/ sábado 30 de abril de 2022

El pequeño Iván, un niño muy especial

A sus 12 años de edad, todos los días le da grandes lecciones de vida a toda su familia

Mazatlán, Sin.- Cuando Elizabeth tenía seis meses de embarazo recibió una de las noticias más fuertes de toda su vida: “a su bebé le detectaron que traía una venita tapada en la cabeza y que al nacer, no le daban esperanzas de vida”. En ese momento se derrumbó, se sintió devastada, todavía no tenía a su hijo y ya lo sentía perdido.

Como en el Seguro Social no la querían atender, se fue a Guadalajara a tenerlo. Ahí nació Iván, quien luego de llegar a este mundo duró dos meses internado en el hospital. Al ser dado de alta comenzó para Elizabeth un camino que ha estado lleno de aprendizaje, lecciones de vida, pero sobre todo, de mucho amor para su pequeño y su familia.

Puedes leer: Mujeres bikers Vs. Los estereotipos de género

Iván es uno de los miles de niños en Mazatlán con una malformación congénita en su columna vertebral. Nació con hidrocefalia mielomeningocele, que es una malformación del sistema nervioso central de origen congénito; además padece el síndrome de Arnold-Chiari tipo 2, que consiste en una alteración en el cerebro.

Por su padecimiento y las complicaciones asociadas, ha sido sometido a diversas operaciones desde los 10 días de nacido. Y aunque no camina, es una persona muy “especial”, y no porque está enfermo, sino porque es diferente e inteligente, con mucho optimismo y un gran amor por la vida.

Sus papás no han hecho diferencias entre él y sus hermanas Dafne y Maddalena, saben que por su condición de salud es especial, pero lo han tratado de una manera normal, lo que ha ayudado a que sea un niño independiente. Se mueve solo por toda la casa en su silla de ruedas y también come solo.

Iván tiene actualmente 12 años, estudia en el Centro de Atención Múltiple 38, le gusta mucho ver la televisión, el celular, los libros y escuchar música. Con su voz fuerte y una sonrisa grande, dice que lo que más le gusta comer es la sopa con pollo y el sushi mar y tierra. Como está acostumbrado a convivir con adultos, es muy maduro.

Por su padecimiento, ha sido sometido a diversas operaciones desde los 10 días de nacido. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán


EL PADECIMIENTO

Elizabeth recuerda con nostalgia que a los pocos meses de que Iván nació lo inscribieron en el Teletón en la ciudad de Guadalajara. Ingresó al centro de rehabilitación cuando tenía un año de edad, recibía sus terapias una semana cada mes hasta los 6 años, pero por cuestiones económicas y por la edad de Iván, ya le resultaba muy difícil llevarlo sola, ya que su esposo tenía que trabajar.

"Ahí en el Teletón lo enseñaron a que se moviera, tenía 2 años y no agarraba el biberón, no movía una mano, y en poco tiempo se vio el cambio, para la terapia de lenguaje, ellos me dijeron que no lo llevara al Centro de Atención Múltiple, ya que tenía capacidad para ir a una escuela normal, pero tenía que pagarle una sombra, una persona que lo auxiliara, y pues no pudimos pagar y por eso mejor lo inscribimos en el CAM".

Explica que el grado que Iván tiene de Arnold-Chiari y el mielomeningocele, conforme crece, el daño en su columna se va haciendo cada vez más severo, por lo que los cuidados deben ser muy intensivos.

Estos 12 años con Iván han sido complicados para ella, su esposo, sus hijas y familiares, pero también llenos de aprendizaje. No hay momento en el que no piense en su bienestar y en la forma en la que él pueda tener una mejor condición de vida.

Así fue como llegó a la asociación Ayuda a Gente Sin Fronteras, en donde la apoyaron con un corset, que le sirve para mantener la postura, además de que sigue yendo a sus consultas pediátricas y a sus terapias en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial.

Además de apoyar a Iván, Ayuda a Gente sin Fronteras tiene siete años apoyando a niños con cáncer y llevando alimentos a familias vulnerables a través de donaciones que hace la sociedad.

Iván es uno de los miles de niños en Mazatlán con una malformación congénita en su columna vertebral. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán

“LOS NIÑOS MÁS HERMOSOS ESTÁN EN SILLAS DE RUEDAS”

Elizabeth, de 35 años de edad, describe a Iván como a un niño con un “angelote”, es el consentido de la familia y el centro de atención de todos, pero sobre todo, es quien le da energía y le ha enseñado a ver diferente la vida, a darle un valor a todo, por insignificante que parezca.

"Como que el verdadero amor está en ellos, a mis hijas las amo, pero ellas saben que su hermanito es primero, ellas también lo quieren mucho, y a pesar de todos los diagnósticos que nos dieron y que nos siguen dando, su forma de ser y ver como se aferra a la vida, es lo que me hace fuerte, luchamos todos los días para que su existencia sea la mejor".

Recuerda que cuando Iván estaba más pequeño les preguntaba que por qué no caminaba como los demás niños. Cada vez que lo hacía sus ojos se le llenaban de lágrimas y se quedaba callada.

“Como no sabía cómo contestarle y el corazón se me hacía chiquito, solo le decía que los niños más hermosos tenían que estar en sillas de ruedas”.

Iván es un niño muy optimista y responsable, está pendiente de todo y de todos, principalmente de sus hermanas, de 19 y 17 años, de sus medicinas, de su corset y de las terapias. Sabe qué le toca hacer y cuándo hacerlo.

A pesar de su discapacidad, Iván es un niño muy optimista. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán

"Yo quisiera quitarle todo para que ande a gusto, pero es necesario para él, es difícil entender su condición, eso es lo pesado, el ver todo lo que tiene que pasar, pero si él le echa ganas, pues uno también, no podemos quedarnos atrás, él es nuestro motor, nuestra guía y seguiremos de la mano con él por siempre".

Para este Día del Niño Iván solo quiere que sus papás lo lleven a comer sushi y festejar con los niños en la iglesia cristiana a la que asiste su familia. Él entiende que es especial, pero no se entristece, nunca ha dejado de sonreír.

Elizabeth tampoco se deja vencer. Sabe que su hijo vino a este mundo con una misión y así se lo ha hecho entender. Juntos, en familia, se sienten invencibles y seguirán siendo la guía del pequeño Iván.

SE PREPARA

Iván tiene 12 años, estudia en el Centro de Atención Múltiple 38, le gusta mucho ver la televisión, el celular, los libros y escuchar música.

Mazatlán, Sin.- Cuando Elizabeth tenía seis meses de embarazo recibió una de las noticias más fuertes de toda su vida: “a su bebé le detectaron que traía una venita tapada en la cabeza y que al nacer, no le daban esperanzas de vida”. En ese momento se derrumbó, se sintió devastada, todavía no tenía a su hijo y ya lo sentía perdido.

Como en el Seguro Social no la querían atender, se fue a Guadalajara a tenerlo. Ahí nació Iván, quien luego de llegar a este mundo duró dos meses internado en el hospital. Al ser dado de alta comenzó para Elizabeth un camino que ha estado lleno de aprendizaje, lecciones de vida, pero sobre todo, de mucho amor para su pequeño y su familia.

Puedes leer: Mujeres bikers Vs. Los estereotipos de género

Iván es uno de los miles de niños en Mazatlán con una malformación congénita en su columna vertebral. Nació con hidrocefalia mielomeningocele, que es una malformación del sistema nervioso central de origen congénito; además padece el síndrome de Arnold-Chiari tipo 2, que consiste en una alteración en el cerebro.

Por su padecimiento y las complicaciones asociadas, ha sido sometido a diversas operaciones desde los 10 días de nacido. Y aunque no camina, es una persona muy “especial”, y no porque está enfermo, sino porque es diferente e inteligente, con mucho optimismo y un gran amor por la vida.

Sus papás no han hecho diferencias entre él y sus hermanas Dafne y Maddalena, saben que por su condición de salud es especial, pero lo han tratado de una manera normal, lo que ha ayudado a que sea un niño independiente. Se mueve solo por toda la casa en su silla de ruedas y también come solo.

Iván tiene actualmente 12 años, estudia en el Centro de Atención Múltiple 38, le gusta mucho ver la televisión, el celular, los libros y escuchar música. Con su voz fuerte y una sonrisa grande, dice que lo que más le gusta comer es la sopa con pollo y el sushi mar y tierra. Como está acostumbrado a convivir con adultos, es muy maduro.

Por su padecimiento, ha sido sometido a diversas operaciones desde los 10 días de nacido. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán


EL PADECIMIENTO

Elizabeth recuerda con nostalgia que a los pocos meses de que Iván nació lo inscribieron en el Teletón en la ciudad de Guadalajara. Ingresó al centro de rehabilitación cuando tenía un año de edad, recibía sus terapias una semana cada mes hasta los 6 años, pero por cuestiones económicas y por la edad de Iván, ya le resultaba muy difícil llevarlo sola, ya que su esposo tenía que trabajar.

"Ahí en el Teletón lo enseñaron a que se moviera, tenía 2 años y no agarraba el biberón, no movía una mano, y en poco tiempo se vio el cambio, para la terapia de lenguaje, ellos me dijeron que no lo llevara al Centro de Atención Múltiple, ya que tenía capacidad para ir a una escuela normal, pero tenía que pagarle una sombra, una persona que lo auxiliara, y pues no pudimos pagar y por eso mejor lo inscribimos en el CAM".

Explica que el grado que Iván tiene de Arnold-Chiari y el mielomeningocele, conforme crece, el daño en su columna se va haciendo cada vez más severo, por lo que los cuidados deben ser muy intensivos.

Estos 12 años con Iván han sido complicados para ella, su esposo, sus hijas y familiares, pero también llenos de aprendizaje. No hay momento en el que no piense en su bienestar y en la forma en la que él pueda tener una mejor condición de vida.

Así fue como llegó a la asociación Ayuda a Gente Sin Fronteras, en donde la apoyaron con un corset, que le sirve para mantener la postura, además de que sigue yendo a sus consultas pediátricas y a sus terapias en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial.

Además de apoyar a Iván, Ayuda a Gente sin Fronteras tiene siete años apoyando a niños con cáncer y llevando alimentos a familias vulnerables a través de donaciones que hace la sociedad.

Iván es uno de los miles de niños en Mazatlán con una malformación congénita en su columna vertebral. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán

“LOS NIÑOS MÁS HERMOSOS ESTÁN EN SILLAS DE RUEDAS”

Elizabeth, de 35 años de edad, describe a Iván como a un niño con un “angelote”, es el consentido de la familia y el centro de atención de todos, pero sobre todo, es quien le da energía y le ha enseñado a ver diferente la vida, a darle un valor a todo, por insignificante que parezca.

"Como que el verdadero amor está en ellos, a mis hijas las amo, pero ellas saben que su hermanito es primero, ellas también lo quieren mucho, y a pesar de todos los diagnósticos que nos dieron y que nos siguen dando, su forma de ser y ver como se aferra a la vida, es lo que me hace fuerte, luchamos todos los días para que su existencia sea la mejor".

Recuerda que cuando Iván estaba más pequeño les preguntaba que por qué no caminaba como los demás niños. Cada vez que lo hacía sus ojos se le llenaban de lágrimas y se quedaba callada.

“Como no sabía cómo contestarle y el corazón se me hacía chiquito, solo le decía que los niños más hermosos tenían que estar en sillas de ruedas”.

Iván es un niño muy optimista y responsable, está pendiente de todo y de todos, principalmente de sus hermanas, de 19 y 17 años, de sus medicinas, de su corset y de las terapias. Sabe qué le toca hacer y cuándo hacerlo.

A pesar de su discapacidad, Iván es un niño muy optimista. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán

"Yo quisiera quitarle todo para que ande a gusto, pero es necesario para él, es difícil entender su condición, eso es lo pesado, el ver todo lo que tiene que pasar, pero si él le echa ganas, pues uno también, no podemos quedarnos atrás, él es nuestro motor, nuestra guía y seguiremos de la mano con él por siempre".

Para este Día del Niño Iván solo quiere que sus papás lo lleven a comer sushi y festejar con los niños en la iglesia cristiana a la que asiste su familia. Él entiende que es especial, pero no se entristece, nunca ha dejado de sonreír.

Elizabeth tampoco se deja vencer. Sabe que su hijo vino a este mundo con una misión y así se lo ha hecho entender. Juntos, en familia, se sienten invencibles y seguirán siendo la guía del pequeño Iván.

SE PREPARA

Iván tiene 12 años, estudia en el Centro de Atención Múltiple 38, le gusta mucho ver la televisión, el celular, los libros y escuchar música.

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