Mazatlán, Sin.- Desde hace 15 años, el oceanólogo Óscar Guzón Zataráin, director de Onca Exploraciones, registra y estudia el paso de la ballena jorobada frente a las costas de Mazatlán.
Este tipo de expediciones se convierten en un atractivo importante para el puerto que puede ayudar a atraer al turismo europeo.
Durante la travesía que se realiza, Óscar Guzón habla con pasión de las ballenas jorobadas que son parte del patrimonio natural de Sinaloa; de sus cantos, rituales de apareamiento, peleas, constitución física, salud poblacional y su largo trayecto por aguas del Pacífico Norte en busca de alimento.
El investigador sabe que al llegar a México, las ballenas jorobadas ya no vienen a comer, sino a buscar pareja, a reproducirse y a tener sus crías, después de 12 meses de gestación. Y con registro en mano, hasta sabe cuántas ballenas han pasado por Mazatlán.
En los últimos años, la observación de ballenas se ha convertido en una de las experiencias más buscadas por los turistas que visitan el puerto.
Guzón Zataráin es oceanólogo por la Universidad Autónoma de Baja California en Ensenada, Maestro en Ciencias y actualmente realiza un Doctorado en la Facultad de Ciencias del Mar de la UAS.
Durante el recorrido comparte que para monitorear las ballenas se utiliza la fotoidentificación, técnica de foto estudio de vida silvestre basada en el reconocimiento del contorno de la aleta y marcas naturales a través del tiempo – pueden ser rayas, cicatrices o patrones de pigmentación en la cola-, para encontrar diferencias e identificar a las ballenas.
“Con esta técnica basada en el turismo de aventura, en 15 años hemos logrado identificar a más de 2 mil ballenas en Mazatlán, eso quiere decir que más del 20% de la población (de ballenas jorobadas) está pasando por aquí, lo cual coloca a Mazatlán como un lugar muy importante para el estudio de ballenas, y eso antes, no lo sabíamos”, añade el investigador.
Algunos de éstos cetáceos llegan a pesar 40 toneladas y se internan en el Pacífico mexicano atraídos por la calidez de sus aguas oceánicas.
Con apoyo de estudiantes e investigadores, Óscar Guzón enfoca todos los esfuerzos de la investigación hacia la creación de un programa de manejo de la ballena jorobada en Sinaloa.
Registrar dónde están, cuándo aparecen y qué hacen al momento de los avistamientos, se ha vuelto algo cotidiano desde la plataforma ecoturística impulsada por Orca exploraciones y Legado Azul, un colectivo conformado por gente que ama el mar y cuyas acciones tienen que ver con la conservación de los océanos.
Se estima que en todo el Pacífico Norte, desde el Ecuador hasta el Ártico, entre Asia y América, existen 21,000 ballenas jorobadas y de esas, alrededor de 9,000 llegan a México.
Guzón lleva quince años tratando de proteger a las ballenas que arriban a Mazatlán. En el 2006 realizó su primer viaje para observarlas y desde entonces no ha parado.
“Este estudio que estoy haciendo ahora es dar forma a todo el conocimiento que hemos adquirido en Mazatlán a lo largo de 15 años. Estudiar a las ballenas es bastante complicado no solo porque son enormes, sino porque se mueven mucho y navegar el mar es caro”, comenta.
Para fortuna de este investigador apasionado de las ballenas, el ecoturismo ha sido una plataforma de oportunidad increíble para estudiar ballenas, porque los viajes con turistas, brindan la oportunidad de acercarse y registrarlas, de otra manera, el investigador se vería obligado a buscar financiamiento para sus expediciones e investigaciones.
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