/ sábado 22 de agosto de 2020

La violencia en la sierra los aleja de su hogar

Más de 350 familias originarias de las zonas altas del estado de Sinaloa están a la espera del apoyo del programa de vivienda

Mazatlán, Sin.- Yadira “N” es originaria del Pueblito, municipio de Concordia, ella vive hacinada en una pequeña casa que renta en una colonia al norte de la ciudad de Mazatlán, con sus dos hijos, su mamá y cinco hermanos, quienes tuvieron que migrar de la sierra a la costa en julio del 2013, por miedo a la violencia que se vive en las zonas altas de Sinaloa.

“Llegamos acá por la situación de la violencia, se puso allá muy feo, era muy riesgoso tanto para uno como para los niños, no había amenazas de muerte, pero el miedo nos aterró, al saber de tanto muerto, y decidimos salirnos, más bien fuimos desplazados forzados”, expresa.

Su estancia en Mazatlán no ha sido nada fácil, sobre todo porque viven "hechos bolas" -como ella misma dice- en una casa pequeña con una sola recámara, la sala y la cocina, que rentan a mil 500 pesos mensuales.

Llegó con su esposo, pero por diversos problemas se tuvo que separar de él, ahora tiene que salir a trabajar junto con sus hermanos que se dedican a la construcción, a veces limpiando casas o vendiendo cosméticos.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Puedes leer: Desesperanza en el muelle del Parque Bonfil

“Entre todos trabajamos y lo poquito que sale cada quien colabora, pero la verdad es que mis hijos padecen de bronquitis y con lo del cambio del clima es bien cansado, y lo poquito que gana uno, mi amá trabaja en casa y yo vendo Jafra y de vez en cuando trabajo aseando casas, porque no puedo dejar a los niños solos, y así nos la llevamos”, apuntó.

Ella abriga la esperanza de ser una de las beneficiadas de los 128 pies de casa que se planean construir en un terreno al sur de la ciudad de Mazatlán, esto con recursos aprobados el año pasado por el Congreso del Estado del orden de los 10 millones de pesos, pero que está en riesgo de perderse por no ejercer el presupuesto.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Lee También: Registra Mazatlán picos altos en atención emocional por Covid-19

Esperamos que las cosas se aceleren y lleguen a acuerdos, pues tenemos luchando por estas casas desde hace más de dos años y todavía nada, siguen sin ponerse de acuerdo.

Yadira

Al igual que Yadira, María “N” de El Coco, Concordia, emigró en el año 2017 a Mazatlán, con su esposo y tres hijos. Ante la falta de ingresos, se vio en la necesidad de poner un puesto de venta de menudo para apoyarse en los gastos, su marido trabaja de chofer, y entre los dos, apenas sacan para vivir.

Cansada de batallar, ve una luz de esperanza en el programa de vivienda para familias desplazadas con el que se pretende apoyar a 350 familias, de 600 que se calcula hay en Mazatlán, sin contar las 400 de Villa Unión y las 400 de la cabecera municipal de Concordia. En total, son poco más de 2 mil familias en Sinaloa.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

DE UN LUGAR A OTRO

Karen “N” es ama de casa, vive con su esposo y un hijo en una colonia al norte de la ciudad de Mazatlán. Su marido trabaja ahora de ayudante en la obra, pero cuando vivía en Potrerillos, Concordia, se empleaba en la construcción de la autopista Mazatlán-Durango.

Ellos también salieron huyendo en el 2017 por la violencia en la sierra, con la esperanza de tener aquí más seguridad y protección; sin embargo, les ha tocado sufrir mucho de un lugar a otro, principalmente por la cuestión económica que se ha recrudecido por el Covid-19.

PROGRAMA EN RIESGO

Ángel Gutiérrez, uno de los líderes del Movimiento Amplio Social Sinaloense (MASS), estima que actualmente en la ciudad de Mazatlán habrá algunas 600 familias de desplazados por la violencia que proceden de las zonas serranas de Concordia, Rosario y Mazatlán, aunque no todas se han acercado a solicitar vivienda.

Familias desplazadas por la violencia en la zona serrana viven en casas de renta o prestadas en la ciudad de Mazatlán. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Lee Aquí: Concientizan contra uso de bolsas y popotes

Asegura que la mayoría de las que lo hacen son madres solteras que se dedican a tareas domésticas para obtener un ingreso y sobrevivir en asentamientos irregulares o casas rentadas con pagos de mil 200 a mil 800 pesos mensuales.

En la lista de solicitantes de vivienda aparecen familias arrimadas o con casas prestadas en las invasiones de San Antonio, Canaco y Miguel Hidalgo, así como desplazados que pagan casas de renta en Valles del Ejido, Lomas del Ébano, Flores Magón, Prados de Sol, Alborada, entre otras colonias de la periferia.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Refiere que aunque es mucha la necesidad, los recursos que se tienen alcanzan para construir sólo 45 viviendas completas o hacer 128 pies de casa, otra propuesta sería la construcción de 60 viviendas en terrenos de usos múltiples, que incluye tres casas en un solo terreno.

No obstante, si los recursos aprobados por el Congreso del Estado no se ejercen al 15 de diciembre, se pueden perder.

De ahí que estas familias se están organizando para hacer presión y que las autoridades hagan los acuerdos necesarios para poder empezar a construir de inmediato, si no, la lucha que empezó hace más de dos años será en vano, cuando los 10 millones de pesos aprobados por el Congreso pasen a ser subejercicio por falta de ejecución.


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Mazatlán, Sin.- Yadira “N” es originaria del Pueblito, municipio de Concordia, ella vive hacinada en una pequeña casa que renta en una colonia al norte de la ciudad de Mazatlán, con sus dos hijos, su mamá y cinco hermanos, quienes tuvieron que migrar de la sierra a la costa en julio del 2013, por miedo a la violencia que se vive en las zonas altas de Sinaloa.

“Llegamos acá por la situación de la violencia, se puso allá muy feo, era muy riesgoso tanto para uno como para los niños, no había amenazas de muerte, pero el miedo nos aterró, al saber de tanto muerto, y decidimos salirnos, más bien fuimos desplazados forzados”, expresa.

Su estancia en Mazatlán no ha sido nada fácil, sobre todo porque viven "hechos bolas" -como ella misma dice- en una casa pequeña con una sola recámara, la sala y la cocina, que rentan a mil 500 pesos mensuales.

Llegó con su esposo, pero por diversos problemas se tuvo que separar de él, ahora tiene que salir a trabajar junto con sus hermanos que se dedican a la construcción, a veces limpiando casas o vendiendo cosméticos.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

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“Entre todos trabajamos y lo poquito que sale cada quien colabora, pero la verdad es que mis hijos padecen de bronquitis y con lo del cambio del clima es bien cansado, y lo poquito que gana uno, mi amá trabaja en casa y yo vendo Jafra y de vez en cuando trabajo aseando casas, porque no puedo dejar a los niños solos, y así nos la llevamos”, apuntó.

Ella abriga la esperanza de ser una de las beneficiadas de los 128 pies de casa que se planean construir en un terreno al sur de la ciudad de Mazatlán, esto con recursos aprobados el año pasado por el Congreso del Estado del orden de los 10 millones de pesos, pero que está en riesgo de perderse por no ejercer el presupuesto.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

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Esperamos que las cosas se aceleren y lleguen a acuerdos, pues tenemos luchando por estas casas desde hace más de dos años y todavía nada, siguen sin ponerse de acuerdo.

Yadira

Al igual que Yadira, María “N” de El Coco, Concordia, emigró en el año 2017 a Mazatlán, con su esposo y tres hijos. Ante la falta de ingresos, se vio en la necesidad de poner un puesto de venta de menudo para apoyarse en los gastos, su marido trabaja de chofer, y entre los dos, apenas sacan para vivir.

Cansada de batallar, ve una luz de esperanza en el programa de vivienda para familias desplazadas con el que se pretende apoyar a 350 familias, de 600 que se calcula hay en Mazatlán, sin contar las 400 de Villa Unión y las 400 de la cabecera municipal de Concordia. En total, son poco más de 2 mil familias en Sinaloa.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

DE UN LUGAR A OTRO

Karen “N” es ama de casa, vive con su esposo y un hijo en una colonia al norte de la ciudad de Mazatlán. Su marido trabaja ahora de ayudante en la obra, pero cuando vivía en Potrerillos, Concordia, se empleaba en la construcción de la autopista Mazatlán-Durango.

Ellos también salieron huyendo en el 2017 por la violencia en la sierra, con la esperanza de tener aquí más seguridad y protección; sin embargo, les ha tocado sufrir mucho de un lugar a otro, principalmente por la cuestión económica que se ha recrudecido por el Covid-19.

PROGRAMA EN RIESGO

Ángel Gutiérrez, uno de los líderes del Movimiento Amplio Social Sinaloense (MASS), estima que actualmente en la ciudad de Mazatlán habrá algunas 600 familias de desplazados por la violencia que proceden de las zonas serranas de Concordia, Rosario y Mazatlán, aunque no todas se han acercado a solicitar vivienda.

Familias desplazadas por la violencia en la zona serrana viven en casas de renta o prestadas en la ciudad de Mazatlán. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

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Asegura que la mayoría de las que lo hacen son madres solteras que se dedican a tareas domésticas para obtener un ingreso y sobrevivir en asentamientos irregulares o casas rentadas con pagos de mil 200 a mil 800 pesos mensuales.

En la lista de solicitantes de vivienda aparecen familias arrimadas o con casas prestadas en las invasiones de San Antonio, Canaco y Miguel Hidalgo, así como desplazados que pagan casas de renta en Valles del Ejido, Lomas del Ébano, Flores Magón, Prados de Sol, Alborada, entre otras colonias de la periferia.

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

Refiere que aunque es mucha la necesidad, los recursos que se tienen alcanzan para construir sólo 45 viviendas completas o hacer 128 pies de casa, otra propuesta sería la construcción de 60 viviendas en terrenos de usos múltiples, que incluye tres casas en un solo terreno.

No obstante, si los recursos aprobados por el Congreso del Estado no se ejercen al 15 de diciembre, se pueden perder.

De ahí que estas familias se están organizando para hacer presión y que las autoridades hagan los acuerdos necesarios para poder empezar a construir de inmediato, si no, la lucha que empezó hace más de dos años será en vano, cuando los 10 millones de pesos aprobados por el Congreso pasen a ser subejercicio por falta de ejecución.


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