Mazatlán, Sin.- Tristeza y desesperación hay entre los alumnos con discapacidad del Grupo Pargos, tras más de seis meses de suspender clases y actividades con motivo de la pandemia del coronavirus y el confinamiento social, ya que para muchos de ellos era su única salida y contacto con el exterior, señaló María Guadalupe Hurtado, coordinadora del grupo.
Dijo que alrededor de 30 alumnos están en espera de que se reanuden las actividades de manualidades, karate, educación física, alfabetización, primaria y secundaria que se realizan en el plantel, el cual permanece cerrado por los riesgos de contagio de Covid-19 desde el mes de marzo.
“No hay fecha todavía para abrir, yo me imagino que ya que la SEP reinicie clases, nosotros también lo haremos, los alumnos están muy tristes porque quieren ir, prácticamente para muchos era su única salida, ir diario de lunes a viernes de 4:00 a 6:00 de la tarde a Grupo Pargos, y ahora ya no pueden”, expresó.
El proyecto de Grupo Pargos se fundó en Mazatlán hace más de 40 años, como una alternativa para que personas con alguna discapacidad se integraran a ciertas actividades artísticas, culturales, deportivas y educativas, y así pudiera desarrollarse conviviendo con otras personas.
Empezó primero con clases de pintura, artesanía y manualidades, y conforme creció el número hubo necesidad de solicitar aulas e instalaciones educativas prestadas para alfabetizar e impartir la primaria y secundaria.
Actualmente cuenta con instalaciones propias, a un costado del Centro de Integración Juvenil, en la colonia Pueblo Nuevo, tiene seis salones, cocina, consultorio, baños, áreas verdes y canchas deportivas.
Guadalupe Hurtado lamenta que la pandemia del Covid-19 haya trastocado la labor de este centro educativo especial, ya que por tratarse de personas con discapacidad, es más difícil reiniciar las actividades de manera virtual, como lo hacen otras instituciones.
“Dejamos de ir desde marzo, no hemos tenido ninguna actividad directamente con los alumnos, tenemos comunicación con familiares y los alumnos, ellos están esperando a que abra la escuela para ir. Así que esperamos a que se ponga el semáforo rojo, para reiniciar con las actividades en el plantel”, apuntó.
Cabe señalar que el proyecto para discapacitados, en sus mejores años ha tenido una matrícula de hasta 190 estudiantes, pero por la falta de apoyos en los últimos años, el alumnado se redujo hasta quedar entre 30 y 60 al año.
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