Escuinapa, Sin.- La llegada de la temporada de frío en el municipio de Escuinapa es sinónimo del inicio de la venta del tradicional atole de pinole y bollos de harina, un platillo utilizado para dar un poco de calor al estómago y mitigar el frío.
Esta temporada es aprovechada por un gran número de mujeres en el municipio, quienes año tras año convierten sus hogares en un espacio para ofertar los vasos con atole calientito y los bollos de harina azucarados.
Una de esas tantas mujeres es la señora María Esperanza García, quien en el patio de su hogar, el cual se encuentra sobre el malecón Siglo XXI, en un pequeño tejabán de láminas negras, todos los días con su alegría y sonrisa que la ha caracterizado, siempre recibe a sus clientes.
Doña Pera, como le llaman sus clientes, amigos y conocidos relata que fue hace 10 años aproximadamente cuando inició con la venta de atole y los bollitos en su hogar, ya que anteriormente le ayudaba a su suegra, Doña Marina de quien aprendió la receta para la preparación del atole.
Comenta que todos los días se levanta por ahí de las 4:00 de la mañana para iniciar con la elaboración del atole, el cual se prepara con pinole (maíz tostado molido), piloncillo, azúcar y un poco de sal.
"Antes yo misma tostaba el maíz con canela y mandaba a mi hijo al molino para que lo molieran, pero ya no hay molino aquí en Escuinapa y ahora tengo que comprar el pinole ya hecho... Todos los días a las 4:00 de la mañana ya estoy parada para iniciar a preparar el atole".
Una característica de Doña Pera, la cual le da un toque especial a su atole y bollito, es que todo lo prepara en hornilla con fuego de leña, para lo cual se ayuda de su esposo, Don Rafa Barrón, quien toda la mañana le está atizando a la lumbre.
"La leña le da otro sabor a todo lo que prepares, hay gente que me pregunta que porque no uso el gas, aparte de que está caro, con leña tiene un mejor sabor".
Dice que además de obtener un poco de recurso para el hogar, la elaboración de este tradicional postre le da la satisfacción de ver a sus clientes y amigos que cada año acuden a tomarse su vaso de atole.
"Son personas que veo cada año, porque saben que nada más inicia a refrescar un poco y se vienen a la segura que van a encontrar el atole, hay gente que viene de fuera en esta temporada y aquí tengo el gusto de verla, también señores que trabajan de chóferes de tráilers o camiones de pasajeros, llegan a la pasada, saben que aquí nos van a encontrar".
El pequeño establecimiento de Doña Esperanza es un establecimiento familiar ya que siempre le apoyan su esposo y su hijo, además de Mari, una mujer que todo el tiempo le está ayudando.
Además de la venta de atole y bollitos, doña Esperanza se dedica a elaborar bocadillos, corazones de harina y venta de pan, todos los días por la tarde recorre varias calles de Escuinapa en su triciclo, siendo conocida por ser una mujer trabajadora
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