Mazatlán. - Lorenzo Cruz Gabriel tiene 50 años de edad, es originario de Juchitán Zaragoza, San Juan Huichicobi, Oaxaca; desde hace un año cuida el vivero municipal, única área verde destinada al estudio y conservación de la flora regional, bajo la tutela del Centro para la Educación Agrícola y Ambiental y del Consejo Ecológico de Mazatlán.
Esa labor de velador y jardinero del vivero la heredó de su padre, Braulio Astorga Hernández, quien lo adoptó como su hijo a los 19 años de edad, al quedar huérfano de padre y madre, el primero murió al caerse de un caballo en su pueblo natal, y la segunda, de cáncer de pulmón.
Lorenzo sólo había trabajado como campesino con su padre en la siembra de maíz, arroz, frijol y cafetales, que se dan en la zona sur del país.
Al quedar huérfano conoció a don Braulio Astorga, quien lo invitó a trabajar con él como ayudante y cargador para una empresa distribuidora de masa de harina de maíz, con sucursales en todo el país, fue así como llegó a la ciudad de Mazatlán.
Recuerda que la empresa tronó hace varios años y don Braulio y él quedaron sin empleo, por lo que su padre adoptivo tuvo que buscar trabajo y se enteró que el CEAAD ocupaba una persona para cuidar y atender el vivero municipal, convertido en centro de estudios agrícolas y ambientales, puesto que aceptó con mucho gusto.
Don Braulio estuvo como encargado del cuidado del vivero alrededor de 2 años, pero su salud menguó a consecuencia de un cáncer pulmonar, y antes de morir, le pidió a David Ocampo Peraza, director del CEAD, dejara a Lorenzo en su lugar cuando él partiera, lo cual aceptó.
Tras su muerte, el titular del CEAD solicitó al gobierno municipal un apoyo económico para Lorenzo, asignándolo como trabajador eventual en el área de Ecología y Medio Ambiente municipal, y desde hace un año percibe un ingreso como velador y jardinero, que le ayuda a sobrevivir modestamente, haciendo lo que más le gusta: vivir entre la naturaleza y cuidar la flora regional.
Mi trabajo es que este lugar esté siempre limpio, que se vea bonito y que no se sequen las matitas ni los árboles, sembrar semillas de chile, limones, guanabanas, aguacate, palmeras, flores, hacer que floreen, ese es mi trabajo.
Cruz Gabriel
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Con la muerte de don Braulio, Lorenzo perdió a un padre adoptivo, pero ganó más amigos lejos de su pueblo natal, ya que tanto David Ocampo como los integrantes del CEMAZ, entre ellos Sergio Valle Espinoza y Martín Guerrero Ibarra, vocero y presidente del Consejo, respectivamente, le han brindado su amistad y cariño, enseñándole la importancia de cuidar y resguardar el medio ambiente.
Con ellos ha aprendido varias técnicas para hacer composta de desechos vegetales y de lombrices, así como procesos de hidroponía y clasificación de plantas regionales.
Al quedarse solo, le gusta leer los libros que están en el estante del Centro para la Educación Agrícola y Ambiental, donde dice ha aprendido muchas cosas que ignoraba sobre las plantas y el medio ambiente.
Él es el primer contacto que tienen las personas que visitan el vivero municipal, a quienes dice hay que atender de la mejor manera, para que conozcan lo que se hace en esta área verde y se sumen a las tareas de conservar y proteger el medio ambiente.
Comenta que, por temporadas, estudiantes de universidad realizan aquí proyectos de investigación, pero por lo general es él quien cuida las plantas y árboles que existen en este espacio de conservación, a cargo de los directivos del CEAA y Cemaz.
Tanto el terreno del Centro para la Educación Agrícola y Ambiental como el vivero del Cemaz se ubican frente al Bosque de la Ciudad, al otro lado de la avenida Leonismo Internacional; se trata de un espacio que no excede los 850 metros de largo, con una superficie de ocho mil 200 metros cuadrados, de los cuales seis mil 200 corresponden al CEAA.
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Estos terrenos forman parte del decreto del Bosque de la Ciudad, y tras un acuerdo al que se llegó con el Ayuntamiento como respuesta a la polémica por la construcción de la subestación eléctrica y el edificio del sindicato, en la que tuvo que intervenir el gobierno federal, a través de Bienes Nacionales, se acordó hace 15 años respetar esta área para la educación y conservación ambiental.
Actualmente, el CEAA cuenta con varias especies de árboles, plantas y flores, tiene plantas medicinales, un área para hortalizas y un vivero de plantas regionales; aquí se realizan visitas didácticas en las que se muestra el proceso de hidroponía y cómo opera una germinadora de pastura para las gallinas, conejos y ganado.
En visitas guiadas, se enseñan los diferentes tipos de compostas para que los niños vean el aprovechamiento de los desechos sólidos, entre ellos el de la hojarasca, así como la composta escolar o de hogar, que se convierte en abono a partir de los desechos de la cocina o de las escuelas.
A pesar de la importancia de este trabajo, el CEAA no recibe apoyos para un mejor aprovechamiento, salvo el pago del sueldo de Lorenzo que funge como velador y jardinero, quien está de planta en el vivero.
Lorenzo todavía recuerda que, a falta de equipo y apoyo, se la vio negras ante los daños que provocó la tormenta Narda el pasado 30 de septiembre, ya que por varias semanas tuvo que limpiar y cortar los árboles y ramas caídas con machete en mano.
Le sorprende que los apoyos del gobierno sean tan escasos para este tipo de áreas verdes, cuando la flora es la que da vida a una ciudad, ya que sin plantas ni árboles no hay oxígeno.
ÁREA VERDE
De 12 hectáreas que se destinaron para el polígono del Bosque de la Ciudad, quedan 8 mil 200 metros cuadrados como espacio de preservación y conservación de la flora y fauna, que forman parte del CEAA y CEMAZ.
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