Mazatlán, Sin.- El comercio a través de las redes sociales se ha posicionado durante los últimos años y más ahora con la pandemia del coronavirus, donde las ventas online han sido la gran alternativa de los emprendedores como Verónica Barrón, que ha aprovechado estas plataformas para promocionar y vender su tejidos.
La originaria de Obregón, Sonora, tiene ocho años en el puerto y hasta hace dos no sabía cuánto le podía llegar a gustar el arte de entrelazar hilos con gancho o aguja.
Sin saber absolutamente nada del oficio, un día se aventuró a elaborar unos osos para una compañera de su trabajo y fue ahí donde descubrió que tenía la habilidad para tejer.
"Yo trabajo en una escuela en el área administrativa y una de mis compañeras estaba embarazada y para su Baby Shower quería poner unos centros de mesa con ositos tejidos, pero salían carísimos; le dije: 'yo te los voy a hacer'…. y '¿sabes tejer?', me dijo… 'no, pero yo te los voy a hacer' y me empecé a meter a internet para ver cómo era el tejido y las puntadas", contó.
El resultado de su primer intento no era lo que esperaba, ahora recuerda entre risas que aquella creación parecía más un perro que un oso. Sin embargo, no se desanimó y se dio cuenta que el material que había utilizado no había ayudado mucho.
"Encontré una tienda donde había muchos hilos, compré uno, tejía y me quedó súper bonito el osito, le hice como 10, luego una compañera lo vio y me dijo que quería uno, pero en otro color, mi jefa lo vio y me dijo que quería dos y así", recuerda.
Habiendo logrado el objetivo de tejer los 10 ositos, nunca pensó en continuar con la actividad, pero fue su propia compañera quien la animó a que tejiera y se promocionara en redes sociales.
De ahí empecé, yo ni siquiera sabía que había patrones, que había más hilos; empecé a meterme al internet y a ver más diseños y empecé a tejer.
Verónica Barrón
El “boca en boca” fue lo que ayudó a que su trabajo se conociera entre más personas, incluso le han pedido figuras para sesiones fotográficas.
"Tejiendo tengo dos años y soy autodidacta, porque yo no sabía absolutamente nada de tejido, he aprendido de estambres, a diferenciar las texturas, la calidad y el acabado de los productos; de puntadas para tejer y los diferentes diseños y patrones que hay”.
Su estilo es “amigurumi”, una tendencia japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante la técnica de crochet y que se caracteriza también porque los muñecos no tienen boca, según la creencia se convierten en tu mejor amigo, tu confidente, al cual le podrás contar tus secretos y ellos nunca los dirán a nadie.
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Alrededor de tres días, dedicándole medio tiempo, pues por las mañanas se dedica a su trabajo, le lleva tejer un “amigurumi” de poco más de 30 centímetros de altura.
Ahora en la pandemia del Covid-19 me dediqué más de lleno y te puedo decir que para mí no hubo pandemia, la gente encargaba para un detallito, un regalito.
Verónica Barrón
Según el tamaño y la complejidad es el precio del muñeco; conejos, perros, osos, personajes de cuentos, súper héroes y princesas, entre otros, son las formas que teje, también hace para colgantes de llaveros. Poco a poco fue agregándole distintivos a sus tejidos, como etiquetas, mandó elaborar tarjetas y calcomanías para mejorar la presentación a la hora de entregar.
Además de obtener un dinero extra, la actividad se ha convertido en uno de su pasatiempos favoritos y de sus mejores técnicas para relajarse y desestresarse.
Sus hijas le ayudan con el manejo de las redes sociales, se puede encontrar como "Tejiendo ideas con amor" en Facebook, Instagram y Tik Tok. Aunque de momento trabaja desde casa, su meta es tener un espacio donde pueda enseñar a más mujeres a tejer y que tengan un oficio para sustentarse.
"Entre más tejo, más quiero seguir y siento que me hace falta más tiempo. En un futuro me encantaría tener un espacio donde pudiera enseñar a más mujeres a tejer para que tengan un oficio y de donde generar un ingreso para sacar a sus hijos adelante".
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