/ sábado 17 de agosto de 2019

Viven de la basura: desechos que generan dinero en Mazatlán

Un pepenador puede obtener recursos a través de los desperdicios, que van desde los 100 a los 800 pesos al día

José Luis Rodríguez

Mazatlán, Sin. - Para algunos es solamente basura, para otros representa dinero, que está entre las 900 toneladas de desperdicios que diariamente van a parar al depósito de desechos de Mazatlán.

Así lo comprendió Jesús Alberto Morales, tras arribar desde hace un año al puerto, después de haber dejado su natal Sonora en la búsqueda de un mejor porvenir.

Dicho camino lo llevó hasta la colonia María Elena, uno de los asentamientos más pobres que hay en el puerto, donde la mayoría de sus habitantes se dedican a la “pepena” de lo que llega al basuron.

Y es que, en ese lugar, que se encuentra enclavado entre cerros, en un perímetro de 35 hectáreas, el joven sonorense reconoció que entre la basura podía hallar su sustento.

Puedes leer: Los cambios de las universidades deben venir de dentro de ellas: Guerra Liera

El pan de todos los días

Diariamente, más de 100 personas, la mayoría vecinos de este recinto de desechos, tienen que caminar 1.5 kilómetros para poder ingresar a la recolección.

La entrada de estas personas al basuron es a través de una identificación que les otorga el Ayuntamiento.

Sin haber un horario establecido, durante la mañana, la tarde e inclusive hasta en la noche, los “pepenadores” remueven y separan los miles de desechos que les pudieran interesar.

El arribo constante de los camiones recolectores de la basura a este lugar, es la ansiada espera de esta gente, que busca entre los desperdicios metal, ropa, papel y principalmente plástico.

Lee también: Avanza 47% canje de útiles y uniformes escolares

Basura con precio

Precisamente, todo lo que tiene que ver con uno de los materiales que hoy en día es considerado como uno de los mayores contaminantes de los mares, atrajo la atención de Jesús Alberto desde que llegó al municipio.

Y es que una parte del 50% del plástico que se genera en el relleno sanitario, va a parar con este joven, que labora en uno de los tres puntos que recaban dicho material en la colonia.

“Empezamos a trabajar desde las 8:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, aunque la mayoría de las veces nos tenemos que quedar hasta la madrugada, por la gente que trae el material que recaban en el basuron”.

Son siete las personas, entre hombres y mujeres, quienes se encargan de recibir los cientos de kilos de plástico, que les llevan al menos una cuarta parte de los 100 pepenadores que acuden al recinto de desechos.

Mundo de plástico

Diariamente, la gente que acude a vender lo que muchos consideran basura, es entre una y dos toneladas de todo tipo de envases y recipientes de plástico, que corresponde apenas a un 1% del total de desperdicios que genera en un solo día la ciudad.

Entre los desperdicios, comentó, se encuentran lo que son las botellas pet, principalmente las que son utilizadas para la comercialización de refrescos de diferentes marcas.

Un promedio de 30 kilos de botellas de plástico, que corresponde a un costo de 100 pesos, es lo que logra captar una persona en el transcurso de la mañana.

Más cantidad, más dinero

La recolección de envases es rápida, pues durante la mañana la gente logra obtener fuertes cantidades de plástico, que ya para la tarde acuden a venderlo.

Jesús Alberto, a través de la “pepena”, dice que la gente puede mantenerse económicamente, y depende del tiempo que se le dedique a la actividad para obtener mayores ingresos.

Asegura que hay personas que dedican todo el día a juntar diversos tipos de botellas, que, al caer la noche, el esfuerzo se ve reflejado en ingresos que van de los 700 a los 800 pesos.

Ellos deciden lo que quieren ganar, si quieren ganar bien, pues se ponen a trabajar bien, ya que la mayoría trabaja de acuerdo a sus necesidades, por lo que, si sólo quieren 100 pesos, pues trabajan sólo un rato.

Jesús Alberto

Reducidos a cubos

Diariamente, asegura, una a una las botellas de plástico son seleccionadas por 2 mujeres, quienes se encargan de separarlas, ya sea por su color, tamaño, calidad y peso.

En dicho proceso, los recipientes son colocados en costales de ixtle con una capacidad de 30 y 50 kilos, que poco a poco se van acumulando hasta llegar a la calle.

Todo ese mundo de envases, que forman pequeños cerros multicolores, finalmente se convierten en pacas que son compactadas para posteriormente ser trasladadas a Guadalajara, donde son recicladas.

Los envases son molidos para después ser utilizados para la fabricación de bolsas, mangueras u otros artículos que son hechos a través del plástico.

Contra la contaminación

Reconoce que la labor que hacen todos los “pepenadores” que acuden al basuron, es vital para hacer frente a la contaminación que genera ese tipo de material.

Recientemente, indicó, hay interés por darle otro uso al plástico que a diario recaban, el cual podría ser utilizado para la elaboración de combustible, como se ha generado en otros puntos del país.

En Zacatecas, aseguró, hay un proyecto en el que se pretende producir energía a raíz de ese tipo de desechos, que podría aplicarse a la brevedad en el municipio en caso de resultar redituable.

Mientras se desarrolla dicha propuesta, Jesús, con sus manos cubiertas con guantes, para evitar alguna lesión, recoge los envases que le llegan, objetos que para la mayoría de la gente es basura, pero que para quienes carecen de recursos, es “dinero” que hay entre los desperdicios del basuron.

VALOR

Un promedio de 30 kilos de botellas de plástico tiene un costo de 100 pesos, y se logra juntar en el transcurso de la mañana.

DATO

100 pepenadores acuden diariamente al basuron.





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José Luis Rodríguez

Mazatlán, Sin. - Para algunos es solamente basura, para otros representa dinero, que está entre las 900 toneladas de desperdicios que diariamente van a parar al depósito de desechos de Mazatlán.

Así lo comprendió Jesús Alberto Morales, tras arribar desde hace un año al puerto, después de haber dejado su natal Sonora en la búsqueda de un mejor porvenir.

Dicho camino lo llevó hasta la colonia María Elena, uno de los asentamientos más pobres que hay en el puerto, donde la mayoría de sus habitantes se dedican a la “pepena” de lo que llega al basuron.

Y es que, en ese lugar, que se encuentra enclavado entre cerros, en un perímetro de 35 hectáreas, el joven sonorense reconoció que entre la basura podía hallar su sustento.

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El pan de todos los días

Diariamente, más de 100 personas, la mayoría vecinos de este recinto de desechos, tienen que caminar 1.5 kilómetros para poder ingresar a la recolección.

La entrada de estas personas al basuron es a través de una identificación que les otorga el Ayuntamiento.

Sin haber un horario establecido, durante la mañana, la tarde e inclusive hasta en la noche, los “pepenadores” remueven y separan los miles de desechos que les pudieran interesar.

El arribo constante de los camiones recolectores de la basura a este lugar, es la ansiada espera de esta gente, que busca entre los desperdicios metal, ropa, papel y principalmente plástico.

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Basura con precio

Precisamente, todo lo que tiene que ver con uno de los materiales que hoy en día es considerado como uno de los mayores contaminantes de los mares, atrajo la atención de Jesús Alberto desde que llegó al municipio.

Y es que una parte del 50% del plástico que se genera en el relleno sanitario, va a parar con este joven, que labora en uno de los tres puntos que recaban dicho material en la colonia.

“Empezamos a trabajar desde las 8:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, aunque la mayoría de las veces nos tenemos que quedar hasta la madrugada, por la gente que trae el material que recaban en el basuron”.

Son siete las personas, entre hombres y mujeres, quienes se encargan de recibir los cientos de kilos de plástico, que les llevan al menos una cuarta parte de los 100 pepenadores que acuden al recinto de desechos.

Mundo de plástico

Diariamente, la gente que acude a vender lo que muchos consideran basura, es entre una y dos toneladas de todo tipo de envases y recipientes de plástico, que corresponde apenas a un 1% del total de desperdicios que genera en un solo día la ciudad.

Entre los desperdicios, comentó, se encuentran lo que son las botellas pet, principalmente las que son utilizadas para la comercialización de refrescos de diferentes marcas.

Un promedio de 30 kilos de botellas de plástico, que corresponde a un costo de 100 pesos, es lo que logra captar una persona en el transcurso de la mañana.

Más cantidad, más dinero

La recolección de envases es rápida, pues durante la mañana la gente logra obtener fuertes cantidades de plástico, que ya para la tarde acuden a venderlo.

Jesús Alberto, a través de la “pepena”, dice que la gente puede mantenerse económicamente, y depende del tiempo que se le dedique a la actividad para obtener mayores ingresos.

Asegura que hay personas que dedican todo el día a juntar diversos tipos de botellas, que, al caer la noche, el esfuerzo se ve reflejado en ingresos que van de los 700 a los 800 pesos.

Ellos deciden lo que quieren ganar, si quieren ganar bien, pues se ponen a trabajar bien, ya que la mayoría trabaja de acuerdo a sus necesidades, por lo que, si sólo quieren 100 pesos, pues trabajan sólo un rato.

Jesús Alberto

Reducidos a cubos

Diariamente, asegura, una a una las botellas de plástico son seleccionadas por 2 mujeres, quienes se encargan de separarlas, ya sea por su color, tamaño, calidad y peso.

En dicho proceso, los recipientes son colocados en costales de ixtle con una capacidad de 30 y 50 kilos, que poco a poco se van acumulando hasta llegar a la calle.

Todo ese mundo de envases, que forman pequeños cerros multicolores, finalmente se convierten en pacas que son compactadas para posteriormente ser trasladadas a Guadalajara, donde son recicladas.

Los envases son molidos para después ser utilizados para la fabricación de bolsas, mangueras u otros artículos que son hechos a través del plástico.

Contra la contaminación

Reconoce que la labor que hacen todos los “pepenadores” que acuden al basuron, es vital para hacer frente a la contaminación que genera ese tipo de material.

Recientemente, indicó, hay interés por darle otro uso al plástico que a diario recaban, el cual podría ser utilizado para la elaboración de combustible, como se ha generado en otros puntos del país.

En Zacatecas, aseguró, hay un proyecto en el que se pretende producir energía a raíz de ese tipo de desechos, que podría aplicarse a la brevedad en el municipio en caso de resultar redituable.

Mientras se desarrolla dicha propuesta, Jesús, con sus manos cubiertas con guantes, para evitar alguna lesión, recoge los envases que le llegan, objetos que para la mayoría de la gente es basura, pero que para quienes carecen de recursos, es “dinero” que hay entre los desperdicios del basuron.

VALOR

Un promedio de 30 kilos de botellas de plástico tiene un costo de 100 pesos, y se logra juntar en el transcurso de la mañana.

DATO

100 pepenadores acuden diariamente al basuron.





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