Culiacán, Sin.- Nació con una discapacidad llamada Genu valgo (deformidad en las rodillas pegadas y los pies volteados hacia adentro), acudió a fisioterapia por espacio de 10 años, llegó la fortuna que un buen día ya estaba listo para caminar valiéndose por él mismo y de ahí en adelante empezó a abrirse camino en diversas disciplinas deportivas hasta que en el tenis encontró el espacio en el cual sobresalió no solamente con jugador con participaciones Internacionales, sino también con habilidades de entrenador.
Un claro ejemplo de esfuerzo, perseverancia, interés por hacerse valer por él mismo y sobre todas las cosas, encontrar la oportunidad en el deporte para su fortalecimiento humano al grado de hacer efectivo el conocido refrán de que “el que persevera alcanza”, así podemos definir a Juan Edgardo Rodríguez Armenta.
Y a decir de él mismo, el entrenamiento que duró 10 años (estimulación temprana en esta ciudad y cinco años de fisioterapia en Estado Unidos Americanos), resultó que estaba lo suficientemente apto para valerse por sí mismo y la actividad deportiva fue el canal en el cual continuó para el objetivo básico que perseguía: caminar de manera normal como cualquier otra persona.
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En ese peregrinar, luego de utilizar todos los aparatos habidos y por haber, tales como zapatos al revés, mangueras, aparatos ortopédicos, yeso, una barra en medio de las piernas y cerrar ese capítulo, “me di cuenta que tenía muchísima habilidad para lo que yo quisiera de actividad física deportiva”.
Y sostiene: “Si incursionaba al futbol, rápido me ajustaba a las reglas de ese juego; jugaba beisbol y me ajusté luego al grado que fui seleccionado nacional infantil y lo abandoné a los 16 años por algo incorrecto que me tocó vivir”
¿Una vez superado ese paso, cuál era su mentalidad?
--Lo que considero más importante para mí, el parteaguas en mi vida es que yo nunca me vi discapacitado. Nunca me vi y me sentí porque me podía mover, hacia las mismas travesuras que mis hermanos, que los otros niños, claro, estaba consciente que no corría igual que ellos, que no era tan rápido, pero al final podía hacer la misma expresión corporal, aunque más lento.
Rodríguez Armenta
Rodríguez Armenta destacó que la práctica del beisbol y que luego se inclinó por el frontenis a nivel de Primera Fuerza y toda la actividad deportiva que se le presentara por hacer, era parte de las indicaciones para terminar el trabajo que le habían dejado de EEUU en aras de su rehabilitación.
Pero el detonante de él se produce en el tenis a donde llegó por ‘culpa’ de Juan de Dios Choza, ya venía precedido de un entrenamiento de tres años en el frontenis, de manera que cuando inauguran la Unidad Deportiva del CCC en 1975, por el entonces presidente de la República Mexicana, Luis Echeverría Álvarez, ya que se dio cuenta que podía hacer muchas cosas al ser un juego individual y dependería de lo que solo él pudiera realizar.
Jugó tenis de los 15 a los 39 años de edad y si se retiró a esa edad fue debido a rompimiento de ligamentos de la rodilla derecha.
“Como jugador no tuve grandes palmarés, no tuve grandes logros, pero para mí el hecho de haber llegado a un nivel de competencia contra gente que morfológicamente estaba completa de nacimiento, es el logro más importante. Tuve la capacidad de vencerme y el obstáculo que llegaba hacia todo lo necesario para superarlo sin ningún complejo y la prueba más palpable es que ahora, a mis 59 años, sigo jugando, divirtiéndome y lo más importante es que sigo haciendo amigos”.
Juan Edgardo jugó a nivel semiprofesional en torneos en EEUU regulados por la NCAA a nivel preparatoria (Arizona, Phoenix, Tucson, California), así como en Canadá y Europa.
¿Y qué representa para ti el haber nacido con una discapacidad y luego de varios procesos poder ser una persona normal, qué te deja?
La enseñanza que me dejó todo eso es que me siento completamente satisfecho de saber que tuve la capacidad de vencerme a mí mismo las veces que yo quise. Nunca tuve un impedimento, nunca me sentí segregado ni distinto al resto de mis compañeros, competí al nivel que yo podía, pero me di cuenta que podía competir de tú a tú con cualquiera.
Juan Edgardo
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Por cuanto, a su incursión como entrenador, a decir de él, se inició por ‘accidente’ dado que alguien se dio cuenta que él podía servir de ayuda y que vacilando lo invitó el doctor Juan de Dios Choza y que a partir de ahí descubrió que él había nacido para la pedagogía.
Sobre ello sostiene que al par de años se dio cuenta que esa podría ser su vocación porque se sentía a gusto y pleno con la actividad, encontrándose consigo mismo, que no sentía aburrimiento, que conoció a mucha gente, que se mantenía sano y además ganaba dinero.
Y como todo ser humano deportista, cada quien tiene una habilidad para sobresalir y en este caso, Juan Edgardo sostiene que en su caso planificaba cada partido que tenía antes de entrar a jugar y sabía cómo iba a ganarle, dado que lo estudiaba, aunque los contrincantes también llevaban su plan elaborado.
FRASE
Lo que considero más importante para mí, el parteaguas en mi vida, es que yo nunca me vi discapacitado. Nunca me vi y me sentí porque me podía mover, hacia las mismas travesuras que mis hermanos y que los otros niños.
Rodríguez Armenta
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