Culiacán, Sin. -Para muchos, puede ser solo un fruto; pero para José Valdespino, la cantimplora ancestral es el lienzo ideal para plasmar la cultura de Sinaloa.
Valdespino es un artesano y docente retirado que toma frutas que emergen del suelo para transformarlas en una representación de los buenos valores locales, al pintar a mano símbolos icónicos del estado.
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“No hacemos apología al narcotráfico, ni de la mala onda; sino de los valores que nos son como sinaloenses, una cultura que viene del esfuerzo y del trabajo duro”, detalló el artesano.
Tras una larga trayectoria como maestro de artes e impulsor de la artesanía, José se dedica a enseñar de manera independiente todo lo que sabe a jóvenes creadores que quieren preservar las tradiciones sinaloenses.
Así mismo, oferta sus creaciones en el Paseo de las Artes de Culiacán cada jueves por la tarde; el tianguis cultural que es decorado por sus coloridos diseños retratados en bule.
“Se hacen los diseños como un traje de novia o de novio. Se hace de acuerdo a los intereses, de acuerdo a lo que ustedes necesiten; pero con temas sinaloenses o algunas alegorías fantásticas también se puede hacer”, explicó.
El comienzo de su emprendimiento
A mediados de la década de 1970, José creaba piezas artísticas sin iguales con el fruto del suelo en sus tiempos libres; hasta la llegada de las fiestas patrias.
Cerca a la celebración de la Independencia de México, el Ayuntamiento de Culiacán lanzó una convocatoria del concurso de decoración de escaparates para el 16 de septiembre, con el que premiarían 5 mil pesos al ganador.
Una amiga del artesano, quien era gerente de una popular tienda ubicada en el Centro, le pidió que decorara el establecimiento, incluyendo la implementación de sus bules.
La decoración del artesano ganó el primer lugar
Después de la victoria, los bules de se convirtieron en elementos decorativos del negocio que ofertaba equipo de ingeniería civil y cámaras, hasta que surgieron múltiples compradores.
“Yo los hacía en mis ratos libres, y al rato me mandaban pedir que 10 para esto, que otros 10 para aquello”, recordó.
Al llegar la Feria Ganadera colocó su stand temporal, así como en la recién fundada ExpoAgro; hasta dejar su huella en lo que un día fue Difocur, donde trabajaba como bibliotecario del recinto literario Gilberto Owen.
“Al tiempo iniciamos a dar clases; puse mi proyecto, me lo aprobaron; entonces, me fui de la biblioteca a la escuela de artes”, detalló.
Su formación autodidacta lo llevó a dar clases en la Escuela de Artes del ahora conocido como Instituto Sinaloense de la Cultura en 1996.
En su paso por el antiguo Difocur, Valdespino fundó el primer taller de artesanías en la institución; pero a contracorriente, ya que esa disciplina no era tan bien recibida, aseguró.
“En una escuela de arte no se estila, porque las escuelas de arte tiran más a la pintura, escultura, modelismo; pero las artesanías son malvenidas, porque ellos creen que están en la cúspide de la pirámide cuando no es así”, explicó el artesano.
Pese a las dificultades y los obstáculos en el camino, duró 35 años formando a nuevos artesanos.
“Era un taller con enfoques de perpetuar las tradiciones sinaloenses, nuestra cultura, nuestra idiosincrasia”.
En 2012, Valdespino se jubiló como docente y continuó su labor como artesano; lo malo, fue que el taller que fundó desapareció al poco tiempo por falta de apoyo de la institución, según sus palabras.
Actualmente, imparte cursos de arte en bule en los distintos municipios de Sinaloa, como Los Mochis y Mazatlán.
