maestros.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Trabajo:

Desde las 5:00 de la mañana se levantan todos a preparar la vendimia, los niños se quedan en casa de la suegra y los padres se dedican a vender en la colonia La Primavera junto con la Antorcha Vivah.

En un predio localizado en la colonia Palmeiras, al sur oriente de Tapachula, Chiapas, vive la familia Alfaro García, la cual, se ha sostenido por varios años con la venta ambulante. Actualmente se encuentran viviendo en una casa forrada con lámina y algunas vigas de madera que es de manera prestada, aunque los servicios básicos sí los tienen que pagar. Se la han visto muy difícil, ya que hay tres pequeños qué alimentar y a los que hay que darles los estudios.

La historia de vida de Rubén Alfaro López comenzó desde los 17 años de edad, cuando cursaba la secundaria y se enamoró de quien es actualmente su esposa, Clementina García Hernández, quien cursaba el mismo grado de estudios. No obstante, ambos decidieron dejar la escuela e irse a vivir en unión libre.

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Aunque los padres de ambos se encontraban muy molestos por la decisión de dejar los estudios, él decidió meterse a trabajar de ayudante de albañil ganando 900 pesos a la semana, dinero que les alcanzaba muy bien, pero conforme fueron naciendo sus hijos Rubén Alexander, Kevin René y André Ulises, las cosas se empezaron a poner más difícil.

Foto: El Heraldo de Chiapas

“La misma necesidad me obligó a aprender otros oficios como la mecánica, albañilería, electricidad y plomería, entre otros. Sabía que el poco dinero que llevaba hasta mi hogar no era el suficiente, sufrí en repetidas ocasiones discriminación por ser muy joven y demostrar realmente que no sólo quería aprender sino dar un buen servicio. Algunos de mis jefes sólo me gritaban por no tener experiencia, otros simplemente me pagaban muy poco, pero yo aprendía muy rápido”, expresó.

Con poco alimenta a su familia

Desde muy temprano la señora Clementina pone agua para el café y les sirve a sus hijos en una mesa pequeña de madera, a un costado un plato con quesillo para que se acaben de llenar entre risas y pláticas. Por su parte, Rubén se pone a elaborar una salsa picosa de tomate para tener en su venta, después sirve un platillo elaborado con calabaza y algunos productos lácteos, al final, con tortilla en mano se sienta con su familia a degustarlo.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Durante el desayuno normalmente tratan de gastar un aproximado de 50 a 80 pesos, mientras que para almuerzo esta vez decidieron preparar carne molida frita con verdura, acompañado de tortillas y un refresco embotellado, todo por el mismo costo.

La lente de Diario del Sur observó que en el congelador del refrigerador sólo había una bolsa de hielo, el resto completamente vacío. La estufa es de las más sencillas, sólo de estructura metálica. En la mesa sólo había un kilo de frijol, de arroz, un frasco de café y medio litro de aceite.

Las ganancias que genera diariamente no le permiten comprar una buena despensa, por lo que todo lo compran al día.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Un hombre de fe

Rubén detalló que la única manera de estar siempre vigente es que se mantenga ocupado trabajando o en su caso, buscar la manera de tener un ingreso. Dice que deben de tener la confianza en sí mismo y sobre todo, tener fe en el Creador que todo lo puede.

Desde muy temprano sale a trabajar en su mototriciclo vendiendo tamales y arroz con leche.

“Durante mi jornada laboral en un día bueno se puede llegar a ganar hasta los 500 pesos, en un día malo sólo 250 pesos, que sólo me alcanza para la comida, por eso salgo a buscar más trabajo. A mis hijos les quiero dar estudio a como dé lugar, también estoy pagando un predio en la colonia El Alazán para hacer una casita de madera”, menciona.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Lo más duro

Rubén Alexander desde muy pequeño presentaba síntomas de epilepsia y lo llevaron en repetidas ocasiones a los hospitales sin tener un buen diagnóstico; los medicamentos eran muy caros y era imposible comprarlos, por lo que decidieron mudarse un par de años a Cancún en donde lograron trabajar arduamente y poder pagar un tratamiento que afortunadamente les dio buenos resultados.

Hasta el momento, la familia de Rubén no ha recibido ningún apoyo por parte del gobierno y con el tema de la pandemia bajaron enormemente sus ingresos, aunque dijo, quisieran poder adquirir un préstamo para poner un negocio y así entre más ganancias.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Datos de la casa:

Sólo cuentan con una mesa de madera para comer, una estufa, un refrigerador, una cama para que puedan dormir todos juntos y una bocina, no tienen televisor y eso se les dificultad para poder realizar las tareas que les encomiendan los maestros.

Foto: El Heraldo de Chiapas

Trabajo:

Desde las 5:00 de la mañana se levantan todos a preparar la vendimia, los niños se quedan en casa de la suegra y los padres se dedican a vender en la colonia La Primavera junto con la Antorcha Vivah.

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