/ sábado 6 de marzo de 2021

Respetar las reglas de tránsito podría salvar vidas

Roberto Jaime ha hecho de todo con tal de formar ciudadanos con una cultura vial, está por cumplir 39 años de servicio

Mazatlán, Sin.- A veces vestido de payaso, otras con disfraces llamativos o botargas que atraen la atención de chicos y grandes, con sociodramas o monólogos, ya sea en visitas a escuelas o empresas, en oficinas administrativas, salones y cubículos, la mayor parte con su uniforme de instructor, Roberto Jaime Rodríguez aprovecha la mayor parte del tiempo para formar peatones, pasajeros y conductores con una educación vial de respeto, aún en periodos de pandemia y ante un Mazatlán en constante movimiento y con cada vez más tráfico de autos.

Está por cumplir 39 años de servicio ininterrumpido, se dio de alta como agente de tránsito el 15 de julio de 1982, tras recibir la instrucción en la Academia de Culiacán por seis meses, de regreso a Mazatlán, se incorporó al departamento de tránsito como agente raso, durante cuatro años atendió cruceros, calles, avenidas, el primer cuadro de la ciudad, escuelas, en ocasiones manejando alguna patrulla o cubriendo las guardias.

Después de ese tiempo como agente en la vía pública, en 1986 lo comisionaron al Departamento de Educación Vial, donde tuvo que empezar un trabajo de formación para aprender a exponer en público sus conocimientos, ya que sabía las reglas y la ley de tránsito, así como el manejo defensivo y preventivo, todo lo relacionado con la cultura vial, pero no cómo enseñar.

Reconoce que no fue fácil, pero con el tiempo y el apoyo de compañeros que ya tenían tiempo en la instrucción vial, aprendió a impartir los cursos de educación en las escuelas, las empresas y a los aprendices que llegan a la oficina para solicitar su licencia de manejo.

Ya como instructor vial empezó a hacer programas de educación para distintas épocas del año y diferentes tipos de público, hasta que en el año 1991 lo nombraron jefe del Departamento de Educación Vial de la Delegación de Vialidad y Transporte, y le asignaron personal nuevo para cubrir toda la zona sur del estado, incluyendo Escuinapa, Rosario y Concordia.

Señala que en este trabajo ha hecho de todo con tal de que los chicos y grandes aprendan la importancia de la educación vial, al grado que se ha vestido de payaso, se ha disfrazado de distintos personajes o se ha puesto botargas para enseñar a niños de preescolar, primaria y secundaria.

Para él, la formación de una cultura vial empieza desde abajo y en casa, a la edad temprana, con los valores de respeto, la disciplina y la puntualidad.

Foto: Juan Carlos Ramírez│El Soal de Mazatlán

Puedes leer: Mario Zamora desayuna con amigos en Mazatlán

“La formación empieza desde abajo y si nosotros como padres formamos niños disciplinados van a ser un modelo siempre, pero si un muchacho se porta mal en su casa, va a ser grosero también en la calle, porque es su personalidad”, expresó.

De ahí que parte de la formación vial, se incluya como prioridad los cursos en escuelas, desde nivel preescolar hasta secundaria, aunque en este tiempo de pandemia, con confinamiento social y alerta sanitaria, se hayan tenido que suspender.

Aun así, Jaime Rodríguez aprovecha el tiempo para difundir su mensaje a través de las redes sociales y los medios de comunicación, y en cada plática que da a los nuevos conductores, busca sembrar la semilla de la educación vial, para evitar accidentes.

Los números no mienten, las estadísticas refieren que las principales causas de accidentes viales son: primero, el uso del celular cuando se conduce; segundo, el exceso de velocidad; tercero, invasión de carril; cuarto, no guardar la distancia y, quinto, manejar en estado de ebriedad.

Otras causas que predominan son por conducir en sentido contrario, no respetar un semáforo, no hacer alto en la esquina, no cederle el paso al peatón, todas estas tienen que ver con la educación vial.

Foto: Juan Carlos Ramírez│El Soal de Mazatlán

TRES PILARES

Roberto Jaime comenta que hay tres pilares en la seguridad vial: la ingeniería de tránsito, esta tiene que ver con construir vialidades bien planeadas y estructuradas de una ciudad, con señalamientos apropiados; la vigilancia policiaca, que consiste en contar con oficiales que hagan cumplir la ley y el reglamento, con equipo necesario, y tercero, la educación vial.

“Si uno de los tres pilares falla, se genera la inseguridad vial y el accidente de tránsito, por eso decimos que la educación vial es un pilar importante para la prevención de accidentes”, apuntó.

Refiere que la formación del ciudadano viene desde la escuela, cuyos libros de texto incluyen la cultura vial, pero si el maestro toca el tema superficialmente o se lo brinca, limita al estudiante de un conocimiento importante para su vida y la de su familia.

“En una escuela te enseñan educación física, artística y educación tecnológica, pero no educación vial y a veces, la falta de educación vial mata a ese ingeniero o licenciado que se acaba de graduar porque le prestó o dio un carro su papá y se accidentó, toda la inversión que hubo en esa formación se vino abajo porque no se le inculcó la educación vial”.

Tanto la vigilancia policiaca como la ingeniería de tránsito y la educación vial son importantes para disminuir los accidentes.

En Mazatlán, el año pasado, los accidentes de tránsito provocaron 28 decesos, de los cuales 8 víctimas fueron motociclistas, 5 peatones y 6 ciclistas, el resto, conductores y pasajeros, en tanto que en el 2019, las cifras fueron más altas: 52 decesos, de estos 20 eran motociclistas, es decir, 38.4% de los fallecimientos.

La disminución de los accidentes viales en el último año se debió al confinamiento social en el 2020, a que la gente usó menos las vías públicas y a la Ley Seca que se prolongó durante la contingencia sanitaria por la pandemia del coronavirus.

Foto: Cortesía│Pixabay

LO MÁS DIFÍCIL

Con sus años de experiencia, el ahora jefe del Departamento de Educación Vial confiesa que lo más difícil en la capacitación es que sigue habiendo gente renuente a recibir esta información, personas que piensan que las reglas se hicieron para violarse, a pesar de que una falta al reglamento, un error o un descuido, les pueda costar la vida a ellos y a su familia.

Y lo más lamentable, agregó, es que muchos de ellos son jóvenes de apenas 16 años que los traen sus padres para que aprendan educación vial y poder sacar su licencia.

Aclara que la mayoría de los que reciben el curso para obtener el permiso de conducir son personas que aceptan la información y se comprometen a respetar el reglamento y las señales de tránsito.

Foto: Carla González │El Sol de Mazatlán

Para él, el mejor consejo en la educación vial es tener disciplina, ya que una persona disciplinada va a respetar las reglas y no andará a las carreras, pues tendrá como valor la puntualidad.

Por el contrario, si un ciudadano es rebelde, al manejar o conducir un vehículo será agresivo.

“Hay que tener la paciencia para convencer a la gente de la importancia de entender las reglas y el bien que le causaría si hace las cosas correctamente, hemos taladrado piedras y tocado puertas para que hagan caso a la seguridad vial, y de tanto trabajar en ello hemos logrado muchas cosas”, concluyó.

Aunque Roberto Jaime Rodríguez ya cuenta con la antigüedad para jubilarse, él comenta que seguirá trabajando hasta que las fuerzas le alcancen o que le permitan continuar como servidor público en esta área que tanto le gusta, pues a través de su labor ofrece información útil que pueda evitar accidentes y salvar vidas.



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Mazatlán, Sin.- A veces vestido de payaso, otras con disfraces llamativos o botargas que atraen la atención de chicos y grandes, con sociodramas o monólogos, ya sea en visitas a escuelas o empresas, en oficinas administrativas, salones y cubículos, la mayor parte con su uniforme de instructor, Roberto Jaime Rodríguez aprovecha la mayor parte del tiempo para formar peatones, pasajeros y conductores con una educación vial de respeto, aún en periodos de pandemia y ante un Mazatlán en constante movimiento y con cada vez más tráfico de autos.

Está por cumplir 39 años de servicio ininterrumpido, se dio de alta como agente de tránsito el 15 de julio de 1982, tras recibir la instrucción en la Academia de Culiacán por seis meses, de regreso a Mazatlán, se incorporó al departamento de tránsito como agente raso, durante cuatro años atendió cruceros, calles, avenidas, el primer cuadro de la ciudad, escuelas, en ocasiones manejando alguna patrulla o cubriendo las guardias.

Después de ese tiempo como agente en la vía pública, en 1986 lo comisionaron al Departamento de Educación Vial, donde tuvo que empezar un trabajo de formación para aprender a exponer en público sus conocimientos, ya que sabía las reglas y la ley de tránsito, así como el manejo defensivo y preventivo, todo lo relacionado con la cultura vial, pero no cómo enseñar.

Reconoce que no fue fácil, pero con el tiempo y el apoyo de compañeros que ya tenían tiempo en la instrucción vial, aprendió a impartir los cursos de educación en las escuelas, las empresas y a los aprendices que llegan a la oficina para solicitar su licencia de manejo.

Ya como instructor vial empezó a hacer programas de educación para distintas épocas del año y diferentes tipos de público, hasta que en el año 1991 lo nombraron jefe del Departamento de Educación Vial de la Delegación de Vialidad y Transporte, y le asignaron personal nuevo para cubrir toda la zona sur del estado, incluyendo Escuinapa, Rosario y Concordia.

Señala que en este trabajo ha hecho de todo con tal de que los chicos y grandes aprendan la importancia de la educación vial, al grado que se ha vestido de payaso, se ha disfrazado de distintos personajes o se ha puesto botargas para enseñar a niños de preescolar, primaria y secundaria.

Para él, la formación de una cultura vial empieza desde abajo y en casa, a la edad temprana, con los valores de respeto, la disciplina y la puntualidad.

Foto: Juan Carlos Ramírez│El Soal de Mazatlán

Puedes leer: Mario Zamora desayuna con amigos en Mazatlán

“La formación empieza desde abajo y si nosotros como padres formamos niños disciplinados van a ser un modelo siempre, pero si un muchacho se porta mal en su casa, va a ser grosero también en la calle, porque es su personalidad”, expresó.

De ahí que parte de la formación vial, se incluya como prioridad los cursos en escuelas, desde nivel preescolar hasta secundaria, aunque en este tiempo de pandemia, con confinamiento social y alerta sanitaria, se hayan tenido que suspender.

Aun así, Jaime Rodríguez aprovecha el tiempo para difundir su mensaje a través de las redes sociales y los medios de comunicación, y en cada plática que da a los nuevos conductores, busca sembrar la semilla de la educación vial, para evitar accidentes.

Los números no mienten, las estadísticas refieren que las principales causas de accidentes viales son: primero, el uso del celular cuando se conduce; segundo, el exceso de velocidad; tercero, invasión de carril; cuarto, no guardar la distancia y, quinto, manejar en estado de ebriedad.

Otras causas que predominan son por conducir en sentido contrario, no respetar un semáforo, no hacer alto en la esquina, no cederle el paso al peatón, todas estas tienen que ver con la educación vial.

Foto: Juan Carlos Ramírez│El Soal de Mazatlán

TRES PILARES

Roberto Jaime comenta que hay tres pilares en la seguridad vial: la ingeniería de tránsito, esta tiene que ver con construir vialidades bien planeadas y estructuradas de una ciudad, con señalamientos apropiados; la vigilancia policiaca, que consiste en contar con oficiales que hagan cumplir la ley y el reglamento, con equipo necesario, y tercero, la educación vial.

“Si uno de los tres pilares falla, se genera la inseguridad vial y el accidente de tránsito, por eso decimos que la educación vial es un pilar importante para la prevención de accidentes”, apuntó.

Refiere que la formación del ciudadano viene desde la escuela, cuyos libros de texto incluyen la cultura vial, pero si el maestro toca el tema superficialmente o se lo brinca, limita al estudiante de un conocimiento importante para su vida y la de su familia.

“En una escuela te enseñan educación física, artística y educación tecnológica, pero no educación vial y a veces, la falta de educación vial mata a ese ingeniero o licenciado que se acaba de graduar porque le prestó o dio un carro su papá y se accidentó, toda la inversión que hubo en esa formación se vino abajo porque no se le inculcó la educación vial”.

Tanto la vigilancia policiaca como la ingeniería de tránsito y la educación vial son importantes para disminuir los accidentes.

En Mazatlán, el año pasado, los accidentes de tránsito provocaron 28 decesos, de los cuales 8 víctimas fueron motociclistas, 5 peatones y 6 ciclistas, el resto, conductores y pasajeros, en tanto que en el 2019, las cifras fueron más altas: 52 decesos, de estos 20 eran motociclistas, es decir, 38.4% de los fallecimientos.

La disminución de los accidentes viales en el último año se debió al confinamiento social en el 2020, a que la gente usó menos las vías públicas y a la Ley Seca que se prolongó durante la contingencia sanitaria por la pandemia del coronavirus.

Foto: Cortesía│Pixabay

LO MÁS DIFÍCIL

Con sus años de experiencia, el ahora jefe del Departamento de Educación Vial confiesa que lo más difícil en la capacitación es que sigue habiendo gente renuente a recibir esta información, personas que piensan que las reglas se hicieron para violarse, a pesar de que una falta al reglamento, un error o un descuido, les pueda costar la vida a ellos y a su familia.

Y lo más lamentable, agregó, es que muchos de ellos son jóvenes de apenas 16 años que los traen sus padres para que aprendan educación vial y poder sacar su licencia.

Aclara que la mayoría de los que reciben el curso para obtener el permiso de conducir son personas que aceptan la información y se comprometen a respetar el reglamento y las señales de tránsito.

Foto: Carla González │El Sol de Mazatlán

Para él, el mejor consejo en la educación vial es tener disciplina, ya que una persona disciplinada va a respetar las reglas y no andará a las carreras, pues tendrá como valor la puntualidad.

Por el contrario, si un ciudadano es rebelde, al manejar o conducir un vehículo será agresivo.

“Hay que tener la paciencia para convencer a la gente de la importancia de entender las reglas y el bien que le causaría si hace las cosas correctamente, hemos taladrado piedras y tocado puertas para que hagan caso a la seguridad vial, y de tanto trabajar en ello hemos logrado muchas cosas”, concluyó.

Aunque Roberto Jaime Rodríguez ya cuenta con la antigüedad para jubilarse, él comenta que seguirá trabajando hasta que las fuerzas le alcancen o que le permitan continuar como servidor público en esta área que tanto le gusta, pues a través de su labor ofrece información útil que pueda evitar accidentes y salvar vidas.



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