/ domingo 26 de mayo de 2019

Antonio Banderas brilla en Cannes como el Mejor Actor

El actor se lleva el premio a Mejor Actor por su interpretación de un director de cine en Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar

Banderas brilla en Cannes

Se lleva el premio a Mejor Actor por su interpretación de un director de cine en Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar; se lleva la Palma de Oro el surcoreano Bong Joon-Ho por la comedia negra Parásito

EFE

CANNES. La 72 edición del Festival de Cannes se cerró ayer con un palmarés que supuso la consagración del cineasta surcoreano Bong Joon-Ho, que se llevó la Palma de Oro por Parásito.

Se le escapó de nuevo este reconocimiento a Almodóvar, en la sexta ocasión en la que competía en Cannes, pero a cambio, Banderas, uno de los actores con los que más ha trabajado y con el que mejor se ha entendido, se llevaba el premio a mejor actor y, precisamente, por interpretarlo a él en Dolor y gloria.

Banderas, de 58 años, se convirtió así en el sexto actor español en conseguir el premio de interpretación en Cannes.

Subiendo casi a gatas y a cámara lenta las escaleras del escenario del Gran Teatro Lumière, un exultante Banderas señaló al recoger el premio, que le gustaría hablar en español porque recibía el reconocimiento por una película española y porque él representa al cine español.

El actor recordó los 40 años de carrera que lleva a sus espaldas y agradeció el premio "en mi nombre y en el nombre de mi personaje".

"Aunque el personaje se llama Salvador Mallo, no es ningún secreto que Salvador Mallo es Pedro Almodóvar", a quien conoció hace cuarenta años y con el que ha hecho ocho filmes.

"Le respeto, le admiro, le quiero, es mi mentor, me ha dado tanto en la vida que no tengo más remedio que dedicarle este premio", dijo Banderas, que recordó que los dos han recorrido mucha vida juntos.

Y también han sufrido mucho, porque "hay mucho dolor detrás del trabajo de un actor, de un artista. Pero también hay noches de gloria, como esta. Hay que celebrarlo, festejarlo y decir algo que me sale del corazón, que lo mejor está aún por venir".

La Palma de oro, el máximo galardón fue para Bong Joon-Ho, con un filme aplaudido unánimemente por la crítica y por el jurado presidido por Alejandro González Iñárritu.

La comedia convertida en tragedia de Bong es una crítica certera y muy directa a la sociedad de hoy en día, a las desigualdades sociales y al capitalismo que saca los peores instintos del ser humano.

Fueron los dos galardones más celebrados por los periodistas en la sala de prensa, junto al Premio del Jurado, ex aequo para la brasileña Bacurau, de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, y la francesa Les misérables, ópera prima de Ladj Ly.

Dos filmes centrados en los más desfavorecidos, pero desde visiones cinematográficas opuestas.

Los brasileños apuestan por la comedia, el terror y la locura para denunciar la venta de su país a los extranjeros, una película crítica con las autoridades y cuyo premio hoy dedicaron "a todos los trabajadores brasileños de la ciencia, la educación y la cultura".

Mientras que Ly utilizó su propia experiencia para contar la difícil vida que llevan los franceses de origen extranjero en los barrios marginales de la periferia parisina.

Más discutido fue el Gran Premio del Jurado para Atlantique, otra ópera prima, en este caso de la senegalesa Mati Diop, primera mujer negra en competir en la sección oficial de Cannes.

Una historia bien intencionada sobre los jóvenes que en los años noventa abandonaban Senegal en masa para tratar de llegar a España a través del mar y en la que los elementos espirituales juegan un importante papel.

Supo a poco el premio del guion a Céline Sciamma, por Portrait de la jeune fille en feu, una delicada historia de amor que apuntaba más alto.

Y también se quedó corta la mención especial para el palestino Elia Suleiman por It must be heaven", un certero retrato sobre la violencia en el mundo y la búsqueda de una tierra de acogida como metáfora de la situación en su país.

Mientras que el galardón de interpretación femenina para Emily Beecham por Little Joe, de Jessica Hausner, dejó más bien frío al auditorio.

Así como el de guion para los hermanos Dardenne por Le jeune Ahmed, un filme que trata un tema interesante y de actualidad, la radicalización islámica de los más jóvenes, pero que está lejos de los mejores trabajos de los cineastas belgas.

El palmarés se completó con la Cámara de Oro a la mejor ópera para el guatemalteco César Díaz por Nuestras madres y los premios en la sección de cortometrajes, para el griego Vasilis Kekatos por The distance between us and the sky, con mención especial para la argentina Agustina San Martín por Monstruo Dios.


Banderas brilla en Cannes

Se lleva el premio a Mejor Actor por su interpretación de un director de cine en Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar; se lleva la Palma de Oro el surcoreano Bong Joon-Ho por la comedia negra Parásito

EFE

CANNES. La 72 edición del Festival de Cannes se cerró ayer con un palmarés que supuso la consagración del cineasta surcoreano Bong Joon-Ho, que se llevó la Palma de Oro por Parásito.

Se le escapó de nuevo este reconocimiento a Almodóvar, en la sexta ocasión en la que competía en Cannes, pero a cambio, Banderas, uno de los actores con los que más ha trabajado y con el que mejor se ha entendido, se llevaba el premio a mejor actor y, precisamente, por interpretarlo a él en Dolor y gloria.

Banderas, de 58 años, se convirtió así en el sexto actor español en conseguir el premio de interpretación en Cannes.

Subiendo casi a gatas y a cámara lenta las escaleras del escenario del Gran Teatro Lumière, un exultante Banderas señaló al recoger el premio, que le gustaría hablar en español porque recibía el reconocimiento por una película española y porque él representa al cine español.

El actor recordó los 40 años de carrera que lleva a sus espaldas y agradeció el premio "en mi nombre y en el nombre de mi personaje".

"Aunque el personaje se llama Salvador Mallo, no es ningún secreto que Salvador Mallo es Pedro Almodóvar", a quien conoció hace cuarenta años y con el que ha hecho ocho filmes.

"Le respeto, le admiro, le quiero, es mi mentor, me ha dado tanto en la vida que no tengo más remedio que dedicarle este premio", dijo Banderas, que recordó que los dos han recorrido mucha vida juntos.

Y también han sufrido mucho, porque "hay mucho dolor detrás del trabajo de un actor, de un artista. Pero también hay noches de gloria, como esta. Hay que celebrarlo, festejarlo y decir algo que me sale del corazón, que lo mejor está aún por venir".

La Palma de oro, el máximo galardón fue para Bong Joon-Ho, con un filme aplaudido unánimemente por la crítica y por el jurado presidido por Alejandro González Iñárritu.

La comedia convertida en tragedia de Bong es una crítica certera y muy directa a la sociedad de hoy en día, a las desigualdades sociales y al capitalismo que saca los peores instintos del ser humano.

Fueron los dos galardones más celebrados por los periodistas en la sala de prensa, junto al Premio del Jurado, ex aequo para la brasileña Bacurau, de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, y la francesa Les misérables, ópera prima de Ladj Ly.

Dos filmes centrados en los más desfavorecidos, pero desde visiones cinematográficas opuestas.

Los brasileños apuestan por la comedia, el terror y la locura para denunciar la venta de su país a los extranjeros, una película crítica con las autoridades y cuyo premio hoy dedicaron "a todos los trabajadores brasileños de la ciencia, la educación y la cultura".

Mientras que Ly utilizó su propia experiencia para contar la difícil vida que llevan los franceses de origen extranjero en los barrios marginales de la periferia parisina.

Más discutido fue el Gran Premio del Jurado para Atlantique, otra ópera prima, en este caso de la senegalesa Mati Diop, primera mujer negra en competir en la sección oficial de Cannes.

Una historia bien intencionada sobre los jóvenes que en los años noventa abandonaban Senegal en masa para tratar de llegar a España a través del mar y en la que los elementos espirituales juegan un importante papel.

Supo a poco el premio del guion a Céline Sciamma, por Portrait de la jeune fille en feu, una delicada historia de amor que apuntaba más alto.

Y también se quedó corta la mención especial para el palestino Elia Suleiman por It must be heaven", un certero retrato sobre la violencia en el mundo y la búsqueda de una tierra de acogida como metáfora de la situación en su país.

Mientras que el galardón de interpretación femenina para Emily Beecham por Little Joe, de Jessica Hausner, dejó más bien frío al auditorio.

Así como el de guion para los hermanos Dardenne por Le jeune Ahmed, un filme que trata un tema interesante y de actualidad, la radicalización islámica de los más jóvenes, pero que está lejos de los mejores trabajos de los cineastas belgas.

El palmarés se completó con la Cámara de Oro a la mejor ópera para el guatemalteco César Díaz por Nuestras madres y los premios en la sección de cortometrajes, para el griego Vasilis Kekatos por The distance between us and the sky, con mención especial para la argentina Agustina San Martín por Monstruo Dios.


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