/ sábado 29 de agosto de 2020

Ser docente en la pandemia: su casa es su “escuela”

Con las herramientas que tenía a la mano, Edith Torres se las ingenió para hacer llegar el aprendizaje a los alumnos de la zona rural, donde las tecnologías y el acceso a internet no están al alcance de todos

Mazatlán, Sin.- Sobre una caja de cartón, con un carrete de cinta adhesiva como soporte para su celular, así es como Edith Torres Valenzuela graba el contenido de sus clases.

Ella es maestra de 16 pequeños de nuevo ingreso en la escuela primaria José Vasconcelos, en Eldorado, Culiacán, una comunidad donde las familias son de bajos recursos, no hay señal de internet y con mucho esfuerzo los padres tienen acceso a un teléfono celular.

Con los recursos que tenía a su alcance, ella se las arregló para acondicionar en un rincón de su hogar su nuevo salón de clases, para poder hacer llegar el conocimiento y aprendizaje hasta sus alumnos.

Para Edith este nuevo ciclo escolar es todo un reto, pues si educar a niños de nuevo ingreso es complicado en forma presencial, lo será aún más a la distancia.

“Ha sido complejo, porque esta situación nos ha cambiado tanto el aspecto laboral como el personal. Hemos tenido que idear planes que estén adecuados a las necesidades de los estudiantes y del contexto en el que se encuentran; por ejemplo, en mi caso es una comunidad de bajos recursos y hacemos lo que está en nuestras manos”, comentó.

Foto: Cortesía │ Edith Torres


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Así como Edith, todos los profesores se prepararon para la nueva normalidad con diversos talleres de empatía, tolerancia y resiliencia, entre otros aspectos.

“Fue la empatía el que predominó y esto es que seamos empáticos con las familias y comprender la situación en la que se encuentran. También en este taller se nos comunicó que se van a agregar a la currícula dos asignaturas más: Vida Saludable, con temas de nutrición, buenos hábitos alimenticios, higiene, salud mental, emocional. Y también Sedentarismo y activación física”.

A los maestros se les capacitó en materia de webinars, el tipo de servicio de colaboración en línea entre participantes, compartir información, impartir una charla en tiempo real, como si se estuviera llevando a cabo en un aula.

Pero llevarlo de la teoría a la práctica no fue posible debido a que en Eldorado no hay red de internet y los padres apenas y tienen acceso a un teléfono celular.

Foto: Cortesía │ Edith Torres

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“Yo sé que los papás de mis niños no tienen los recursos para contratar internet, para decirles: métanse al zoom, vamos a usar clasroom, a poner en práctica lo que aprendí en los webinars, no se puede. No todos tienen acceso a un dispositivo electrónico, de hecho, lo que están haciendo ellos es poner recargas, planes de 100 pesos, no pueden más”.

El primer día trató de hacer una videollamada para realizar un diagnóstico a los alumnos, sin embargo, no tuvo éxito, pues el audio y la imagen no eran buenos, debido a la mala señal.

Entonces, Edith optó por crear un grupo de WhatsApp para que, a través de esta aplicación, se mandaran indicaciones de los trabajos y tareas, resolver dudas y programar algunas actividades, así como enviar los videos grabados por ella en los que mostraría cómo hacer los trabajos.

Cuando parecía que había encontrado una solución, se dio cuenta que para los padres de familia resultaba costoso descargar los videos, pues consumían muchos datos móviles y ellos tendrían que poner una nueva recarga, generándose así un gasto extra.

Foto: Cortesía │ Edith Torres

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“Yo necesito que los niños aprendan la alfabetización y dije: ¿entonces qué hago? Me puse a crear videos para que fuera más fácil, tanto para los papás como para los niños. Les comenté que iba a crear un grupo de Facebook, que es gratuito en casi todos los planes, el cual lo íbamos a usar como plataforma, yo estoy grabando las clases, las estoy programando y las subo a esta red social”.

A pesar de que trata de mantener la misma dinámica que en las clases presenciales, comprende la situación económica de sus alumnos, no les exige que compren material y trabajan con lo que se tiene a la mano, pues ni los libros de texto les han mandado a ellos.

“Se manda el video de la explicación, después se les da indicaciones y al final se les pide que las evidencias, que son por fotografía, las pasen por inbox, para no saturar el teléfono de los demás. Tratamos de que sea lo más parecido a como cuando estábamos de forma presencial, pero los padres no tienen dinero para ir a imprimir un cuadernillo. por el momento estoy armando uno de recortables para cuando vaya a dejar los libros de texto, entregárselos. Yo les dije a los padres que sólo les pediría el costo del engargolado, yo me iba a encargar de la tinta”.

El horario de clases establecido es de 1:30 a 5:30 de la tarde; no obstante, es muy difícil cumplir con él, ya que los padres de familia tienen que salir a trabajar y no pueden apoyar a sus hijos en el momento de la clase.

Foto: Cortesía │ Edith Torres

“Comprendo el contexto, las necesidades de los papás, para mí, es prácticamente todo el día el estar aclarando dudas, que si no entendieron tal tema, que tienen problemas con la señal, tenemos que tener mucha apertura. Ya no hay un horario fijo, no se puede”.

El gran reto es hacer llegar la educación a todos, lograr realmente el aprendizaje, que las explicaciones sean lo más claras posibles. Para ello recreó un escenario que fuese más vistoso para los niños. En una habitación de su hogar, en la pared pegó números, letras e instaló un pizarrón, todo con recursos propios.

“Yo no contaba con pizarrón, lo que hacía era pegar hojas blancas para simularlo, entonces grabarme fue la única opción que tuve para que ellos pudieran entender las actividades. Desde luego que el nivel académico no será el mismo y se creará un rezago en el aprendizaje. Los maestros son insustituibles, es cierto que la tecnología es un gran aliado para nosotros, pero nunca va ser lo mismo que el maestro esté presente y brinde la pedagogía necesaria y el afecto. Esta pandemia sí nos ha dado mucho para reflexionar, pero no queda más que salir adelante y adaptarnos a todo lo nuevo”.

NUEVAS HERRAMIENTAS

Un televisor, un dispositivo electrónico y acceso a internet se convirtieron en los útiles escolares más importantes de este regreso a clases.


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Mazatlán, Sin.- Sobre una caja de cartón, con un carrete de cinta adhesiva como soporte para su celular, así es como Edith Torres Valenzuela graba el contenido de sus clases.

Ella es maestra de 16 pequeños de nuevo ingreso en la escuela primaria José Vasconcelos, en Eldorado, Culiacán, una comunidad donde las familias son de bajos recursos, no hay señal de internet y con mucho esfuerzo los padres tienen acceso a un teléfono celular.

Con los recursos que tenía a su alcance, ella se las arregló para acondicionar en un rincón de su hogar su nuevo salón de clases, para poder hacer llegar el conocimiento y aprendizaje hasta sus alumnos.

Para Edith este nuevo ciclo escolar es todo un reto, pues si educar a niños de nuevo ingreso es complicado en forma presencial, lo será aún más a la distancia.

“Ha sido complejo, porque esta situación nos ha cambiado tanto el aspecto laboral como el personal. Hemos tenido que idear planes que estén adecuados a las necesidades de los estudiantes y del contexto en el que se encuentran; por ejemplo, en mi caso es una comunidad de bajos recursos y hacemos lo que está en nuestras manos”, comentó.

Foto: Cortesía │ Edith Torres


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Así como Edith, todos los profesores se prepararon para la nueva normalidad con diversos talleres de empatía, tolerancia y resiliencia, entre otros aspectos.

“Fue la empatía el que predominó y esto es que seamos empáticos con las familias y comprender la situación en la que se encuentran. También en este taller se nos comunicó que se van a agregar a la currícula dos asignaturas más: Vida Saludable, con temas de nutrición, buenos hábitos alimenticios, higiene, salud mental, emocional. Y también Sedentarismo y activación física”.

A los maestros se les capacitó en materia de webinars, el tipo de servicio de colaboración en línea entre participantes, compartir información, impartir una charla en tiempo real, como si se estuviera llevando a cabo en un aula.

Pero llevarlo de la teoría a la práctica no fue posible debido a que en Eldorado no hay red de internet y los padres apenas y tienen acceso a un teléfono celular.

Foto: Cortesía │ Edith Torres

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“Yo sé que los papás de mis niños no tienen los recursos para contratar internet, para decirles: métanse al zoom, vamos a usar clasroom, a poner en práctica lo que aprendí en los webinars, no se puede. No todos tienen acceso a un dispositivo electrónico, de hecho, lo que están haciendo ellos es poner recargas, planes de 100 pesos, no pueden más”.

El primer día trató de hacer una videollamada para realizar un diagnóstico a los alumnos, sin embargo, no tuvo éxito, pues el audio y la imagen no eran buenos, debido a la mala señal.

Entonces, Edith optó por crear un grupo de WhatsApp para que, a través de esta aplicación, se mandaran indicaciones de los trabajos y tareas, resolver dudas y programar algunas actividades, así como enviar los videos grabados por ella en los que mostraría cómo hacer los trabajos.

Cuando parecía que había encontrado una solución, se dio cuenta que para los padres de familia resultaba costoso descargar los videos, pues consumían muchos datos móviles y ellos tendrían que poner una nueva recarga, generándose así un gasto extra.

Foto: Cortesía │ Edith Torres

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“Yo necesito que los niños aprendan la alfabetización y dije: ¿entonces qué hago? Me puse a crear videos para que fuera más fácil, tanto para los papás como para los niños. Les comenté que iba a crear un grupo de Facebook, que es gratuito en casi todos los planes, el cual lo íbamos a usar como plataforma, yo estoy grabando las clases, las estoy programando y las subo a esta red social”.

A pesar de que trata de mantener la misma dinámica que en las clases presenciales, comprende la situación económica de sus alumnos, no les exige que compren material y trabajan con lo que se tiene a la mano, pues ni los libros de texto les han mandado a ellos.

“Se manda el video de la explicación, después se les da indicaciones y al final se les pide que las evidencias, que son por fotografía, las pasen por inbox, para no saturar el teléfono de los demás. Tratamos de que sea lo más parecido a como cuando estábamos de forma presencial, pero los padres no tienen dinero para ir a imprimir un cuadernillo. por el momento estoy armando uno de recortables para cuando vaya a dejar los libros de texto, entregárselos. Yo les dije a los padres que sólo les pediría el costo del engargolado, yo me iba a encargar de la tinta”.

El horario de clases establecido es de 1:30 a 5:30 de la tarde; no obstante, es muy difícil cumplir con él, ya que los padres de familia tienen que salir a trabajar y no pueden apoyar a sus hijos en el momento de la clase.

Foto: Cortesía │ Edith Torres

“Comprendo el contexto, las necesidades de los papás, para mí, es prácticamente todo el día el estar aclarando dudas, que si no entendieron tal tema, que tienen problemas con la señal, tenemos que tener mucha apertura. Ya no hay un horario fijo, no se puede”.

El gran reto es hacer llegar la educación a todos, lograr realmente el aprendizaje, que las explicaciones sean lo más claras posibles. Para ello recreó un escenario que fuese más vistoso para los niños. En una habitación de su hogar, en la pared pegó números, letras e instaló un pizarrón, todo con recursos propios.

“Yo no contaba con pizarrón, lo que hacía era pegar hojas blancas para simularlo, entonces grabarme fue la única opción que tuve para que ellos pudieran entender las actividades. Desde luego que el nivel académico no será el mismo y se creará un rezago en el aprendizaje. Los maestros son insustituibles, es cierto que la tecnología es un gran aliado para nosotros, pero nunca va ser lo mismo que el maestro esté presente y brinde la pedagogía necesaria y el afecto. Esta pandemia sí nos ha dado mucho para reflexionar, pero no queda más que salir adelante y adaptarnos a todo lo nuevo”.

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